Meditar modifica nuestro cerebro
Cuanto más sometidos estamos a las presiones laborales y vitales, más se nos urge a solventar nuestro estrés mediante una perspectiva «mindfulness». Al final, la meditación consciente es una brillante excusa para poder conectar con nuestras necesidades psicológicas y nuestro cerebro, así como ofrecernos tiempo, un bien preciado del que cada vez disponemos menos.
Una investigación de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca (Italia) demuestra que el bienestar subjetivo que se experimenta con la meditación se vincula con cambios específicos en el cerebro, hasta tal punto de que se pueden crear nuevas conexiones neuronales. La investigación se publicó en la revista Brain and Cognition y se centró en los efectos de practicar la conciencia plena o el «mindfulness», es decir, el entrenamiento prologado de la mente para conseguir objetivos específicos como desechar determinados pensamientos o emociones o mejorar la concentración.
Metodología y principales resultados
Decidieron separar en dos a un grupo de 34 voluntarios jóvenes y sanos. El primer grupo cambió su rutina y practicó Meditación Trascendental durante 40 minutos al día (20 minutos por la mañana y otros 20 por la noche), por su parte, el segundo grupo mantuvo su vida diaria intacta.
De esta manera, los resultados demostraron claramente que los niveles de estrés y ansiedad percibidos por los sujetos que siguieron la meditación se redujeron significativamente. «Imágenes de resonancia magnética probaron que estos resultados se deben a cambios específicos en las conexiones entre distintas áreas cerebrales como el precúneo, el parietal izquierdo y la ínsula, que tienen un papel importante en el control de las emociones» según Giulia Avvenuti, doctorado del IMT y autor principal del estudio.
Una de las principales conclusiones del estudio es que abre las puertas a nuevas perspectivas para comprender las relaciones entre la mente y el cuerpo. Según Pietro Pietrini, director del IMT «También amplía los resultados de investigaciones recientes que sugieren que las terapias con drogas y la psicoterapia se basan en el mismo mecanismo biológico».
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