12 claves para una vida plena
El psicólogo clínico Jordan B. Peterson ha dado forma a su propio decálogo para ser felices, una docena de propuestas para dirigir nuestras vidas.
Profesor de psicología en las universidades de Harvard y Toronto, doctor en psicología clínica por la Universidad McGill y conferenciante de masas. Esas son algunas de las credenciales del canadiense Jordan B. Peterson, una figura influyente en su país, de cultura enciclopédica, que tampoco ha eludido el debate político y social que algunas leyes han suscitado en su país. Echando mano de la ciencia, la filosofía, la historia y la religión, y con el empaste de su propia experiencia clínica, en 2018 publicó un libro que en poco tiempo se colocó en el centro de acalorados debates, una obra en la que formulaba una docena de reglas prácticas para salir airosos de la gran aventura que supone vivir en estos tiempos tan convulsos. Junto con la controversia que generó 12 Reglas para Vivir. Un antídoto contra el caos, una de las claves de su extraordinaria aceptación por parte del público norteamericano radicó precisamente en la estructura de lista o decálogo con el que fue concebido su trabajo. Esa fórmula aporta orden, delimita y define los objetivos, y traza un itinerario o mapa del tesoro que permite al lector estar más conectados mental y emocionalmente con las metas perseguidas. Son legión los autores que han explorado esta fórmula de neuromarketing, aunque la inmensa mayoría no ha causado, ni de lejos, la conmoción lograda por Peterson. Sus seguidores destacan la sencillez con las que son formuladas, -algo que obviamente critican sus detractores- así como su enfoque en la responsabilidad personal y la autorreflexión como un camino hacia una vida más significativa y estructurada, un gps con coordenadas para buscar un sentido de propósito y bienestar.
UN DECÁLOGO PARA VIVIR
Sin duda, el lector familiarizado con el crecimiento interior encontrará confluencias entre las reglas de Peterson y ciertos aspectos de la psicología positiva, el estoicismo y otras corrientes filosóficas. "La vida es difícil, -escribe el autor- pero es en las dificultades y desafíos que enfrentamos donde encontramos el significado y el crecimiento. No podemos evitar el sufrimiento, pero podemos aprender a enfrentarlo y superarlo" Veamos su propuesta.
Enderézate y mantén los hombros hacia atrás. Esta regla se fundamenta en la idea de que adoptar una postura erguida y confiada puede mejorar nuestra autoestima y bienestar emocional, reduciendo el estrés, asunto al que la afamada psicóloga social Amy Cuddy ha dedicado diversos estudios. Al respeto apunta el autor de este decálogo que “la postura que adoptamos influye en cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás, y puede tener un impacto significativo en nuestra autoestima y capacidad para enfrentar adversidades” En la práctica, al dar una presentación en público, adoptar una postura erguida y confiada puede transmitir la idea de autoridad y conocimiento, lo que facilita captar la atención de la audiencia. Esa postura erguida en una entrevista de trabajo puede aumentar nuestras posibilidades de éxito.
Trátate a ti mismo como si fueras alguien que depende de ti. Esta pauta se centra en la importancia de cuidarnos a nosotros mismos como lo haríamos con un ser querido, un precepto que recuerda entre otras cosas al “imperative categórico” del filósofo Immanuel Kant, que sugiere que debemos tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. Un ejemplo práctico sería recordarnos comer bien y hacer ejercicio, tal como lo aconsejaríamos a un amigo, o aplicarnos el consejo que le daríamos a un amigo ante una situación difícil que estemos viviendo.
Traba amistad con aquellas personas que quieran lo mejor de ti. La regla pone el foco en la importancia de rodearnos de personas que nos apoyen y nos alienten a ser mejores, algo que el célebre psicólogo Abraham Maslow consideraba fundamental para nuestro crecimiento y autorrealización y que ha sido refrendado por la psicología positiva. “Estas personas -apostilla Peterson- te apoyarán en tiempos difíciles, te alentarán a alcanzar tus metas y te desafiarán a ser la mejor versión de ti mismo". En la práctica, si queremos mejorar nuestra salud física, podríamos buscar amigos que compartan nuestro interés en el ejercicio y la alimentación saludable, lo que nos proporcionará apoyo y motivación.
No te compares con otro, compárate con quién eras tú ayer. En este caso se trata de centrarnos en nuestra mejora personal en lugar de compararnos constantemente con los demás. Las redes sociales nos recuerdan a diario lo devastador que resulta para autoestima y motivación el consumir sin filtro el postureo de otros. Enfocarnos en superar nuestros propios logros, por ejemplo en el desarrollo de un proyecto profesional, en lugar de intentar igualar a alguien que consideramos exitoso, es una manera de llevarlo a la práctica.
No permitas que tus hijos hagan cosas que detestes. Dirigida a padres o figuras que ejerzan ese rol, resalta la importancia de establecer límites y enseñar a los niños a ser responsables de sus acciones. Enseñar a los hijos a compartir y a ser respetuosos con los demás, o en el caso de incumplimiento de las tareas escolares, establecer expectativas y consecuencias claras, ayudándoles a desarrollar hábitos de estudio sólidos y responsabilidad, son dos ejemplos.
Antes de criticar a alguien, asegúrate de tener tu vida en perfecto orden.
Antes de juzgar a los demás o intentar solucionar problemas mayores, el enfoque debe estar en mejorar nuestras propias vidas, algo que conecta con la máxima estoica de centrarse en aquello que está bajo nuestro control, y también con el precepto evangélico de la paja en el ojo ajeno que nos impide ver la viga de nuestro ojo. Si nos sentimos insatisfechos con nuestra situación laboral, podríamos concentrarnos en mejorar nuestras habilidades y buscar oportunidades de crecimiento en lugar de culpar a nuestra empresa. Otro ejemplo gráfico sería reciclar y ahorrar energía en el hogar si queremos reducir la degradación planetaria.
Dedica tus esfuerzos a hacer cosas con significado, no aquello que más te convenga. Contar con un propósito y significado en nuestras vidas, en lugar de perseguir objetivos superficiales o materialistas, está relacionado en muchos estudios con una vida más plena y feliz. Al respecto nuestro autor escribe que “Persiguiendo lo que es significativo en lugar de lo que es conveniente, tomamos decisiones basadas en nuestros valores y propósitos fundamentales. Esto puede requerir sacrificios a corto plazo, pero a largo plazo, nos conduce a una vida más plena y satisfactoria".
Elegir un trabajo que nos apasione y tenga un impacto positivo en la sociedad, en lugar de uno que solo ofrezca un buen salario, o dedicar tiempo a actividades de voluntariado y ayuda en nuestra comunidad, son ejemplos de esta regla.
Di la verdad, o al menos no mientas. Poca explicación requiere una regla que enfatiza la importancia de la honestidad en nuestras relaciones y en nuestra vida en general. Ser honesto con nuestros seres queridos, incluso cuando la verdad sea incómoda o difícil de enfrentar es un ejemplo. También lo son expresar honestamente nuestras preocupaciones y sentimientos a nuestras parejas en lugar de ocultarlos para evitar confrontaciones o, si nos equivocamos en nuestro trabajo, reconocer el error y trabajar en soluciones en lugar de intentar ocultarlo o culpar a otros.
Da por hecho que la persona a la que escuchas podría saber algo que tú no sabes. La humildad y la apertura al aprendizaje de los demás es la base de esta regla, que nos recuerda que siempre podemos aprender algo de alguien. A nivel práctico, si estamos en una reunión de trabajo y un compañero sugiere una idea con la que no estamos de acuerdo, podríamos optar por escuchar con atención y considerar la posibilidad de que su enfoque tenga utilidad o enriquezca el debate.
A la hora de hablar, exprésate con precisión. Una comunicación clara y precisa evita malentendidos y fomenta el entendimiento mutuo. Con frecuencia nos andamos con rodeos, con eufemismos y sobreentendidos, incluso dando por hecho, desde la ambigüedad de nuestro lenguaje, que los demás nos entienden.
Como el propio Peterson escribe, “ser preciso en nuestro discurso nos permite comunicar nuestras ideas y sentimientos de manera efectiva y clara. Esto es esencial para la comprensión mutua y la resolución de conflictos en nuestras relaciones interpersonales y en nuestra vida en general"
No molestes a los niños cuando montan en monopatín. Otra regla para padres y educadores, que hace hincapié en permitir que los niños experimenten y asuman riesgos controlados para desarrollar su resiliencia y habilidades. Un ejemplo práctico sería permitir que nuestros hijos participen en deportes y actividades que desafíen sus habilidades y límites, permitiéndoles que jueguen al aire libre y aprendan de sus experiencias, lo que les ayudará a desarrollar habilidades de resolución de problemas y autonomía.
Cuando encuentres un gato en la calle, acarícialo. Apreciar y disfrutar los pequeños placeres y momentos de conexión en nuestras vidas constituye la duodécima regla, que recuerda los estados de flujo que aportan felicidad descritos por Mihaly Csikszentmihalyi. Si nos encontramos con un conocido en la calle, podríamos tomarnos un momento para saludarlo y conversar. También podemos disfrutar de una puesta de sol o de un paseo por el parque, e incluso en una situación indeseada como una cola de tráfico o habernos perdido en un desplazamiento, buscar algo constructivo.
Comentarios
Nos interesa tu opinión