Para todas las técnicas siempre hemos de procurar que concurran las siguientes condiciones:
- Lugar tranquilo y confortable, en el que sepamos que no vamos a ser interrumpidos de forma inesperada. Desconectar alarmas, sensores de sonido, teléfonos, etc.
- Ropa cómoda y lugar de descanso –cama, sofá, etc.– igualmente cómodo.
Opcionalmente podemos emplear lo siguiente:
- Música relajante, ya sea clásica o new age.
- Incienso o esencias aromáticas indicadas para relajarnos.
Durante el día o días que dediquemos a preparar los primeros intentos de proyección astral, habiendo practicado con antelación los ejercicios de relajación y visualización, intentaremos estimular nuestra «atención plena», es decir, nuestra toma de conciencia del «aquí y ahora». Esto no es nada nuevo, es algo que se practica en algunas corrientes filosóficas y hoy por hoy es recomendado por muchos psicólogos. Sencillamente consiste –que conste que no es sencillo en este universo de estímulos y preocupaciones en el que vivimos– en ser conscientes durante el día de lo que hacemos y de cómo lo hacemos. Al despertar, vivir con conciencia ese momento, sintiendo el calor y confortabilidad de la cama, el tacto de las sábanas, la respiración, etc.
Al levantarnos, vivir las sensaciones de presión y contracción de nuestros músculos, los primeros pasos…, el calor o el frío del agua en nuestro rostro, los sabores y aromas del desayuno. Pararnos un instante a tomar conciencia de cómo respiramos, de las sensaciones del aire o el sol sobre nuestra piel… Cuando nos hablen, escuchar, centrados en lo que nos dicen, sin elaborar respuestas o una continuación a la conversación. Esa atención plena es recomendable para el día a día y, por supuesto, para prepararnos para vivir nuestra experiencia con todo lujo de detalles.
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