La Península Ibérica está plagada de monumentos megalíticos que sabemos que están orientados al cielo. Las Taulas de Menorca, por ejemplo, siguen un patrón muy determinado en relación a las estrellas de la cruz del sur. Hay catalogadas cerca de cuarenta que desafían nuestros preceptos sobre el hombre neolítico
¿Fueron erigidas las Taulas menorquinas con un propósito astronómico o para significar la existencia de una raza de gente colosal? ¿De qué querían defenderlas los hombres del neolítico al construir murallas a su alrededor?
Las Taules de Menorca son una construcción neolítica singular, única en su género, para la que los arqueólogos no han encontrado aún una respuesta convincente.
Se ha dicho que eran una especie de ara de sacrificios, un pudridor donde descarnar un cadáver e, incluso, la columna central de un tejado de madera pero, en honor a la verdad, ninguna de estas hipótesis ha podido ser corroborada.
A finales de los años 30 del siglo pasado, la doctora Margaret Murray descartó estas ideas, con un equipo de la Universidad de Cambridge, al no poder hallar restos de vigas de madera ni materia orgánica. Fue entonces cuando se inclinó en definir los talayots como un recinto de adoración a la Taula en sí.
Otro arqueólogo, Waldemar Fenn, que vivió durante más de veinte años en Menorca, señala que las Taulas estarían relacionadas con la creencia de que la isla surgió del mar y añade que contienen datos astronómicos básicos que se ampliaron, posteriormente, con la construcción de los recintos y los menhires que las rodean.
Así, observa como las diagonales de la piedra superior poseen ángulos iguales o muy cercanos a los 23,5º que forman el ecuador y la elíptica o que los lados biselados de la piedra capitel rondan los 11,5º de la Luna al acercarse al cénit por el lado sur o a los 10º de las estrellas circumpolares.
Resulta fascinante pensar cómo llegaron a conocer todos estos datos hace 4.400 años desarrollando, además, sorprendentes técnicas para tallar la piedra calcárea con instrumentos de bronce con una precisión envidiable que les permitía hacer encajes parecidos a los muros incas. ¿Quién les enseñó?
Además, las Taulas menorquinas son una verdadera obra maestra de potencia y equilibrio. No resulta nada fácil, sin la ayuda de grúas o poleas, levantar una pesada losa y colocarla sobre otra de características semejantes. Lo más probable es que hicieran un agujero con las medidas de la base y levantaran un muro de contención con piedras que después rellenarían de tierra para hacer una rampa por la que arrastrarían la roca capitel hasta la posición deseada. ¿Para qué tanto esfuerzo? Nadie puede explicarlo, lo que hace que, siendo una obra humana, les taulas irradien una fuerza sobrehumana.
Los trabajos de eruditos humanistas pre-científicos, como los del historiador Juan Bautista Binimelis, autor de la obra "Nueva historia de la isla de Mallorca", publicada en 1593, concluía que "los fabricantes de tales edificios, forzosamente tenían que ser gigantes o demonios".
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