5. Rusia y China contra el dólar
El jefe del Comando Sur del Ejército de EE UU, el general Kurt Tidd, declaró ante el Senado estadounidense que Rusia y China ejercen una «influencia maligna» en Latinoamérica para trasladar a ese continente «su visión de un orden internacional alternativo». En realidad, ambos países ejercen su influencia sobre todo mediante grandes inversiones, principalmente en Sudamérica y África. Su objetivo declarado es dominar las instituciones financieras internacionales, ahora manejadas por Occidente.
Durante la última reunión del BRICS, Vladímir Putin expresó «las preocupaciones del BRICS ante la injusta arquitectura económica y financiera mundial, que no tiene en cuenta el creciente peso de las economías emergentes». Putin subrayó la necesidad de «dejar atrás la dominación excesiva del limitado número de monedas de reserva», en clara alusión al dólar estadounidense, que constituye casi dos tercios de las reservas monetarias mundiales y es la moneda con la que se determinan los precios del petróleo, del oro y de todas las materias primas. Esta circunstancia provoca que EE UU mantenga una posición de dominio en la economía mundial, puesto que es ese país el único que puede imprimir moneda o dejar de hacerlo dependiendo de sus intereses.
Sin embargo, China ha conseguido recientemente que el yuan sea aceptado como moneda de reserva del Fondo Monetario Internacional, y está a punto de cerrar contratos para la compra de petróleo en yuanes convertibles en oro, lo que constituye toda una afrenta a EE UU y a la arquitectura del orden económico planetario predominante tras el fin de la II Guerra Mundial.
Por si esto no fuera suficiente para los intereses estadounidenses, resulta que los intercambios comerciales entre Rusia y China alcanzarán los 80.000 millones de dólares en 2017. Además, Rusia exportará gas a China a través de un gasoducto que entrará en funcionamiento en 2019.
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