Abu Ghraib es una ciudad iraquí próxima a Bagdad, cuya cárcel fue utilizada por el Ejército de EE UU durante la invasión de Irak. Dirigida por la Compañía 372 de la Policía Militar estadounidense, tenía una capacidad para 14.000 prisioneros. Apenas recibía la visita de altos mandos y nadie supervisaba las instalaciones. Poco a poco, las relaciones de poder se fueron tornando abusivas, y la falta de control hizo que las instalaciones acabaran convirtiéndose en un infierno para los presos.
En Abu Ghraib se practicaban sistemáticamente abusos, torturas y vejaciones con un nivel de sadismo extremo. Y durante las noches se aplicaba la ley del terror. Se ataba a los prisioneros, les untaban la cara con heces, recibían palizas y eran forzados a mantener relaciones sexuales y masturbarse mientras los soldados los filmaban y fotografiaban. Otras veces los tenían durante horas en determinada posición, vertían sustancias químicas sobre sus cuerpos, les orinaban encima o los sodomizaban con palos. Tampoco era raro que los soldados se fotografiaran con cadáveres en poses de celebración.
Pero en aquella época alguien diferente llegó también a Abu Ghraib. Era Joe Darby, un militar reservista que realizaba trabajo de oficina y, por tanto, era ajeno a lo que ocurría en la prisión. Por casualidad, uno de los guardias, Charles Graner, le pasó a Darby dos CD repletos de fotografías del interior de la cárcel. Por error, se colaron una serie de instantáneas que mostraban todos los abusos anteriormente relatados. Darby no lo dudó un momento, y puso el material a disposición del Departamento de Investigaciones Criminales.
Técnicamente, la denuncia era anónima y secreta, pero el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, mencionó a Darby en una de sus comparecencias en el Congreso. A partir de ese momento, el reservista empezó a recibir amenazas. La estrategia de Rumsfeld había funcionado… Finalmente, su comandante lo envió clandestinamente de vuelta a EE UU, porque no era seguro para él continuar en Irak.
El dossier oficial del caso no propone castigos a los perpetradores de los abusos en Abu Ghraib. Joseph Darby se vio obligado a vivir bajo custodia permanente por miedo a represalias y, finalmente, acabó abandonando el Ejército. En estos momentos se encuentra en paradero desconocido…
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