Cuando Quetzalcóatl abandonó Tula, se dirigió a Cholula, considerada ciudad sagrada. Aquí reformó las costumbres bárbaras de los pobladores y abolió los sacrificios humanos. Según la leyenda, el gigante Xelhua construyó una pirámide en honor a Quetzalcóatl. Se la conoce como el Tlachihualtepetl (así llaman los mexicanos a la ciudad sagrada) fue producto de siete pirámides superpuestas, cada una de las cuales cubría la totalidad de la anterior.
La pirámide de Cholula posee el basamento más grande del mundo con 400 metros por lado. Es también la pirámide más grande en volumen con 4.500.000 m³ (cuatro millones quinientos mil metros cúbicos) aunque no en altura pues sólo tiene 65 m de alto (similar a la del Sol en Teotihuacan con 64 m)
El número de peregrinos que llegaron a visitar esta pirámide durante su apogeo fue grandioso.
No hay duda que es un enclave especial. La misma voz Cholula (Cholollan) remite al "lugar de los que huyeron" o, "lugar a donde huyeron" en referencia -seguramente- al destierro de Quetzalcóatl.
Los arqueólogos han excavado en la pirámide cerca de ocho kilómetros de túneles que permiten la observación de las diferentes fases constructivas y que pertenecen a otras culturas distintas
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