1994. El fantasma de la habitación 204
Me reuní con el inspector Ricardo C. en su despacho de una comisaría del Cuerpo Nacional de Policía. El agente está interesado por lo paranormal desde que sirvió como escolta de la Casa Real, cuando vivió un fenómeno absolutamente increíble con un hechicero durante un viaje de Don Juan Carlos I y Doña Sofía a África.
El inspector me puso sobre la pista de un caso en el que intervinieron varios policías.
Estos acabaron redactando un informe que no solo recoge una serie de sucesos paranormales, sino que los avala. Según mi informante, en 1994 el empresario Ángel B. C. alquiló la habitación 204 del madrileño Hotel Praga. El testigo se despertó en plena noche al escuchar un ruido y, de pronto, se encontró con un desconocido.
Tenía entre 50 y 60 años, de complexión fuerte y entradas pronunciadas, y se comportaba como si fuese el auténtico inquilino de la habitación. Pese a sus requerimientos, el intruso se desnudó y se metió en la cama, «hundiendo el colchón por el peso al hacerlo». Y entonces desapareció.
Para sorpresa del inspector Ricardo C., al examinar los archivos descubrió que, justo dos años antes, en esa misma habitación se había producido un brutal asesinato. Cristóbal E. O., un frutero de 47 años que coincidía milimétricamente con la descripción del testigo, había sido asesinado en esa misma cama por su amante, un chapero llamado Vladimir D. G. En este caso, los informes policiales que el agente tuvo a bien facilitarme, confirmaban punto por punto la «visión» de Ángel B., que de ninguna manera podía conocer los detalles de la investigación policial.
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