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01/08/2006 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (10:52 CET)

Ooparts

01/08/2006 (00:00 CET) Actualizado: 06/11/2014 (10:52 CET)
No se trata del último éxito discográfico del verano, ni de un fenómeno actual salido de las mentes calenturientas de aquellos que buscan estrambóticas denominaciones para fenómenos paranormales que seguramente no existen, o simplemente jamás se han producido. Los ooparts –out of place artifacs u objetos fuera de tiempo– son más antiguos, en algunos casos, que el mismísimo hombre. La barrera de los siglos no existe para ellos, pues su aparición se produce donde menos lo imaginamos, dando un vuelco a los criterios establecidos por ciencia e historia en lo que a nuestro pasado se refiere. Y es que en las más de las veces, mucho antes de que el hombre de las cavernas despiojara a sus vástagos, existían tecnologías imposibles, artefactos rudimentarios –pero suficientemente evolucionados– ubicados en una época que no les pertenece. Y qué duda cabe que fueron manufacturados por gentes que sabían muy bien lo que estaban haciendo; buscaban un servicio, una finalidad, un objetivo al desarrollarlos. Un ejemplo… Hace años, el 13 de febrero de 1961, Michael Mikesell, Wallace Lane y Virginia Maxey, tres jóvenes que regentaban una tienda de regalos en Olancha, California, decidieron pasar el fin de semana buscando geodas en las cercanías del enorme lago Owens. Cierto es que se cotizaban muy bien, dada la belleza que las que se ocultaban por estos lares tenían en sus entrañas. Y así, con varios sacos repletos de éstas cayó la tarde, y regresaron al pueblo. A la mañana siguiente, al abrirlas, llegó la sopresa. Una de ellas no era normal; en su interior, recubierto por una especie de porcelana había una estructura hexagonal, y un cilindro cubierto por una especie de metal brillante. No estaba oxidado; la perfección de sus trazas era tal, que pocas dudas había de que se trataba de un objeto hecho a mano. Además, alrededor del cilindro se situaban varios anillos de un material similar al cobre, y en el otro extremo, una espiral de idéntico material. ¿Qué era aquello? ¿Cómo es posible que estuviera en un estrato de 50.000 años? ¿Acaso se trataba de un fraude? Los expertos en esto, que parecen saber mucho del asunto, aseguran que una gran compañía automovilística, con nombres y apellidos, estuvo analizando la "geoda" y los elementos que se hallaron en su interior, llegando a la conclusión de que se trataba de un prototipo antediluviano de algo similar a una bujía, que quién sabe si sirvió para desplazar a otro artefacto de mayor volumen. Evidentemente jamás lo sabremos, pero junto a éste existen otros: la esfera negra de Ucrania, las baterías de Bagdad, las calaveras ¿mayas? de cristal, las lentes milenarias de Aluham, las controvertidas estatuillas prehistóricas de Acámbaro… El planeta está plagado de testimonios imposibles que nos demuestran que la técnica no es patrimonio de nuestro prepotente presente inmediato. Ellos ya la poseían hace miles de años, como testimonio palpable de una humanidad que sabía demasiado, y de la que estos objetos sin tiempo son el único vestigio de su posible existencia…Lorenzo Fernández Bueno
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Año Cero 408

Nº 408, enero de 2025

El número de enero de 2025 parece hecho desde el infierno. Nuestras páginas acogen a vampiros, sacauntos, hombres del saco y otros monstruos que se hicieron reales