Cómo poner al Universo de tu parte con la Ley de Atracción
La efectividad de la Ley de la Atracción cuenta con una base teórica en el marco de ciencias como la física cuántica y la psicología. Siguiendo unos sencillos pasos, cualquiera podría atraer con sus pensamientos aquello que desea.
Es indudable que la manera en la que la Ley de la Atracción describe el Universo, como una fuente o despensa inagotable de recursos y oportunidades de la que podemos servirnos con «tan sólo» desearlo, constituye un asidero motivacional estimulante. Quizás se deba a esa impronta ancestral que en los tiempos de la globalización y la tecnoesfera en los que vivimos, el concepto resuene como nunca antes y despierte un asombroso interés, sobre todo a raíz de su popularización en el libro El Secreto (Urano).
Más que un éxito editorial, esta obra de la escritora australiana Rhonda Byrne, que pivota sobre la Ley de la Atracción, puede ser calificada como un auténtico fenómeno sociológico cuyo alcance real difícilmente podemos aún calibrar. No en vano, desde su publicación a finales de 2006, ha vendido la friolera de 30 millones de copias en 52 idiomas, además de encaramarse durante 190 semanas a la lista de éxitos del prestigioso diario The New York Times.
Una ley que sin haber sido enunciada como tal, ya había sido presentada de manera novelada en 1998 por Paulo Coelho en El Alquimista (Planeta), cuando en labios de uno de sus personajes deslizaba la contundente afirmación:
«Cuando realmente quieres que algo suceda, el universo entero conspira para que tu deseo se vuelva realidad».
Regresando a El Secreto, es interesante observar que esta exitosa obra y sus motivadoras propuestas entraron en escena precisamente en los albores de la actual crisis económica, como una vacuna colectiva frente al pesimismo y la desazón que terminarían expandiéndose como una pandemia anímica por todo el mundo. No perdamos de vista que fuimos arrastrados en masa a esta crisis y desposeídos de importantes conquistas sociales y amplias parcelas de bienestar, recibiendo como única justificación un mensaje culpabilizador por parte de quienes ostentan el poder y detentan buena parte de la responsabilidad de la crisis.
Sin embargo, innumerables personas están convencidas de la utilidad de esta ley, de que activando sus mecanismos de forma adecuada y persistente, lograremos materializar nuestros deseos incluso en los momentos más adversos.
De acuerdo con la Ley de la Atracción, nuestros pensamientos, ya sean conscientes o inconscientes, crean nuestra realidad actuando en el tejido del universo para dirigir los acontecimientos y lograr que aquello en lo que pensamos con recurrencia se convierta en realidad tarde o temprano.
Cómo favorecerla en nuestro día a día
En el trabajo con la Ley de la Atracción parece esencial tener bien claro lo que deseamos y visualizarlo con la máxima nitidez, sintiendo desde la gratitud que ya es una realidad en nuestras vidas. De tal forma que si anhelamos un trabajo específico en una empresa concreta, con un reconocimiento y remuneración claras, hemos de visualizarlo con concreción, sentir la satisfacción de estar disfrutando de ello, agradecerlo y, en la medida de lo posible, exteriorizarlo en nuestro comportamiento.
Cuando iniciamos el proceso y sintonizamos con un mínimo de conciencia con esa Fuente Creadora, comenzamos a percibir señales bajo la forma de sincronicidades que refuerzan nuestra confianza en el propio proceso, dotando de mayor poder a nuestros pensamientos.
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