Parapsicología
22/07/2013 (09:33 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)

TELEPATÍA Y PRECOGNICIÓN EN EL LABORATORIO

Rupert SheldrakeEl enfoque científico actual asume como irrefutables una serie de creencias que, desde una perspectiva global, no son sino supuestos que se han consolidado como dogmas. Esta rotunda afirmación no proviene de una mente especulativa, sino del brillante intelecto de Rupert Sheldrake, bioquímico y parapsicólogo de fama mundial que acaba de publicar «El espejismo de la ciencia» (Kairós), una obra donde expone, con una visión científica pero sin ataduras, su amplia experiencia en el ámbito de los fenómenos paranormales… o «normales», como él prefiere llamarlos.

22/07/2013 (09:33 CET) Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
TELEPATÍA Y PRECOGNICIÓN EN EL LABORATORIO
TELEPATÍA Y PRECOGNICIÓN EN EL LABORATORIO
A lo largo de mi educación científica en la escuela y la universidad, me convertí al punto de vista materialista y asimilé la actitud estándar hacia la telepatía y otros fenómenos psíquicos. No estudié la evidencia porque asumí que no había nada que mereciera la pena leer. Pero siendo estudiante de posgrado en el departamento de Bioquímica de la Universidad de Cambridge, alguien mencionó la telepatía en una conversación en el salón de té del laboratorio. Lo desdeñé sin más. Pero muy cerca estaba sentado uno de los decanos de la bioquímica británica, sir Rudolph Peters, que después de la jubilación continuaba sus investigaciones en nuestro laboratorio en Cambridge. Era amable y de ojos brillantes, y tenía más curiosidad que buena parte de la gente con la mitad de su edad. Preguntó si alguno de nosotros había examinado las evidencias. No lo habíamos hecho. Nos dijo que él mismo había realizado alguna investigación al respecto y había llegado a la conclusión de que realmente ocurría algo «no explicado»…

EXPERIMENTOS RIGUROSOS
Un amigo suyo, E.G. Recordon, oftalmólogo, tenía un paciente joven severamente incapacitado, con retraso mental y casi ciego. Sin embargo, en las pruebas rutinarias de visión parecía capaz de leer las letras muy bien, aparentemente en virtud de «notables conjeturas». Recordon dijo: «Poco a poco me di cuenta de que estas ';conjeturas' eran especialmente interesantes; y llegué a la conclusión de que debía de trabajar a través de su madre». Resultó que el chico solo podía leer las letras cuando su madre las miraba, lo que insinuaba la posibilidad de telepatía.

Peters y Recordon hicieron algunos experimentos preliminares en la casa de la familia. Una pantalla separó a la madre del hijo, evitando que éste pudiera captar algunas pistas visuales. Cuando se mostró a la madre una serie de números o palabras, el chico acertó la mayoría. Peters y sus colegas no pudieron observar ninguna señal de pistas a partir de sonidos o movimientos sutiles. Luego realizaron dos experimentos por teléfono, que fueron grabados. Llevaron a la madre a un laboratorio a 10 km de distancia, mientras el chico se quedaba en casa, en Cambridge. El experimento dispuso un juego de cartas en las que se habían escrito, aleatoriamente, números o letras seleccionados. Las cartas se habían barajado para adquirir un orden azaroso. Uno de los investigadores giraba una carta y la mostraba a la madre. El chico, al otro lado de la línea telefónica, conjeturaba lo que era, y la madre respondía «sí» o «no». A la madre le mostraban la siguiente carta, y así sucesivamente. Cada prueba duraba solo unos pocos segundos.

En las pruebas con letras, solo había la posibilidad de adivinar 1 de 26 (3,8%) al azar. El chico adivinó el 38%. Cuando se equivocaba, se le daba una segunda oportunidad y acertaba el 27% de las veces. En experimentos con números aleatorios también acertaba en una proporción mayor a la que podría esperarse mediante conjeturas al azar. La posibilidad de obtener estos resultados por la mera suerte era de miles de millones contra una… (Continúa en AÑO/CERO 276).
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