Técnicas para el viaje astral
De entre todas las experiencias extracorporales, el viaje astral es, tal vez, la más sugerente y misteriosa. No obstante, dicho proceso posee cierta accesibilidad. O eso se deduce de las técnicas puestas a disposición de los aspirantes a «viajeros».
«Cómo realizar un viaje astral» (Libros Cúpula), obra del investigador canario José Gregorio González, responde exactamente a su título, pues huye de la literatura especulativa y se ciñe a los aspectos prácticos de esta fascinante posibilidad
Hasta donde sabemos, si usted goza de una salud relativamente buena, no tiene motivos para la preocupación. Si es demasiado impresionable o pasa por una etapa de nerviosismo o inestabilidad, es recomendable que deje la puesta en práctica de los ejercicios para una etapa más estable. Los que han vivido la experiencia del viaje astral no describen otro riesgo que el de la inquietud-impresión-miedo, siempre pasajero, que se puede sentir la primera vez que uno se observa a sí mismo. Esto es muy frecuente cuando la experiencia es espontánea, y la lógica nos dice que debería ser algo bastante menos importante en quienes buscan la proyección astral deliberadamente.
Sin embargo, por mucho que lo sepamos y nos lo cuenten, vernos a nosotros mismos desde fuera de nuestro cuerpo es algo ante lo que sólo se reacciona realmente cuando ocurre. Así pues, téngalo en cuenta si usted es muy impresionable. En cuanto a los que sean especialmente nerviosos o no pasen por su mejor momento psíquico, emocional, etc., el mayor riesgo se les puede presentar a través del fracaso en los experimentos y la decepción consiguiente, que puede conducir a perder interés en esta habilidad potencial. Es evidente que si no contamos con un mínimo razonable de serenidad y tranquilidad en nuestras vidas, no podremos centrarnos en nuestro objetivo, estaremos distraídos, incapaces de relajarnos o visualizar con meridiana claridad y calidad.
Un lugar tranquilo
Para todas las técnicas siempre hemos de procurar que concurran las siguientes condiciones:
- Lugar tranquilo y confortable, en el que sepamos que no vamos a ser interrumpidos de forma inesperada.
- Desconectar alarmas, sensores de sonido, teléfonos, etc.
- Ropa cómoda y lugar de descanso (cama, sofá, etc.) igualmente cómodo.
- Opcionalmente podemos emplear lo siguiente:
- Música relajante, ya sea clásica o new age.
- Incienso o esencias aromáticas indicadas para relajarnos.
Durante el día o días que dediquemos a preparar los primeros intentos de proyección astral, habiendo practicado con antelación los ejercicios de relajación y visualización, intentaremos estimular nuestra «atención plena», es decir, nuestra toma de conciencia del «aquí y ahora». Esto no es nada nuevo, es algo que se practica en algunas corrientes filosóficas y hoy por hoy es recomendado por muchos psicólogos. Sencillamente consiste -que conste que no es sencillo en este universo de estímulos y preocupaciones en el que vivimos- en ser conscientes durante el día de lo que hacemos y de cómo lo hacemos. Al despertar, vivir con conciencia ese momento, sintiendo el calor y confortabilidad de la cama, el tacto de las sábanas, la respiración, etc. Al levantarnos, vivir las sensaciones de presión y contracción de nuestros músculos, los primeros pasos, el calor o el frío del agua en nuestro rostro, los sabores y aromas del desayuno. Pararnos un instante a tomar conciencia de cómo respiramos, de las sensaciones del aire o el sol sobre nuestra piel Cuando nos hablen, escuchar, centrados en lo que nos dicen, sin elaborar respuestas o una continuación a la conversación. Esa atención plena es recomendable para el día a día y, por supuesto, para prepararnos para vivir nuestra experiencia con todo lujo de detalles.
Pero no perdamos más tiempo. Vamos con las técnicas... (Continúa en AÑO/CERO 286).
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