Parapsicología
26/09/2008 (08:55 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
La telepatía, una habilidad natural
¿Alguna vez le han mandado un mensaje y, antes de mirar su remitente, sabía con certeza de quién era? ¿Ha pensado a menudo en una persona y, poco después, le ha llamado por teléfono o le ha mandado un correo electrónico? Para Rupert Sheldrake, investigador y biólogo del Trinity College de Cambridge, la explicación para estas situaciones bastante comunes es sencilla
Desde la década de los 80 Sheldrake ha venido realizando experimentos para demostrar que nuestra mente tiene un poder muy superior a lo que imaginamos y que fenómenos como la telepatía o la premonición poseen una explicación biológica que forma parte inherente del comportamiento animal, que desempeña un papel importante en la supervivencia, que ha ido evolucionando durante millones de años. Para el bioquímico "hemos heredado estas habilidades de nuestros ancestros e investigándolas entenderemos más la naturaleza animal, la humana y, especialmente, la naturaleza de nuestras mentes".
En septiembre de 2006, en un comunicado publicado en el transcurso del Festival de las Ciencias de la British Association for the Advancement of Science BA, "Asociación británica para el Avance de la Ciencia" al que Sheldrake fue invitado, declaró que alrededor de un 80% de la población ha experimentado alguna vez un episodio de este tipo de "telepatía telefónica", bien "adivinando" quién llamaba antes de descolgar, o bien pensando en alguna persona concreta sin razón aparente que después les había llamado.
En opinión de Sheldrake, estos resultados son muy significativos ya que "las posibilidades de que esto sea una coincidencia son de una entre mil billones. Mucha gente tuvo esta clase de experiencias durante años, pero ésta es la primera vez que fueron puestas a prueba. Los resultados sugieren que la gente, en ocasiones, puede tener una experiencia telepática. La ciencia debe comenzar a admitir lo evidente. Hay un creciente cuerpo de evidencia que indica que la telepatía y la sensación de ser observado son reales".
Investigar la "telepatía telefónica" fue un proceso que requirió tres años y cientos de pruebas controladas. En una de ellas, los voluntarios que participaron en estas pruebas suministraron los nombres y números de teléfono de cuatro amigos o familiares a los que estaba especialmente unido. Durante el ensayo, los investigadores del equipo de Sheldrake elegían al azar a una de esas personas y luego le pedían que llamara al voluntario. Mientras el teléfono sonaba, éste tenía que "adivinar" quién lo estaba llamando.
De acuerdo a las probabilidades estadísticas, los participantes hubieron de acertar una de cada cuatro llamadas en promedio es decir, un 25%, sin embargo los aciertos fueron del 45%. Y en el caso de los experimentos realizados con los correos electrónicos también se obtuvieron similares porcentajes de aciertos cuando se les preguntó a los participantes sobre quiénes creían que eran las personas que les habían escrito.
Evidentemente, hablar de un 45% de aciertos un 20% más de lo que cabría esperar supone mucho más que una simple coincidencia. Para los investigadores los resultados son tremendamente significativos al arrojar luz sobre un detalle sumamente importante: esa conexión invisible entre seres humanos no depende de la distancia física que exista entre ellos, sino del vínculo afectivo, emocional o social que los une.
Mecanismos de transmisión
En su teoría, Sheldrake explica que la intención es fundamental para la transmisión mental. Cuando una persona decide llamar por teléfono o regresar a su casa, proyecta la intención hacia su objetivo es decir, hacia la persona con la que va a hablar o hacia los familiares que conviven con él en su hogar, y esto es lo que algunas personas y animales son capaces de captar.
Además, el argumento viene avalado por unos estudios realizados con imágenes cerebrales que han demostrado que la intención de realizar una acción pone en funcionamiento las redes neuronales antes de que ésta se lleve a cabo.
En opinión del investigador, "la razón por la que la telepatía causa miedo y rechazo entre muchos científicos es, en parte, porque no encaja con la teoría materialista. En la historia de la ciencia, las revoluciones ocurren cuando hay un cambio en los paradigmas, de modo que un modelo amplio de la realidad sustituye a otro más limitado". Tal como dijo Francis Crick, premio Nobel en Medicina en 1962 por el descubrimiento de la estructura del ADN, "nuestro conocimiento de las distintas partes del cerebro sigue en un estado muy primitivo". Es hora de que algunos científicos de alma censora aprendan que, para avanzar en la ciencia, hay que dudar más y negar menos.
En septiembre de 2006, en un comunicado publicado en el transcurso del Festival de las Ciencias de la British Association for the Advancement of Science BA, "Asociación británica para el Avance de la Ciencia" al que Sheldrake fue invitado, declaró que alrededor de un 80% de la población ha experimentado alguna vez un episodio de este tipo de "telepatía telefónica", bien "adivinando" quién llamaba antes de descolgar, o bien pensando en alguna persona concreta sin razón aparente que después les había llamado.
En opinión de Sheldrake, estos resultados son muy significativos ya que "las posibilidades de que esto sea una coincidencia son de una entre mil billones. Mucha gente tuvo esta clase de experiencias durante años, pero ésta es la primera vez que fueron puestas a prueba. Los resultados sugieren que la gente, en ocasiones, puede tener una experiencia telepática. La ciencia debe comenzar a admitir lo evidente. Hay un creciente cuerpo de evidencia que indica que la telepatía y la sensación de ser observado son reales".
Investigar la "telepatía telefónica" fue un proceso que requirió tres años y cientos de pruebas controladas. En una de ellas, los voluntarios que participaron en estas pruebas suministraron los nombres y números de teléfono de cuatro amigos o familiares a los que estaba especialmente unido. Durante el ensayo, los investigadores del equipo de Sheldrake elegían al azar a una de esas personas y luego le pedían que llamara al voluntario. Mientras el teléfono sonaba, éste tenía que "adivinar" quién lo estaba llamando.
De acuerdo a las probabilidades estadísticas, los participantes hubieron de acertar una de cada cuatro llamadas en promedio es decir, un 25%, sin embargo los aciertos fueron del 45%. Y en el caso de los experimentos realizados con los correos electrónicos también se obtuvieron similares porcentajes de aciertos cuando se les preguntó a los participantes sobre quiénes creían que eran las personas que les habían escrito.
Evidentemente, hablar de un 45% de aciertos un 20% más de lo que cabría esperar supone mucho más que una simple coincidencia. Para los investigadores los resultados son tremendamente significativos al arrojar luz sobre un detalle sumamente importante: esa conexión invisible entre seres humanos no depende de la distancia física que exista entre ellos, sino del vínculo afectivo, emocional o social que los une.
Mecanismos de transmisión
En su teoría, Sheldrake explica que la intención es fundamental para la transmisión mental. Cuando una persona decide llamar por teléfono o regresar a su casa, proyecta la intención hacia su objetivo es decir, hacia la persona con la que va a hablar o hacia los familiares que conviven con él en su hogar, y esto es lo que algunas personas y animales son capaces de captar.
Además, el argumento viene avalado por unos estudios realizados con imágenes cerebrales que han demostrado que la intención de realizar una acción pone en funcionamiento las redes neuronales antes de que ésta se lleve a cabo.
En opinión del investigador, "la razón por la que la telepatía causa miedo y rechazo entre muchos científicos es, en parte, porque no encaja con la teoría materialista. En la historia de la ciencia, las revoluciones ocurren cuando hay un cambio en los paradigmas, de modo que un modelo amplio de la realidad sustituye a otro más limitado". Tal como dijo Francis Crick, premio Nobel en Medicina en 1962 por el descubrimiento de la estructura del ADN, "nuestro conocimiento de las distintas partes del cerebro sigue en un estado muy primitivo". Es hora de que algunos científicos de alma censora aprendan que, para avanzar en la ciencia, hay que dudar más y negar menos.
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