Internet: puerta al más allá
Desde sus orígenes, el ser humano anhela sobrevivir a la muerte y ha utilizado cualquier nuevo hallazgo tecnológico para lograrlo. Internet también se ha sumado a este empeño, convirtiéndose en el más novedoso y poderoso instrumento para trascender el fin de nuestra existencia física y entablar comunicación con el mundo de los espíritus. Bienvenidos al más allá 2.0, una nueva realidad en la que la Red actúa como hilo conductor entre dos mundos. Por Juan José Sánchez-Oro
Hace 400.000 años, uno de nuestros más remotos antepasados prehistóricos, el Homo heidelbergensis, realizó el siguiente acto. Se acercó hasta la Sima de los Huesos en la cueva de Atapuerca, donde estaba acumulando los cadáveres de sus congéneres, y arrojó sobre ellos un hacha bifaz de cuarcita roja cuidadosamente tallada. La herramienta en cuestión fue hallada muchos milenios después, el año 1998, para acabar siendo bautizada con el evocador nombre de Excalibur. No cabe duda de que semejante denominación estaba a la altura de tan singular descubrimiento, porque aquel utensilio de piedra fue interpretado por el equipo de arqueólogos como el más antiguo ejemplo conocido de ajuar mortuorio. En cierto modo, quien lanzó el objeto sobre aquella fosa funeraria, abrigaba la oculta pretensión de que el hacha acompañara simbólicamente a los difuntos durante su estancia en el más allá.
FANTASMAS EN EL ORDENADOR
Ahora bien, si profundizamos en esta reflexión, llegaremos a la conclusión de que se trata del primer rito conocido en el que se empleó tecnología para atravesar las fronteras de la muerte. Como quien tira una botella con un mensaje al mar, ese pedazo de cuarcita roja de Atapuerca aspiraba a penetrar en otros planos de la realidad. Pretendía servir de puente y conectar con la vida después de nuestra existencia. Una expectativa metafísica que los humanos no hemos olvidado, aunque ahora, en pleno siglo XXI, los medios para trascender nuestra realidad tridimensional son mucho más sofisticados, pasando del primitivo bifaz de la Edad de Piedra a Internet.
En la reciente historia de la ciencia moderna cada innovación tecnológica ha incrementado las esperanzas de dejar atrás el umbral de la muerte. Así, con la llegada de la fotografía, surgieron las instantáneas de espíritus y de orbes, que muchos interpretan como una manifestación gráfica de otro plano de existencia. A su vez, las primeras radios y magnetófonos conllevaron la aparición de las psicofonías, que la inmensa mayoría del público considera voces procedentes del más allá. También la entrada de la televisión en nuestros hogares supuso el nacimiento del fenómeno de las psicoimágenes, popularmente interpretadas como imágenes de ultratumba.
Los ordenadores se han sumado a este empeño, si bien es cierto que su masiva implantación en la sociedad no ha generado demasiados fenómenos anómalos, salvo algunos casos famosos muy contados. Esta ausencia de casuística relevante quizás se deba a que la informática es absolutamente precisa. Apenas deja margen para la elucubración sobrenatural. Algo parecido sucede con Internet, cuya difusión generalizada no ha suscitado inéditas maneras de comunicar con el más allá. Sin embargo, esta situación podría estar cambiando radicalmente porque una nueva percepción de la muerte, la supervivencia humana y la manera de afrontarla comienza a abrirse paso con fuerza en la Red de Redes… (Continúa en AÑO/CERO 313).
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