UMMO, la ufología del botijo
Una crítica ácida a la serie documental sobre UMMO que se estrenó en noviembre
He terminado de ver el documental 'UMMO: La España alienígena' que ha producido LaCima para la plataforma Movistar +, y me ha parecido decepcionante. Alguien tenía que decirlo.
Me ha decepcionado porque no aporta nada nuevo, nada que no supiéramos quienes hemos investigado este asunto. Después, porque la única novedad, que consistía en ver la realidad de UMMO bajo el prisma de la hija del 'creador confeso', Maite Peña, tampoco resuelve nada, ni aporta nada, salvo imágenes inéditas de su padre y que no tuvo una infancia 'normal'. Todo lo demás son vagas suposiciones porque en "casa no se hablaba de UMMO" y, por tanto, todo lo que cuenta son sus sensaciones relativas al estilo de las cartas y que los dibujos ummitas encajan con su padre, José Luis Jordán Peña. Nos ha jodido. Eso ya lo advertimos hace casi treinta años cuando incursionábamos en el fenómeno ovni con ínfulas racionalistas. Si hubiera mostrado el sello de ummo, un vocoder con el que hablaban por teléfono o alguna evidencia, hubiera sido extraordinario, pero no. No hay nada de eso.
El botijo presagiaba un enfoque sesgado del tema
El fenómeno ovni es universal y no evolucionó con la transición del franquismo a la democracia española
No, amigos. El fenómeno ovni es universal y por mucho que los sociólogos de la nouvelle vague francesa quisieron reducirlo a un fenómeno sociológico en los noventa, se escapa a lo razonable. Es mucho más complejo. No hay una explicación que resuelva su materialidad, su extrañeza y su impacto en las creencias de la población. No es un fenómeno español ni evoluciona del tardofranquismo a la democracia, es un fenómeno genuino.
Como tampoco todo lo de UMMO es culpa del "caldo de cultivo" creado desde los años 70 por el programa Más allá del añorado doctor Fernando Jiménez del Oso, que es lo que parecen sugerir a través de infinidad de cortes del programa incluidos en la miniserie de tres capítulos. Fernando se limitó –como haría cualquier periodista– a informar de lo que era noticia, y si tocaba UMMO, se hablaba de los supuestos extraterrestres del planeta que orbita la estrella Wolf 424. Uno refleja las cosas de las que habla la gente y el círculo del misterio tenía muy presentes las cartas.
Calentando motores :-o pic.twitter.com/x2GVDocOL4
— El Ojo Critico (@E_O_C_) October 31, 2022
El documental no analiza ninguno de los mensajes, ni menciona si fueron acordes con el nivel de Peña, si eran sacados de una enciclopedia o inspirados por ciencia infusa. Manuel Carballal (autor del tweet que precede estas líneas) hace décadas que resolvió que las fotos de San José de Valderas eran una maqueta; que Vicente Ortuño, amigo de Jordán Peña, estaba recortado en las imágenes de Aluche; también lo sabíamos; incluso conocíamos la procedencia de las fundas de termómetro de níquel con el símbolo de UMMO troquelado que se encontraron en el lugar del presunto aterrizaje de Aluche. Pero nadie en el documental dice nada de la identidad las voces telefónicas, ni de las escuchas a las que Farriols o Jiménez Maruhenda fueron sometidas por las cápsulas espía presuntamente ummitas y que coartaron su libertad. Yo mismo leí en casa del empresario Rafael Farriols, en voz alta, para que los IBOZOO UU respondieran a las cuestiones planteadas epistolarmente.
Y no entraron en esas cuestiones porque se asume desde el principio que todo era una broma, y en esa línea se sitúan Eduardo Bravo autor del libro UMMO: Lo increíble es la verdad que inspira la serie y el cineasta Nacho Vigalondo. ¿Una broma de décadas? ¿Una broma que nunca concluye con un "os he tomado el pelo"?
Antonio Ribera, con el que tuve una dilatada relación, llegó a confesarme una noche que había sido engañado, pero se resistía a creer que Jordán Peña era responsable de todo.
Y es que el tema de la confesión merece un punto y aparte. En 1993, Jordán Peña asumió la autoría del affaire UMMO. Lo hizo tras ser sometido a un chantaje (todo hay que decirlo) por parte de alguien próximo a mí en esa época. Y la coerción se produjo tras obtener imágenes desde un armario de una sesión sadomasoquista. ¿Qué hubieras dicho tu para mantener ocultas las imágenes que atentaban a tu reputación y buen nombre? Ahí lo dejo.
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