Ovnis y vida extraterrestre
10/03/2023 (09:30 CET) Actualizado: 10/03/2023 (09:31 CET)

Polémico trabajo sobre la física de los ovnis

Un astrónomo de Harvard y el jefe de la oficina de ovnis del Pentágono publican un trabajo que dice que los objetos interestelares podrían ser signos de vida extraterrestre

Josep Guijarro

Periodista y escritor

10/03/2023 (09:30 CET) Actualizado: 10/03/2023 (09:31 CET)
Dos científicos aseguran que hay sondas extraterrestres en nuestro Sistema Solar
Dos científicos aseguran que hay sondas extraterrestres en nuestro Sistema Solar

Es oficial. Hay basura tecnológica NO TERRESTRE en nuestra galaxia, similar a la nuestras propias sondas interestelares (Voyager 1 y 2, Pioneer 10 y 11 y New Horizons), o equipos funcionales como dispositivos autónomos equipados con Inteligencia Artificial (IA). Eso se deduce, al menos, del polémico trabajo -en pre publicación- que firman nada menos que el director de la AARO (Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios), el Dr. Sean Kirkpatrick, que actualmente lidera los esfuerzos del Pentágono para estudiar objetos no identificados, y el mediático astrónomo de Harvard e impulsor del Proyecto Galileo, Avi Loeb.

El trabajo también habla de «naves nodriza» extraterrestres que podrían estar navegando a través de nuestro Sistema Solar y enviando pequeñas sondas a la Tierra. Vayamos por partes.

Esta curiosa colaboración se produjo después de que Kirkpatrick se reuniera «extraoficialmente» en casa de Loeb para conversar sobre los UAP, aprovechando que estaba cerca de Harvard. Y, aunque el astrofísico de Harvard asegura que ni él, ni el Proyecto Galileo han tenido acceso a información clasificada, ni tampoco ha firmado ningún NDA (Non Disclosure Agreement o contrato de confidencialidad), acordaron escribir un artículo científico que estableciera los límites de los UAP en función de la física que conocemos. 

Y es que, según el informe que la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI)  remitió al Congreso de los Estados Unidos en 2022, los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) parecen exhibir capacidades de maniobra extraordinarias que, a la luz del trabajo de estos dos científicos, deberían producir luminosidad y otras características observables, incluidas las firmas de radiofrecuencia, según los cálculos presentados en un nuevo estudio que exige una mejor aplicación de la física conocida en los esfuerzos para evaluar los fenómenos.

El artículo da respuesta a por qué nos visitan y los parámetros de su física en la atmósfera terrestre

El artículo que puedes leer a continuación, íntegramente en inglés, trata de dar respuesta a algunas de las cuestiones relacionadas con la física de los ovnis, pero, también, justifica el motivo de sus visitas en términos de reabastecimiento. El artículo –manifiestan- tiene el objetivo de restringir un aspecto de la hipótesis de UAP con parámetros que rigen el movimiento y la interacción de un UAP con la atmósfera de la Tierra para eliminar incertidumbres de la observación.

Empieza haciendo referencia a la misión que el Congreso encomendó a la NASA en 2005 para que encontrara el 90% de los objetos cercanos a la Tierra (NEO) mayores a 140 metros de diámetro que supuso la creación de telescopios Pan-Starrs.

oumuamua
oumuamua

Uno de ellos, concretamente el de Hawaii, localizó el octubre de 2017 el famoso Oumuamua, que a diferencia de los asteroides y cometas que cruzan nuestro Sistema Solar, parecía tener una forma plana extrema y se alejaba del Sol sin mostrar la cola cometaria de gas y polvo, lo que a juicio de Loeb aumenta la posibilidad de que se tratara de un objeto de origen artificial.

En 2020, el centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra detectó un cuerpo de paredes delgadas en ¡acero inoxidable!

El informe también menciona el hallazgo, tres años después, del Rocket Booster 2020 SO, que exhibió un comportamiento similar. También tenía paredes delgadas y estaba hecho de «acero inoxidable». El RB 2020SO mostró un impulso por la presión de la radiación solar y tampoco exhibía cola cometaria. Resultó ser un objeto artificial. El director de CNEOS (acrónimo en inglés de  Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra), concluyó que podría ser el cohete propulsor de etapa superior Centaur de la desafortunada misión Surveyor 2 de la NASA a la  Luna, lanzado en 1966.  

Kirkpatrick y Loeb constatan como este cuerpo tenía una velocidad en relación con el Sol y un eje heliocéntrico, idéntico al de Oumuamua, confirmando sus sospechas de que éste último también fuera una sonda artificial.

Comienza la expedición para recuperar un objeto interestestelar
Comienza la expedición para recuperar un objeto interestestelar

En su informe analizan, también, un meteorito interestelar (IM2) de aproximadamente un metro de tamaño, que colisionó con la Tierra en febrero de 2022. La inclinación del plano orbital de IM2 alrededor del sol era muy diferente de Oumuamua, lo que, a juicio de estos dos científicos, evita relacionarlos.

El estudio sugiere que hay naves nodriza que liberan pequeñas sondas en nuestro Sistema Solar

Sin embargo, señalan que las coincidencias entre algunos parámetros orbitales de Oumuamua e IM2 «nos inspiran a considerar la posibilidad de que un objeto interestelar artificial pueda ser una artesanía matriz que libera muchas pequeñas sondas durante su paso cercano a la Tierra, una construcción operativa no es muy diferente de las misiones de la NASA.»

¿Perdona? ¿Una «nave nodriza» que libera pequeñas «sondas exploratorias» como si el viento solar liberara un diente de león? Suena a ciencia ficción. Y así lo señaló el negacionista Mick West a través de Twitter.

El tweet de West también abundaba en otra cuestión polémica que abordaré más adelante: las luces brillantes y las explosiones que, según West invalidarían las afirmaciones de súper alta velocidad en el caso de Nimitz porque no se acompañaron de «luces brillantes y explosiones».

Cuando soplamos los delicados pelos plumosos de un diente de León, esparcimos sus semillas, eso es lo que proponen Kirkpatrick y Loeb que sucede con el viento solar, separarse de la nave matriz por la fuerza gravitacional de las mareas del sol o por una capacidad de maniobra. «Una pequeña velocidad de eyección –aseguran- podría conducirlas muy lejos y a una gran desviación de la trayectoria de la nave nodriza cerca del sol.»

Las sondas extraterrestres llegarían a la Tierra con una pequeña velocidad de eyección 

El enigma de las sondas replicantes de Saturno
El enigma de las sondas replicantes de Saturno

Con un diseño adecuado, «estas pequeñas sondas llegarían a la Tierra u otros planetas del sistema solar para su exploración» sin que los astrónomos puedan notar su presencia porque no reflejan suficiente luz solar, como sucedió con Oumuamua.

Sólo serían detectables cuando más allá de su órbita geosincrónica, a una altitud de 36.000 Km. podrían ser ópticamente detectables creando bolas de fuego como resultado de su fricción con el aire.

Los científicos creen que «las sondas tecnológicas extraterrestres podrían usar la luz de las estrellas para cargar sus baterías y agua líquida como su combustible». Eso explicaría su presencia en los océanos. Y realizan una reflexión inquietante cuando aseguran que cualquier sonda de este tipo lanzada en un pasado muy lejano tiene algo que ver con la especie humana. ¿Somos extraterrestres?

Los astrónomos no pueden notar su presencia porque las sondas no reflejan suficiente luz solar

¿Hay alguna sonda extraterrestre que funcione cerca de la Tierra? No sabemos. Pero el proyecto Galileo tiene la intención de utilizar el método científico para explorar esta posibilidad.

Los autores creen que «es probable que cualquier dispositivo funcional incrustado en la atmósfera de la Tierra no lleve entidades biológicas en su interior». No sobrevivirían al viaje, a los rayos cósmicos, gamma y X que bombardean las naves en el espacio, por eso apuestan por sondas guiadas a través de Inteligencia Artificial con capacidad de autoreplicación.

En una entrevista a The Debrief  (ver más abajo), el astrónomo de Harvard asegura que «los físicos han estado luchando durante cinco décadas para encontrar evidencia de nueva física.  No podemos simplemente decir que lo olviden, todo lo que mi imaginación me permita es posible. Ese no es un enfoque válido» -concluye.

Loeb quiere dejar claro que para el enfoque de este trabajo Kirkpatrick no hizo referencia a información clasificada.

Sobre el autor
Josep Guijarro

Josep Guijarro es reportero de prensa, radio y televisión, además de autor de varios libros entre los que cabe destacar El secreto de los aliens (edición ampliada y actualizada en 2024 de Aliens Ancestrales) o Casualidad, que continúa la saga de su bestseller Coincidencias Imposibles. Es documentalista de la serie Extraterrestres (DMAX) y forma parte de los programas El Colegio Invisible y La Rosa de los Vientos, ambos en Onda Cero.

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