Los ovnis del siglo XIX, una clave de la Guerra de Cuba
La oleada ovni del siglo XIX pudo ser una operación psicológica de la Oficina de Inteligencia Naval
Los primeros vuelos en globo se atribuyen a los hermanos Montgolfier, por ser los primeros en hacer una demostración pública de su invento en Francia, el 4 de junio de 1783. Pero lo cierto es que ingenios similares ya surcaban el cielo setenta y cuatro años antes. El primero en verlos volar fue el rey Juan V de Portugal cuando el sacerdote Bartolomeu de Gusmão le mostró una ascensión aérea en globo en la Casa de Indias de Lisboa.
Tripulados por un gallo, una oveja y un pato, los globos Montgolfier eran globos redondos, rellenos de aire caliente que se movían a merced de los vientos. De hecho, la capacidad de maniobra no llegaría hasta el año 1900 con los famosos dirigibles que, además, eran aeropropulsados.
Por esa razón, cuando entre los meses de noviembre de 1896 y mayo de 1897, se informó del avistamiento de misteriosas aeronaves propulsadas por hélices y decoradas con luces eléctricas sobre California, Texas y los estados de los Grandes Lagos de los Estados Unidos, se empezó a hablar de marcianos.
Sí, los extraterrestres ya estaban en los medios, no tanto por la ciencia ficción, como sugieren los sociólogos, como por la propia ciencia. La primera fotografía de un objeto volador no identificado, por ejemplo, fue realizada en 1883 por el astrónomo mexicano José Bonilla desde el observatorio de Zacatecas.
El 12 de agosto de ese año, mientras estudiaba el Sol fue sorprendido por la repentina aparición de 143 objetos circulares que volaban lentamente a través del disco solar. La película muestra una serie de puros y objetos fusiformes que, según los cálculos de Bonilla debían de estar a unas 200.000 millas de la Tierra.
Entre 1895 y 1908 también dieron que hablar las observaciones de los canales de Marte descubiertos por el astrónomo italiano Schiaparelli y el estadounidense Percival Lowell, investigador de gran prestigio en el mundo de la ciencia que llegó a la conclusión de que los canales habían sido construidos para llevar el agua por seres inteligentes.
Y si los "marcianos" ya estaban aquí, la imaginería popular los pudo relacionar con los viajes en globo. En 1851, el genial Julio Verne publicó Un viaje en globo y las aventuras de Willy Fog en La vuelta al mundo en ochenta días vieron la luz en 1873; también Edgar Allen Poe incursionó antes, en 1844, con El engaño del globo.
Reportado ampliamente por los medios de comunicación de la época, los avistamientos de 1896-1897 fueron considerados como la primera oleada OVNI de la historia y acapararon la atención de ufólogos como John Keel, quien realizó un análisis detallado, en su libro Operación Caballo de Troya (1971); los escépticos por su parte creen que todo está hilado sobre premisas falsas. En ese sentido se manifiesta Mark Pilkington, editor en línea de la revista Magonia, para quien "estas naves probablemente nunca existieron"; y finalmente están los que creen que se trata de una de las primeras operaciones psicológicas de la Oficina de Inteligencia Naval.
Así lo piensa, por ejemplo, el estudiante de doctorado Reid (@seriations) especialista en espionaje científico y empresas de instrumentos de la Guerra Fría, quien en un hilo de Twitter manifestaba recientemente que las oleadas de "dirigibles misteriosos" de 1896-1897 fueron una de las primeras operaciones psicológicas de la Oficina de Inteligencia Naval, en parte con la intención de presionar a España para que vendiera Cuba a los EE UU.
I suspect that the 1896/7 "mystery airship" waves were an early Office of Naval Intelligence psyop, partially intended to pressure Spain into selling Cuba to the US. Prior to the Spanish-American war in 1898 the US made secret bids to buy the island, which Spain rejected. Short🧵 pic.twitter.com/Q3PHt2O0pK
— Reid (@seriations) September 19, 2022
Y, para demostrarlo, mostró un artículo del diario de San Francisco, fechado el 25 de noviembre de 1896, que exhibe varias patentes de objetos voladores con el título de: "Misión de la Aeronave: Probablemente será utilizada para destruir la Ciudad de La Habana. Su destino –agrega– en manos del General Hart".
Es rigurosamente cierto que, antes de que estallara la Guerra de Cuba, Estados Unidos realizó ofertas secretas para comprar la isla de Cuba que, a la sazón, era una colonia española. El presidente James Polk hizo una oferta de 100 millones de dólares por la compra de Cuba en 1848, pero fue rechazada por España.
Los artículos de la época que ha rescatado Reid contienen a menudo entrevistas y declaraciones de supuestos representantes legales de un inventor de aeronaves, como el ex fiscal general, William H. Hart, quien afirmó específicamente que las aeronaves se utilizarían para ayudar a los rebeldes cubanos contra el dominio español.
Hay cierto consenso en admitir que la guerra hispano-estadounidense de 1898 es el comienzo de la práctica de la prensa amarillista y la propaganda. Su máximo impulsor fue el columnista, editor y diplomático estadounidense John Louis O'Sullivan que en 1845 utilizó el término "destino manifiesto" para promover la anexión de Texas y el país de Oregón a los Estados Unidos. Zonas, curiosamente, en las que los airships, los extraños navíos en forma de dirigible, se dejaron ver con mayor frecuencia. ¿Casualidad? Lo dudo.
Cuando el residente Polk no consiguió comprar Cuba a los españoles, O'Sullivan continuó reuniendo dinero por su cuenta para pagar a filibusteros que actuaban en el mar de las Antillas para atacar a los barcos que comerciaban con las colonias españolas de América, lo que finalmente le produjo problemas legales.
El artículo rescatado por Reid alude al inventor como "presunto filibustero cubano" y, precisa, que es "primo del señor Lin, electricista de Antonio Maceo, y que se espera que lo lleve a Cuba para ayudar en la toma de La Habana".
El mencionado artículo incluye una ilustración de un dirigible destinado a la Guardia Costera y patentado supuestamente en 1892 o referencias a un "catamarán aéreo" patentado por Charles E. Bechtel, de Udall, Kansas.
La información precisa que, aunque Hart no ha visto personalmente la "aeronave que ha desconcertado y asombrado a mucha gente de California", ha podido observar los planos y diagramas del invento que se propulsa "con gas y electricidad" y es capaz de recorrer 120 millas en 6 horas. Una proeza para la época.
El fiscal general Hart, reza la nota, hizo el sensacional anuncio de que la aeronave sería utilizada al servicio de los insurgentes cubanos e insinuó que La Habana sería el primer punto de ataque.
Hay que decir que los cubanos luchaban por su independencia de España desde 1868 y Estados Unidos quien tenía una voracidad expansiva ilimitada desde sus balbuceos en el siglo XVIII les ayudaba en secreto. Después de la conquista del Oeste fijó su atención en la vecina Cuba, una perla justo al lado de casa, a unos 120 km de Florida. Financió el movimiento independentista cubano que fue aumentando su actividad contra las tropas españolas hasta que el Maine fondeó en el puerto de La Habana en abril de 1898. El hundimiento del acorazado fue una explosión que, pudo tener inicio en uno de los polvorines del buque. En cualquier caso, fue la excusa para iniciar la Guerra hispano-estadounidense, un conflicto que terminaría tres meses y medio más tarde, con la cesión de Puerto Rico, Guam y Filipinas a los Estados Unidos y la concesión de independencia a Cuba.
Según la nueva hipótesis, los navíos aéreos eran una contraofensiva psicológica al desarrollo del submarino de Isaac Peral que, de estar desarrollado, hubiera inclinado la balanza en favor de España. El caso es que, en un alarde de incompetencia, el ministro de Marina español, el almirante Florencio Montojo, llegó a publicar en La Gaceta los planos del submarino cuando era un secreto de estado, mucho antes de su botadura en Cádiz, el 8 de septiembre de 1888. Es más, vendió la tecnología de Isaac Peral a potencias extranjeras lo que impidió el desarrollo de este revolucionario ingenio en España.
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