Hablan los testigos más importantes del caso Roswell
Expediente Roswell. El informe definitivo (Oblicuas, 2016) da a conocer los documentos y los testimonios que apuntan al estrellamiento de una nave extraterrestre en Roswell en julio de 1947. Entre los numerosos testigos destacan aquellos que, por distintas circunstancias, pudieron contemplar los cuerpos de los alienígenas que tripulaban el platillo volante accidentado. Texto José Antonio Caravaca
En un artículo de los investigadores Stanton Friedman y William Moore (uno de los artífices del libro sobre Roswell El incidente) del año 1980, ambos autores recogen las vivencias de Bessie Brazel Schreiber, hija de William Mac Brazel, el capataz del rancho Foster donde se estrelló el platillo volante en julio de 1947. La mujer les manifestó que el material descubierto por su padre parecía «papel de aluminio. Algunos fragmentos tenían una especie de cinta pegada, pero ésta no podía despegarse o sacarse de ninguna forma. Otros pedazos tenían números o letras, pero no eran palabras que pudiéramos leer. Los caracteres estaban escritos como números, en columnas, pero no se parecían para nada a los números que nosotros usamos. Y un trozo de algo hecho del mismo papel plateado parecía una manga de unos 10 centímetros de ancho e igualmente largo, con un reborde en un extremo. Y también lo que parecían ser pedazos de un papel fuertemente encerado».
Como no podía ser de otra manera, Mac Brazel avisó de su descubrimiento a los propietarios del rancho Foster, que se encontraban fuera de la ciudad. Lo hizo desde el teléfono de una tienda de comestibles de Corona (Nuevo México) regentada por Geraldine Perkins, tal y como ella misma confirmaría a los investigadores. El rancho Foster pertenecía a dos hermanos gemelos, Henry S. y J. B. Foster. Cuando Mac Brazel fue «retenido» por la Fuerza Aérea durante casi una semana, su hijo Paul Brazel tuvo que hacerse cargo del rancho. Un sobrino de éste, Joe, ha confirmado recientemente que su tío estaba bastante molesto al comprobar cómo la propiedad de los Foster estaba literalmente tomada y acordonada por decenas de militares que les impedían el acceso. Incluso los familiares y demás empleados fueron expulsados de la hacienda sin más explicaciones. Nadie sabía qué hacían los militares en la propiedad, aunque todos intuían que estaba estrechamente relacionado con el extraño hallazgo del ranchero. La inflexible ocupación militar ocasionó un grave perjuicio económico a los Foster. El sobrino del hijo de Mac Brazel confirmó a los investigadores que ni su tío ni el padre de éste hablaban del incidente bajo ninguna circunstancia.
«NOS AMENAZARON DE MUERTE»
Bill Brazel, otro de los hijos del ranchero, habló en una ocasión de los restos, y se refirió a ellos así: «Eran algo parecido al papel de estaño, sólo que no se rompía. Uno podía arrugarlo y doblarlo e inmediatamente recuperaba su forma original. Era flexible, pero no se podía plegar o doblar como el metal común. Casi como un plástico, pero definitivamente metálico. Mi padre dijo una vez que los militares le confesaron que no era algo hecho por nosotros. Había también un material filiforme: parecía seda pero no lo era. Se trataba de un material muy fuerte sin hebras o fibras, como tendría la seda. Era más como un alambre, una sustancia de una sola pieza. Y había unas partículas semejantes a la madera, como la madera de balsa por su peso, pero de color un poco más oscuro y mucho más duro. No pesaba nada y no se podía rayar con la uña. Todo lo que yo tenía eran unos pedacitos. No había escrituras o marcas en los fragmentos que yo tenía, pero mi padre dijo que había figuras en algunos de los trozos que él encontró».
Pero hay más familiares de testigos directos que arrojan luz sobre el famoso incidente. La hija adoptiva de J. B. Foster, Joan Purdie, fue localizada por los autores de El incidente y ofreció detalles increíbles sobre el caso Roswell:
«Mi padre sabía que era un platillo volante y nunca ha cambiado su historia (…) y al igual que el Ejército había advertido y amenazado a Mac Brazel, hicieron lo mismo con él».
La señora Purdie dijo que Mac Brazel llamó a su padre para advertirle de lo que había ocurrido y que los militares habían invadido su propiedad. La señora Purdie considera que el
material que cayó sobre su rancho era de origen desconocido. Además sospecha que la muerte de William Mac Brazel no fue natural… En el año 1991, el conocido investigador y exmilitar Kevin Randle entrevistó a Barbara Dugger, nieta de George Wilcox, sheriff de Roswell en 1947, y su esposa Ines. Barbara afirmó que su abuela estaba realmente aterrorizada por lo que sabía y que le llegó a decir en una ocasión: «No se lo cuentes a nadie. Cuando ocurrió el incidente, la policía militar vino a la oficina y nos dijo a George y a mí que si alguna vez decíamos algo del asunto no sólo nos matarían a nosotros, sino también a toda nuestra familia». La propia Dugger aclaró que la señora Wilcox creía en la realidad del estrellamiento de Roswell: «Alguien llamó a mi abuelo y le contó el incidente. Él fue hasta el sitio y vio los restos. Se encontró una gran zona quemada. Era al atardecer. Había cuatro seres del espacio. Sus cabezas eran grandes. Usaban trajes como de seda. Y uno de los 'hombrecitos' ¡estaba vivo!». Tan abatido quedó su abuelo por el percance del «platillo volante», amenazas incluidas, que decidió dejar su puesto de sheriff en el pueblo tras el revuelo organizado por el Ejército.
Lee el reportaje completo en el nº320 de la revista AÑO CERO
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