Explican un extraño fenómeno luminoso sobre Londres
Una crónica de hace 800 años podría ser el informe más antiguo de un rayo globular según un estudio de la Universidad de Durham
Gervase de Canterbury fue un monje inglés que conocido por describir en las crónicas de la catedral de Canterbury el impacto de un asteroide en la Luna ocurrido la noche del 18 de junio de 1178. Pero, diecisiete años después describió una experiencia distinta que ahora ha sido objeto de análisis por investigadores de la Universidad de Durham.
Una señal maravillosa descendió cerca de Londres
Gervasio dejó escrito que el 7 de junio de 1195 "una señal maravillosa descendió cerca de Londres". Según su relato, se trataba de una nube densa y oscura, que emitía una sustancia blanca que fue creciendo hasta convertirse en una esfera debajo de una nube para posteriormente caer hacia el río Támesis convertida en un globo de fuego.
Este relato que haría las delicias de cualquier investigador proto ovni ha sido relacionado por los investigadores con un rayo globular según un comunicado.
Los rayos en bola pueden adquirir hasta varios metros de diámetro
El rayo en bola o rayo globular es un fenómeno misterioso que se ha relacionado con las tormentas eléctricas. Se trata de "objetos esféricos" luminosos que pueden adquirir hasta varios metros de diámetro y que no duran más que la fracción de segundo de un rayo.
La revista de la Royal Meteorological Society asumía con escepticismo su existencia hasta hace 60 años por lo que los autores, Brian Tanner y Giles Gasper, consideran que publicar el resultado de su nueva investigación en sus páginas no deja de ser una suerte de reconocimiento.
El profesor Gasper considera que "dado que Gervase parece ser un reportero fiable, creemos que su descripción del globo ardiente en el Támesis el 7 de junio de 1195 fue el primer relato totalmente convincente de un rayo globular en cualquier lugar".
Hoy sabemos que los rayos globulares pueden descender de las nubes, aunque no siempre. En otras ocasiones se materializan repentinamente, tanto en interiores o exteriores. Son capaces de meterse en una habitación o en la nave de una iglesia a través de una ventana, ya esté cerrada o abierta y de atravesar paredes delgadas no metálicas.
Nikola Tesla fue el primero en experimentar en un laboratorio para generar rayos globulares, en 1904, y comprobó también que podían producirse en medio de una tormenta eléctrica, aunque todavía se desconoce cómo se generan.
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