Dolores Barrios: la infiltrada de Venus en una reunión de contactados
Un periodista de 'O Cruzeiro' de Brasil entrevistó a Dolores Barrios y se convenció que los venusinos estaban infiltrados entre nosotros
En 2019, minutos antes de que presentara al eminente científico Michio Kaku en un evento ufológico celebrado en Barcelona, una mujer se levantó de entre el público diciendo proceder de Marte.
Entendí que venía a reventar el acto, que eligió el momento de mayor expectación y presencia de medios de comunicación para desacreditar la presencia de un científico de primer nivel en un congreso de ovnis, por lo que la amonesté sin reparo. Este tipo de apariciones es más frecuente de lo que imaginas y, a veces, no son los "presuntos extraterrestres" los que se dan a conocer sino los asistentes quienes les reconocen como infiltrados. Me explicaré.
Durante una reunión de contactados celebrada los días 7 y 8 de agosto de 1954, en una hospedería denominada Skyline Lodge, en la cumbre del Monte Palomar (California) se produjo una de estas "apariciones". En este caso, no fue la extraterrestre la que se identificó como tal, sino los sugestionados asistentes quienes la confundieron –o no– con una venusina. Me explicaré.
El contactado George Adamsky afirmaba que los venusinos era muy parecidos a los humanos y podían estar infiltrados entre nosotros
Los contactados son personas que aseguran poder comunicarse con seres de otros planetas y eventualmente, tener encuentros previa cita con sus naves. En aquella convención de "ufológica" de California estaban los más relevantes del momento. A saber: George Adamski, que aseguró dos años antes tener un contacto físico con el venusino Orthon, en el Desert Center. El venusino le dijo estar preocupado por nuestras armas nucleares; Otro era el Dr. Daniel W. Fry, un científico de prestigio internacional, investigador e ingeniero electrónico, que afirmó haber visto, tocado y volado a bordo de una cápsula espacial no pilotada procedente de Venus o Marte, que aterrizó cerca del Campo de Pruebas de White Sands, el 4 de julio de 1950; y el tercero, Truman Bethurum, quien aseguraba haber sido contactado en once ocasiones por la tripulación de una nave espacial y haber conversado repetidamente con la capitana, Aura Rhanes, una bellísima extraterrestre procedente del planeta Clarion que hablaba un inglés coloquial fluido.
Al encuentro del Skyline Lodge asistieron curiosos, testigos de avistamientos ovni y agentes del FBI como se deduce de informes desclasificados posteriormente. Imagino que no tanto para saber qué ciertas eran las afirmaciones de los contactados, como para aprovechar su influencia en el área de inteligencia. Y es que, convertido en una suerte de mentor espiritual, Adamski realizó una gira por Europa y Nueva Zelanda al más alto nivel. Tuvo una audiencia privada con la reina Juliana de Holanda y otra con el papa Juan XXIII. Después de esas reuniones, en los hoteles se vieron hombres trajeados de negro que no creo que fueran MIB, sino agentes de inteligencia.
Lo interesante es que, durante su conferencia, Adamski mostró la imagen de una mujer de aspecto nórdico: pelo rubio, grandes ojos y piel clara, para ilustrar que los venusinos era muy parecidos a los humanos y podían estar infiltrados entre nosotros. Un periodista brasileño llamado Joao Martins, que cubrió el congreso para O Cruzeiro, desde Río de Janeiro, reparó entonces en una asistente que guardaba parecido con la imagen y, ni corto ni perezoso, le preguntó si era de Venus.
La joven, que estaba acompañada por otras dos personas, no lo negó y dijo que estaban allí porque "les interesaban especialmente los temas que se trataban en el Congreso". La mujer se identificó como Dolores Barrios y dijo ser diseñadora de moda en Nueva York. Sus dos amigos, Donald Moran y Bill Jackmart, dijeron ser músicos residentes en Manhattan Beach, California.
El rumor de que aquellos tres individuos eran de otro planeta corrió como la pólvora entre los asistentes que pronto se referían a ellos como "los venusinos" y, pese a la negativa de Barrios a dejarse fotografiar, Martins consiguió inmortalizarla al día siguiente en más de un descuido. Las imágenes parecen un posado, en realidad. Publicó la nota meses más tarde, en octubre de 1954 con la imagen de aquella extraña mujer y algunos asistentes que protegían su cabeza con un sombrero de papel, no sé si para protegerse del sol –que sería lo normal– o en la creencia popular de proteger al cerebro del control o lectura de la mente.
Molesta con el periodista, Dolores Barrios y sus amigos, se perdieron en dirección al bosque que rodeaba el Skyline Lodge. Varios testigos aseguraron después del evento ver despegar de allí un platillo volante. ¿Casualidad?
Nunca más se supo de Dolores Barrios. No se la pudo localizar, ni tampoco a sus dos amigos
Adamski se molestó por la difusión de esta historia ya que consideraba –como yo con la marciana– que acudieron al evento para "hacerse pasar por venusinos" y dañar su reputación.
¿Cabe la posibilidad de que el dibujo de Adamski estuviera inspirado en la misteriosa chica y por eso se molestara? Otro polémico contactado posterior, Edward B. Meier cayó en el descrédito después de conocerse que sus bellas extraterrestres, Asket y Nora, resultaran tener un parecido más que sospechoso con las bailarinas del Show de Dean Martin. Los análisis fotográficos no dejan margen a la duda.
La única que podría despejar la incógnita es Barrios, de la que jamás se supo. No se la pudo localizar, ni tampoco a sus dos amigos, pese a la difusión de las imágenes y sus identidades. No había Internet, cierto; el semanario era de Brasil sí, pero es que el único que dijo volver a ver a la extraña mujer fue el ufólogo Fernando Cleto Nunes Pereira en un cine de ¡Río de Janeiro! Barrios no deja de ser un apellido latino y Dolores un nombre frecuente en Brasil, por mucho que trabajara en Nueva York.
En la actualidad, el planeta Venus está cubierto de densas nubes con una temperatura superficial de más de 450 grados, suficiente para fundir el zinc, el plomo y la mayoría de los materiales orgánicos. Si hay vida inteligente allí desde luego será en otra dimensión.
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