Desclasificación UAP ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Un pequeño grupo de personas conectadas entre sí y con creencias en los extraterrestres ha propiciado una histórica desclasificación sobre los UAP
Para entender cómo hemos llegado hasta aquí hay que remontarse a 1966. Entonces, el astrónomo Joseph Allen Hynek, pionero en el estudio científico de los ovnis para el Proyecto Libro Azul, reveló un secreto a su amigo, Jacques Vallée: "los ovnis no eran naves espaciales extraterrestres sino más bien manifestaciones de otra dimensión".
Sus discusiones tuvieron un profundo impacto en un conocido que, en la década de los 70, tenía su oficina cerca de Vallée, un físico llamado Harold Puthoff.
Estudió fenómenos psíquicos en el Instituto de Investigación de Stanford, donde defendió los fenómenos protagonizados por Uri Geller; también era un contratista de defensa, y la CIA y la DIA (Agencia de Inteligencia de Defensa), lo reclutaron para espiar con visión remota a los soviéticos dentro de un Proyecto llamado "Stargate". Más tarde trabajó con un grupo informal de científicos que Vallée denominó el "Colegio invisible".
Durante el próximo medio siglo, Puthoff ayudaría a mantener vivo el interés por los ovnis dentro del gobierno
Los miembros del "Colegio invisible" se moverían por iniciativas y organizaciones paranormales que culminaron en el NIDS, Instituto Nacional de Ciencia del Descubrimiento, de Robert Bigelow, una organización privada en la que varios miembros estudiaron ovnis y lo paranormal entre 1995 y 2004. Vallée estuvo en su junta.
Puthoff y otros creían que el rancho era una suerte de puerta de entrada a la dimensión de donde procedían los ovnis
Bigelow es un empresario hotelero de Las Vegas, y un pionero en la inversión privada en la carrera espacial. En 1998 fundó Bigelow Aeroespace para crear estaciones espaciales low cost.
También es un profundo creyente en los extraterrestres y en los fenómenos paranormales, tanto es así que, siguiendo el consejo de Puthoff, compró un rancho en el desierto de Utah llamado Skinwalker para investigar los supuestos fenómenos paranormales y ufológicos que allí se producían.
Puthoff y el equipo de NIDS creían que el rancho era una suerte de puerta de entrada a la dimensión de donde procedían los ovnis. Y lograron convencer a un científico de la DIA que estaba de visita para asociarse con Bigelow en la investigación del tema ovni.
A lo largo de su carrera Bigelow también ha financiado a controvertidos personajes como Bob Lazar, famoso por su incursión en el Área 51, el pintor y zar de las abducciones, Budd Hopkins, el psicólogo de Harvard John Mack, que las defendió como de procedencia extraterrestre, el ya citado Harold Puthoff, o el ufólogo Jacques Vallée.
Y, atención: Bigelow aprovechó su amistad con el senador demócrata de Nevada Harry Reid, al que había financiado durante su campaña electoral, para crear un programa gubernamental durante cinco años para el estudio de los ovnis con un coste de 22 millones de dólares anuales. Nacía el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales de Luis Elizondo (AATIP).
La financiación del programa se agotó en 2012, aunque se sabe que el continuó porque Elizondo renunció a su cargo en octubre de 2017. En una carta dirigida al secretario de Defensa James Mattis, se lamentaba cómo "los desafíos burocráticos y mentalidades inflexibles" y la falta de presupuesto se habían convertido en un obstáculo para estudiar las "amenazas aeroespaciales anómalas".
Luis Elizondo aportó la brillante idea de que los ovnis constituían una amenaza para la seguridad nacional que ha sido lo que ha facilitado el interés de las altas esferas del gobierno.
Tras su salida se incorporó "A la Academia de las Artes y las Ciencias de las Estrellas" que, aunque no aparece en el organigrama, también estuvo financiada -en parte- por Bigelow. Tampoco aparece Christopher K. Mellon, exasesor de Inteligencia de Bill Clinton y George W. Bush. Que es, además, el principal asesor científico (y uno de sus accionistas).
Él fue -según ha asegurado-, quien entregó al The New York Times los famosos vídeos.
Mellon también fue el encargado de hacer lobby en el Comité de Inteligencia del Senado (que hace años presidió) y convenció a los senadores Mark Warner (demócrata) y Marco Rubio (republicano) para que presentaran la iniciativa en el Comité de Inteligencia que, finalmente, Trump firmó y que se ha traducido en el informe del Grupo de Trabajo para los UAP recientemente desclasificado.
Si Robert Bigelow y Harry Reid eran los benefactores detrás en las bambalinas de la ufología moderna, Tom DeLonge sería su líder
DeLonge, fundador de la banda de pop-punk Blink-182 había estado obsesionado con los ovnis desde su juventud. Pero no fue hasta 2015, cuando dejó la banda, que decidió involucrarse. Quería obligar al gobierno a revelar lo que sabía.
En 2016, WikiLeaks recibió correos electrónicos que lo mostraban comunicándose con el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, John Podesta, un confidente de la entonces candidata presidencial Hillary Clinton ofreciéndose a presentarle a un par de "funcionarios de nivel A" para discutir "nuestro tema delicado"… es decir: los ovnis.
Delonge se reunió con Bigelow en 2017 en la sede de Bigelow Aerospace en Las Vegas y en octubre de ese año facilitaron a la periodista Leslie Kean la información que publicó en portada del The New York Times. Un reportaje titulado Auras que brillan y dinero negro: el misterioso programa del Pentágono sobre ovnis.
Con la cobertura de The New York Times, la academia de las artes y las ciencias utilizó las conexiones de Mellon para reunirse con el personal del Senado.
Los senadores, Mark Warner y Marco Rubio, solicitaron reuniones informativas del Pentágono asesoradas por el lobby de Mellon.
Rubio utilizó la Ley de Autorización de Inteligencia para exigir que las agencias militares y de inteligencia produjeran un informe sobre ovnis que no sólo legitima el asunto, sino que, también, puede generar una avalancha de nuevos contratos en defensa. Los medios harían el resto.
Para los amantes del tema ovni ha llegado el momento de la verdad. Los ovnis son respetables y el gobierno de los EE. UU. Parece estar dispuesto a volver a tomar en serio el asunto
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