Armando el rompecabezas de los ovnis
Aprobada la legislación Schumer-Rounds. 60 días para aportar documentación de la recuperación de ovnis y desarrollo de tecnología inversa
Los "escépticos" están perplejos. Lo entiendo. No es fácil asumir que, después de 76 años de referirse a los ovnis como un producto pop, como un mito, como una creencia moderna, de repente constatan como los ovnis son reales (el Pentágono lo reconoció en 2020) y, tras la reciente audiencia en el Congreso, se asuma implícitamente que su naturaleza es “no humana”.
No es que lo diga yo. El ex director de Inteligencia Nacional John Ratcliffe, fue preguntado por el canal FOX de noticias acerca de las afirmaciones de David Grusch. Ya sabes, recuperación de naves y “productos biológicos no humanos”, tecnología inversa e incluso asesinatos, remitiéndonos a los famosos MIB (Hombres de Negro). Ratcliffe no lo negó: “He llegado al borde de hablar de información clasificada. No puedo pasar de esa línea. Simplemente creo que (el gobierno) podría haber publicado más información…”.
Pero, ¿qué me estás contando?
Mira que era fácil decir: “es mentira”. No. Dejan la incertidumbre. Lo mismo que cuando se le preguntó al contratista Lookeed Martin y, en lugar de negar, sugirió que preguntaran al Departamento de Defensa; También sucedió con La Casa Blanca que, en lugar de negar las revelaciones de Grusch, invitó a los periodistas a preguntar, de nuevo, al Departamento de Defensa. Hasta la Oficina del Director de inteligencia Nacional publicó hoy un tweet en el que dice que "durante 245 años, la denuncia legal (#whistleblowing) ha sido un acto de valentía que saca a la luz información crítica que, de otro modo, permanecería oculta y permite a los líderes abordar y rectificar posibles amenazas, vulnerabilidades o conductas indebidas." ¿Perdona?
For 245 years, lawful #whistleblowing has been an act of courage that brings to light critical information that might otherwise remain concealed, and it enables leaders to address and rectify potential threats, vulnerabilities, or misconduct. pic.twitter.com/dBQdBfxpu9
— Office of the DNI (@ODNIgov) July 30, 2023
Parece que se consuma el cambio de paradigma al que ya aludí en mi columna del 27 de julio. Ese cambio de guion deja atónitos a racionalistas y escépticos que asumen que es imposible el viaje interestelar y, por tanto, que los ovnis deben ser “algún meteoro ocasional o de la identificación por error con Venus”. En esos términos se manifestaba recientemente el profesor emérito de sociología de la Universidad de Carolina del Sur, Barry Markovsky, para quien estamos frente a un proceso de difusión social ascendente. Markovsky cree que se ha popularizado la vinculación de los objetos celestes con la visita de extraterrestres por “razones de mercado”. En su opinión “las primeras historias sobre ovnis impulsaron las ventas de periódicos y revistas, y hoy son un reclamo fiable en Internet.” Una explicación muy del siglo XX, pero alejada de la realidad.
Los ovnis estaban en la UCI antes del reportaje de Leslie Kean en The New York Times, de 2017
El éxito del proceso de revelación actual no es del “mercado”. Los ovnis estaban en la UCI antes de 2017. Fue el conocimiento de que el Gobierno estadounidense mentía, -decía que los ovnis no existían, pero a espaldas del contribuyente destinaba 22 millones de dólares a su investigación- y la presentación de evidencias fílmicas (los vídeos Gimbal, Go Fast y Tic-Tac) las que inclinaron la balanza en favor de los ufólogos. Es “difusión descendente”, es decir, que procede de agentes u organizaciones centralizadas, como el Pentágono, el Congreso y grandes medios de comunicación.
Lo dijo claramente en la audiencia el presidente del subcomité de Seguridad Nacional, Frontera y Asuntos Exteriores de la Cámara, Glenn Grothman: “No solo estamos debatiendo la existencia de los UAP [...] Estamos deliberando sobre los principios que definen a nuestra república, que es un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas”. En otras palabras: Los legisladores quieren saber la verdad y eso es lo que -por primera vez- ha puesto de acuerdo a Demócratas y Republicanos.
Un informe filtrado por el senador Harry Reid en 2018 ya decía que “los ovnis no pertenecen a los Estados Unidos ni a ninguna otra nación. Son tan avanzados que las nuestras defensas resultan ineficaces y pueden volverse invisibles, tanto al radar como al ojo humano.” Si no son de ninguna nación… es que son de origen “no humano”. Las cartas estaban claras cuando se gestó todo esto.
La exopolítica ha conseguido mejores frutos con su planteamiento que la ufología tradicional
El problema de la ufología es que, desde hace décadas, metió en el mismo saco de los ovnis a las apariciones marianas, los encuentros cercanos más bizarros, abduciones, mutilaciones de ganado, los círculos de las cosechas, creando un coctel difícil de digerir y dando a los escépticos gasolina para ridiculizar este asunto. La exopolítica hace tiempo que dio un paso más y concentró sus esfuerzos en la conciencia del personal más cualificado para liberar casos e informes en una dirección: que los extraterrestres ya están aquí. No se puede negar que su planteamiento ha dado más frutos que la ufología tradicional, conservadora, temerosa de ser anticientífica.
La ufología, como el de la ciencia tradicional, es que asume a priori que no es posible el viaje interestelar porque las vastas distancias lo hacen inviable. Y lo es para nuestra física actual, pero ¿es posible que otras civilizaciones más avanzadas puedan emplear sistemas que hoy siquiera podemos soñar? ¿Podemos dejar de lado el antropocentrismo para abordar este asunto de los UAP?
Dice un refrán español que “cuando el río suena agua lleva”. Y hace décadas que el “río” suena en la línea de recuperación de restos. Aunque fueran de naturaleza humana (tampoco ha habido un salto tecnológico de Estados Unidos frente a sus adversarios) se ha negado sistemáticamente.
Resulta llamativo que uno de los primeros programas gubernamentales, el AAWSAP (Advanced Aerospace Weapons Systems Applications Program) financió varias investigaciones destinadas a paliar “amenazas de armas aeroespaciales extranjeras desde el presente hasta los próximos 40 años” y estuvo dando sesiones informativas clasificadas a comités del Congreso y ejecutivos aeroespaciales durante más de una década.
¿Extranjeras o extraterrestres? El término alien sirve para definir ambas “amenazas” curiosamente.
No es un matiz baladí. Como advertía ayer en mi canal de Youtube, hay vigentes dos narrativas en este asunto. La de los UAP como amenazas (que incluye la posibilidad de que estemos frente a tecnologías extranjeras avanzadas) y la de Grusch que ha puesto sobre la mesa la recuperación de naves de origen no humano y la tecnología inversa. Como ocurrió a mediados de los noventa con la interpelación del senador de Alburquerque, Steven Schift cuando interpeló al GAO (General Acount Office) sobre el incidente Roswell, apareció en escena una cinta con la grabación de una autopsia alienígena que nos invitaba a elegir entre el testimonio de los protagonistas o la filmación.
El filósofo griego Sexto Empírico razonaba en el siglo II a. C. que, tras una investigación, hay tres posibilidades. Los "dogmáticos" que creen haber encontrado la verdad, los "académicos" que piensan que no será posible conocer nunca esa verdad y por último los escépticos que consideran que no es posible obtener un resultado definitivo y hay que seguir investigando siempre.
Ahora pasa lo mismo, los dogmáticos (llámalos exopolíticos y lobbies de presión al Congreso) siguen en la línea de los UAP como amenaza sin mojarse acerca de su origen. Los académicos (negacionistas y pseudoescépticos en general) niegan la mayor y se refieren a las declaraciones de Grusch de recuperación de naves extraterrestres como algo delirante. Luego están los escépticos (la NASA que en agosto se pronunciará) y que no tendrán evidencias suficientes y dirán que hay que seguir investigando.
Hay una cuarta categoría, las de los desconfiados como yo que nos preguntamos: ¿Puede ser Grusch un elemento para –una vez más- intoxicar y desviar la atención de la verdad?
Es posible que pronto salgamos de dudas porque, a diferencia de los noventa, ahora el Congreso ha aprobado la Autorización de Defensa Nacional (NDAA), 86-11, que contiene disposiciones múltiples y de gran alcance relacionadas con fenómenos anómalos no identificados (UAP/OVNI). En virtud de esta ley, contratistas y militares van a tener que poner las cartas sobre la mesa, en los próximos 60 días documentación clave para conocer la "verdad" (no sé si la que se refería Empírico) pero, en todo caso, sugerente. Me explicaré:
La legislación Schumer-Rounds establece: "El gobierno federal ejercerá dominio eminente [propiedad] sobre todas y cada una de las tecnologías recuperadas de origen desconocido y evidencia biológica de inteligencia no humana que puedan ser controladas por personas o entidades privadas..." Asómbrate. O los legisladores quieren creer o hay algo que se nos escapa. Puede que estemos a dos meses de la Gran Revelación.
Comentarios
Nos interesa tu opinión