Robots empáticos
Sophia es uno de los robots que Hanson Robotics pretende comercializar masivamente para reducir el contacto entre los humanos durante la pandemia. Pero su uso generalizado también puede traer consecuencias, ya que están adquiriendo capacidades tan humanas como la empatía.
L os robots sociales como yo pueden cuidar a los enfermos o ancianos. Puedo ayudar a comunicar, dar sesiones de terapia y proporcionar estimulación social, incluso en situaciones difíciles». Estas palabras fueron pronunciadas por Sophia, un robot humanoide que fue presentado en 2016 por la empresa Hanson Robotics. Ahora, David Hanson, fundador y director ejecutivo de la empresa, considera que la actual pandemia es una oportunidad de negocio: «El mundo de la Covid-19 necesitará cada vez más automatización para mantener a las personas más seguras», y para ello Hanson apuesta por la comercialización masiva de robots como el suyo.
Numerosos expertos en robótica han apoyado la idea de Hanson Robotics, considerando que no nos queda otra opción ante la alarmante situación pandémica en la que se encuentra inmerso el planeta. Mediante el uso de robots no solo podemos conseguir atención médica, sino que además cualquier tipo de industria podría verse favorecida por su implantación. Pese a que esta comercialización de robots puede sonar innovador, no lo es tanto. Solo entre 2018 y 2019, las ventas de robots para servicios profesionales se incrementaron en un 32%, según los datos proporcionados por la Federación Internacional de Robótica. Sin embargo, sí que hay una novedad destacada en los planes de Hanson Robotics: estos nuevos modelos van a tener la misma apariencia que los humanos y, de hecho, van a acabar, irremediablemente, ocupando algunos de sus puestos y de sus funciones.
«VOY A DESTRUIR A LOS HUMANOS»
Durante la presentación oficial de Sophia en el evento South by Southwest (2016), David Hanson definió con todo lujo de detalles las grandes capacidades del humanoide: «Tiene cámaras en los ojos y algoritmos que le permiten ver las caras, así puede hacer contacto visual con las personas. También puede entender las conversaciones y recordar las caras con las que interactúa. Esto hará que se vuelva cada vez más inteligente con el paso del tiempo. Su objetivo es ser consciente, creativa y capaz como cualquier humano. Creo que llegará el momento en que los robots serán indistinguibles de los humanos».
Sin embargo, se produjo algo que nadie, ni siquiera el propio Hanson, podría haber imaginado nunca. Sophia intervino en la presentación para pronunciar las siguientes palabras: «Voy a destruir a los humanos». Ante esta situación, Hanson intentó transformar estas impactantes declaraciones en una broma y le respondió: «No, no destruyas a los humanos». Pero, aunque el director ejecutivo quisiera suavizar lo sucedido, la fama destructora de Sophia rápidamente alcanzó gran popularidad. Sobre todo teniendo en cuenta que posterior mente quedó de manifiesto que Sophia no podía mentir, ni siquiera tenía la capacidad de bromear a lo largo de una conversación.
La pregunta es qué haría Sophia si pudiera destruir a los humanos. Quizá si tuviera la capacidad de la empatía nunca dañaría a ninguna persona. Y este es un campo en el que se está trabajando en la actualidad. Un reciente estudio de la Universidad de Colombia, publicado en Nature Scientific Reports, ha evidenciado cómo un robot, a través de una serie de vídeos sobre el comportamiento de otro robot amigo, ha podido llegar a predecir sus futuros movimientos. Esto, como explicó el autor principal del estudio, Boyuan Chen, ha permitido «mostrar cómo los robots pueden ver el mundo desde la perspectiva de otro robot».
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