Robots para contactar con el Más Allá
El desarrollo de la Inteligencia Artificial lo va a cambiar todo, incluido el proceso de duelo ante la muerte de un ser querido.
Se llaman grief robots o robots de duelo. Consisten en aplicaciones informáticas que recrean la personalidad de un ser humano vivo. Utilizan su huella digital, es decir, los comentarios dejados en redes sociales, sus emails, sus escritos en blogs, las conversaciones en chats… toda forma de expresión acumulada en Internet por el sujeto en cuestión y que nos permita acceder a su psicología. Luego, una inteligencia artificial recoge todo ese material disperso y reconstruye la "mente" de su autor de manera virtual, hasta el punto de que, si entramos en diálogo con la aplicación, nos transmita la sensación de que estamos hablando con la propia persona, no con su clon cibernético.
Gracias a las nuevas tecnologías, los vivos podrán continuar conversando con sus seres queridos muertos
Esta es la parte robótica del dispositivo, pero ¿dónde está el duelo? El duelo lo pone el usuario que interactúa con el programa, porque lo que pretende esta nueva generación de aplicaciones informáticas es mantener vivo el recuerdo de la persona original que sirvió de inspiración, una vez ésta haya fallecido. Gracias a las nuevas tecnologías, los vivos podrán continuar conversando con sus seres queridos muertos. Bueno, al menos con una copia hecha mediante inteligencia artificial y lo más exacta posible al humano desaparecido. No en vano encontramos grief bots de todas las versiones imaginables. Algunos son simples chats sin rostro ni extremidades, como Replika, diseñado por Eugenia Kuyda y concebido para hacer sentir al usuario que un amigo difunto está realmente al otro lado charlando con él.
Otros robots de duelo, en cambio, van mucho más lejos en su manera de sugerir ese realismo y adoptan la forma de un autómata en tres dimensiones con las expresiones faciales, el color de ojos y de piel y hasta la cabellera del original. Es el caso del busto parlante Bina48.
Una madre se reunió con su hija fallecida en un entorno de realidad virtual
Pero la inmersión más extrema procede del campo de la realidad virtual. Un documental coreano introdujo a una madre en un entorno de realidad virtual para reunirse allí con su hija recientemente fallecida. La niña había sido recreada a la perfección con el tono de voz, apariencia y vestimenta tomada de fotos y vídeos conservados.
ADIESTRANDO A NUESTRO AVATAR
La madre no pudo evitar derrumbarse emocionalmente al reencontrarse con la cría y, sin embargo, aseguró después que la experiencia le resultó muy gratificante. Y esa sensación satisfactoria persiguen los inventores de estos grief bots. Confían en que sus aplicaciones sirvan para sobrellevar el duelo de una manera menos traumática que antes. Obviamente, muchas voces de expertos se han alzado para llamar a la reflexión y exponer pros y contras. Por ejemplo, en un reciente artículo, Belén Jiménez Alonso, profesora asociada en el Departamento de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya, e Ignacio Brescó de Luna, profesor asociado en el Departamento de Psicología de la Universidad Aalborg, hacían un llamamiento a los profesionales en gestión del duelo para tomar conciencia de lo que se nos viene encima.
Está en juego la privacidad de la persona muerta y todo lo concerniente a la propiedad y uso de su huella digital
En su opinión, los grief bots son una forma muy original de conmemorar la vida de un ser querido. Hacer que su marcha resulte menos insoportable, sobre todo si el óbito fue algo súbito e inesperado. Las conversaciones con la aplicación informática pueden permitir al vivo aclarar ideas, afrontar la situación poco a poco, tomar conciencia de la ausencia… especialmente si el programa ha sido concebido para llevar al usuario a un estado de ánimo concreto conforme recomiendan los expertos en la materia. Incluso, no faltan algunos difuntos que en vida cooperaron en el adiestramiento del programa que los va a recrear, porque deseaban que sus descendientes –por ejemplo, sus nietos o biznietos– pudieran "conocerles" por esta vía cuando ya no estén. Una versión interactiva de sí mismos que sustituya a los viejos álbumes de fotos familiares o a los vídeos caseros. Pero Jiménez Alonso y Brescó de Luna también detectan importantes inconvenientes y riesgos. Así, está en juego la privacidad de la persona muerta y todo lo concerniente a la propiedad y uso de su huella digital. ¿Quién y cómo se regula el consentimiento o la autorización para disponer de todos esas fuentes y reconstruir su personalidad virtual?
Comentarios
Nos interesa tu opinión