La política espacial de Joe Biden
La vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, ha presentado la nueva hoja de ruta del gobierno respecto a la exploración y explotación del espacio exterior
Uno de los proyectos estrella, nunca mejor dicho, de la pasada administración Trump fue el denominado Ejército Espacial. La creación de este contingente militar iba acompañada de otras disposiciones que marcaron el rumbo de Washington en lo que a política del espacio exterior se refería. El particular temperamento de Trump llevó incluso a romper ciertos consensos internacionales para fundar una "nueva era de las Fuerzas Armadas", en palabras del entonces secretario de Defensa de EE UU Mark Esper.
Finiquitado el mandato de Donald Trump, ahora la Administración Biden ha hecho pública su hoja de ruta alternativa. La vicepresidente Kamala Harris presentó un documento de unos treinta folios con las directrices principales, titulado Marco de prioridades espaciales de EE UU.
MARTE EN EL OBJETIVO
El desglose del texto mantiene muchas de las prioridades fijadas en tiempos del anterior presidente, como los ensayos para ir a Marte o el Programa Artemis para regresar a la Luna, el establecimiento allí de bases permanentes y que una primera astronauta mujer y una persona de color pongan el pie en nuestro satélite. Por lo tanto, podemos decir que la nueva propuesta ahora sacada a la luz es bastante continuista.
En la actualidad, el espacio exterior no es un coto exclusivo de las administraciones públicas. Las iniciativas privadas están explotando este recurso a través de viajes turísticos y la puesta en órbita de grandes entramados de satélites
Sin embargo, las diferencias radican en otros aspectos que no son de menor importancia. La Casa Blanca ha insistido en la importancia de utilizar los recursos en órbita para comprender mejor los efectos del cambio climático en el planeta, con la intención de lograr más y mejores soluciones. Para ello, se vigilará la atmósfera, el nivel de los mares, el deshielo de los glaciares y otros indicadores relacionados con el calentamiento global.
Otro punto importante alude a la coordinación de los vuelos espaciales civiles y de agencias gubernamentales. En la actualidad, el espacio exterior no es un coto exclusivo de las administraciones públicas. Las iniciativas privadas están explotando por su propia cuenta y riesgo este recurso a través de viajes turísticos y la puesta en órbita de grandes entramados de satélites, como los auspiciados, por ejemplo, por Elon Musk y su StarLink. Esta nueva actividad requiere atención según Kamala Harris.
La propuesta de Washington plantea la necesidad de establecer un nuevo marco legal. En concreto, "EE UU tiene la voluntad de aclarar las funciones y responsabilidades del Gobierno y del sector privado y apoyará un entorno normativo oportuno y receptivo", asevera literalmente el documento. Así, "la normativa estadounidense debe proporcionar claridad y seguridad para la autorización y supervisión continua de las actividades espaciales no gubernamentales, incluidas las actividades novedosas como el servicio en órbita, la eliminación de desechos orbitales, la fabricación en el espacio, los vuelos espaciales comerciales con personas y la recuperación y uso de los recursos espaciales". Sin duda, la gestión y regulación normativa de estos intereses públicos y las grandes corporaciones privadas aventura fricciones a corto plazo durante las negociaciones legislativas.
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