A un paso de convertirnos en una civilización galáctica
Superar la velocidad de la luz sale del marco teórico. Investigadores de DARPA pueden desarrollar el primer motor capaz de alterar el espacio-tiempo.
Las enormes distancias siderales son las que mantienen vivo el escepticismo en la comunidad científica respecto a la visita de seres de otros planetas. Los ufólogos, que han esgrimido durante décadas que es posible otra forma de desplazamiento por el espacio, podrán ver pronto confirmadas sus sospechas.
Y es que hay un cierto alboroto en la comunidad científica ante la posibilidad de un viaje espacial más rápido que la velocidad de la luz.
Un ingeniero aeroespacial premiado por la NASA en 2006, Harold White (Harold G. The «Sonny» White), que trabaja actualmente en un proyecto de la agencia DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) de Estados Unidos, dio una conferencia este mes de diciembre sobre la posible construcción de una nave superlumínica, es decir que supere la velocidad de la luz.
Su propuesta se basa en el llamado efecto Alcubierre al que ya dedicamos un post.
Un científico mexicano postuló en 1994 que era posible superar la velocidad de la luz dentro de una burbuja que deformara el espacio-tiempo
El científico mexicano Miguel Alcubierre planteaba que era posible superar esta "constante del universo" creando una burbuja de deformación del espacio-tiempo dentro de la cual debía situarse la nave espacial.
A su sistema se le ha denominado "Warp Drive” o motor de curvatura y permitirían la propulsión de una nave espacial a una velocidad que supere varios múltiplos de la velocidad de la luz y que, además, evita los problemas asociados con la dilatación relativista del tiempo. Por lo que su propuesta de nave nos permitiría ir hasta la Estrella Polar a tomar un té y de traernos a casa para cenar con la familia.
En 2012, científicos de la NASA anunciaron que trabajaban en los viajes por curvatura a pequeña escala y en laboratorio, aunque el salto cuántico lo marcó White en un artículo publicado en la revista European Physical Journal, en el verano de 2021.
White trabaja en DARPA sobre el misterioso efecto Casimir, una fuerza contenida en el vacío que, sin embargo, es medible experimentalmente.
El efecto Casimir se puede entender por la idea de la presencia de metales conductores y dieléctricos capaces de alterar el valor esperado del vacío para la energía del campo electromagnético a nivel cuántico.
White descubrió, observando varios modelos, similitudes con la geometría de la burbuja de Alcubierre y propuso un experimento potencialmente revolucionario que podría crear un prototipo para un motor warp drive real.
Llama la atención que el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales (AATIP) del Pentágono, que estudió durante más de una década el tema ovni tuviera diversas patentes relacionadas con antigravedad, los impulsores warp y el efecto de los mismos en los testigos. ¿Habían accedido a algún tipo de tecnología que estaban invirtiendo?
Más allá de esta especulación, lo cierto es que casi tres décadas después de la primera formulación de la burbuja de Alcubierre, podríamos estar muy cerca de superar el umbral de la velocidad de la luz, permitiéndonos los viajes interestelares y contemplando la posibilidad de que los ovnis sean –ahora sí– naves de otros planetas que utilizan tecnologías exóticas capaces de alterar la curvatura del espacio-tiempo.
White desafía a la comunidad científica a llevar a la práctica el experimento. Él, explica a la revista tecnológica y de defensa The Debrief, que no puede acometerlo en la actualidad por estar comprometido con la agencia DARPA, aunque promete intentar la creación de un prototipo de nave hiperlumínica cuando termine su contrato.
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