Ocultura: La hipótesis de la simulación
Según avanza nuestra capacidad de crear esta clase de mundos 2.0, también crece en nosotros la inquietud por estar formando parte de uno de ellos
Mucho se habla en estos meses del Metaverso y de las infinitas posibilidades que nos ofrecerá el desarrollo en el ciberespacio de un universo virtual que pronto modelaremos a nuestro antojo. Sin embargo, poco o nada se reflexiona sobre la "implicación original" que tiene semejante idea. Porque, ¿cabría la posibilidad de que nuestro mundo fuera ya una simulación creada por alguna clase de inteligencia superior? ¿Sería Dios –o los dioses– una suerte de programador o de equipo informático, habitantes de un Universo inimaginable, y usted y yo apenas un puñado de píxeles en un juego cargado en alguna "computadora"?
Quizá seamos la creación virtual de una civilización extraterrestre
En 2018 Rizwan Virk, diseñador de videojuegos e ingeniero del MIT, dio una vuelta al mito de la caverna de Platón planteando justo esta idea. Junto a otros genios contemporáneos como Nick Bostrom, filósofo sueco especializado en Inteligencia Artificial (IA) que trabaja para la Universidad de Oxford, Virk ha terminado por introducir en foros académicos el debate de que quizá seamos la creación virtual de una civilización extraterrestre.
En el fondo, se trata de dar otro impulso a ideas más "materialistas" como la de los "antiguos astronautas" de Erich von Däniken. El autor de Recuerdos del futuro ya propuso hace medio siglo que nuestra especie fuera el resultado de un experimento genético alienígena a gran escala, que nos "fabricó" –como literalmente dice la Biblia de Yahvé– "a su imagen y semejanza". Para Virk, Däniken se quedó muy corto pues, al no ser un "nativo digital" y haber formulado su hipótesis en una época en la que la realidad virtual era inconcebible, su planteamiento se redujo a lo tangible. Pero, ¿y si lo que creemos que es tangible fuera también parte de la simulación?
Esta hipótesis podría explicar toda la gama de fenómenos rechazados por la ciencia como los OVNIs, las ECM, las visiones religiosas o los fenómenos psíquicos
Admito que la idea marea un poco y que cuando la escuché por primera vez, la dejé aparcada en la carpeta de las teorías aventuradas. Sin embargo, algo en su libro The Simulation Hyphotesis ha hecho que reconsidere ahora mi decisión. El libro, como sucede con casi todos los que se lanzan en los Estados Unidos, viene precedido de una serie de comentarios de "primeros lectores". Suelen ser frases de escritores o expertos en la materia de la obra, que respaldan o dan la bienvenida a la nueva aportación. Pues bien, entre la larga lista de comentaristas a su ensayo encontré a varios "amigos" del misterio. Jacques Vallée, un astrofísico que ha dedicado su vida a comprender los aspectos más oscuros del fenómeno OVNI, habla de la idea de Virk como "una alternativa radical a los actuales modelos de realidad", ya que la contempla como la creación de una "entidad emergente". Y añade que sus incursiones y juegos podrían explicar toda la gama de fenómenos rechazados por la ciencia como los OVNIs, las experiencias cercanas a la muerte, las visiones religiosas o los fenómenos psíquicos. Estos no serían sino subprogramas, o incluso fallos o saltos en la ejecución de la "app" en la que estamos atrapados. Junto a él, un gurú new age como Dannion Brinkley, que sobrevivió al impacto de un rayo y sufrió una mutación de conciencia que lo lanzó a escribir libros, califica la obra de Virk de "científica" y "mística" a la vez.
Lo curioso es que incluso escépticos en lo paranormal como Neil de Grasse Tyson, estén fascinados con la "hipótesis de la simulación" y admitan carecer de argumentos para desmontarla. Más bien al contrario. Comprende que según avanza nuestra capacidad de crear esta clase de mundos 2.0. –el metaverso, vaya–, también crezca en nosotros la inquietud por estar formando parte de uno de ellos.
La hipótesis de la simulación se parece mucho a una con la que llevamos conviviendo desde hace milenios: ¿Existe Dios?
Lo que más me llama la atención de este asunto es, sin embargo, que la gran pregunta que suscita la hipótesis de la simulación se parece mucho a una con la que llevamos conviviendo desde hace milenios: ¿Existe Dios? Y es que, en el fondo, a lo que nos aboca este debate es a preguntarnos quién ha programado nuestro "juego de la realidad". Y también a plantearnos si alguna vez seremos capaces de abrir una vía de comunicación con esa supermente.
Quizá la respuesta nos llegue el día en el que una IA creada por nosotros se dirija a los humanos interrogándonos por su propia identidad… ¿Ocurrirá?
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