Drones baratos para matar
Hasta hace un tiempo solo las grandes potencias empleaban estas modernas armas, pero hoy en día pueden hacerlo organizaciones terroristas o grupos insurgentes
Todo en la cultura humana está sujeta a tendencias. También la manera de matar a nuestros semejantes. Una de las diez tecnologías emergentes seleccionadas por el célebre MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) son los drones militares. En su página web, el periodista especializado en tecnología bélica Kelsey D. Atherton advierte de que el crecimiento y difusión de este armamento aéreo obedece a una «democratización» de su consumo por diferentes motivos. En concreto, Atherton señala que «los drones baratos y ampliamente disponibles han cambiado la forma en que las naciones más pequeñas luchan en las guerras modernas. Aunque la invasión rusa de Ucrania dio a conocer estas nuevas armas, su historia es mucho más larga»
Los drones baratos han cambiado la forma en que las naciones más pequeñas luchan en las guerras modernas
Democratizar el asesinato
En efecto, Estados Unidos ha sido durante décadas el amo y señor de esta nueva tecnología que permite matar a distancia. Precisamente, por el poder que encerraban los drones como arma de combate, Washington impuso muchísimas restricciones a su exportación para evitar que cayeran en manos enemigas. Así, sometidos al Régimen de Control de Tecnología de Misiles, la comercialización y uso de este armamento aéreo quedó muy restringido entre los países firmantes.
Otro factor que limitaba el acceso a estas aeronaves dirigidas por control remoto era su coste. El precio de un el dron Reaper, fabricado en EE UU, ronda los 28 millones de dólares. En cambio, el TB2 turco se vende por solo unos 5 millones. La consecuencia de este bajo importe no se hizo esperar. Prácticamente en todos los conflictos más recientes el TB2 ha sido protagonista. Desde su aparición el año 2014, ha tenido un papel destacado en Azerbaiyán, Libia, Etiopía o la actual guerra de Ucrania. Y el año pasado, hasta una diminuta nación africana como Togo, con un presupuesto militar de 114 millones de dólares, pudo adquirir una remesa de TB2.
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