"Apuesto por la arqueología espacial" Entrevista a Avi Loeb
Avi Loeb, astrofísico de la Universidad de Harvard, defiende que un objeto que atravesó nuestro sistema solar –y que fue bautizado como Oumuamua– era una nave alienígena. En esta entrevista responde a nuestras dudas
Avi Loeb es catedrático de Astronomía de la Universidad de Harvard y director del Instituto de Teoría y Computación del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, entre otros importantes cargos relacionados con las instituciones más importantes de la astrofísica mundial. En 2012 fue seleccionado por la revista Time como una de las personas más influyentes sobre el espacio, y hasta la fecha ha publicado cuatro libros y setecientos artículos científicos sobre el origen de las estrellas, los agujeros negros, el futuro del universo y la búsqueda de vida inteligente. En el momento de presentarse a la entrevista, lo hace impecablemente vestido con un traje y corbata roja, al más puro estilo Harvard. El cabello rubio y las gafas al aire alimentan un poquito más, si cabe, la imagen de científico académico que todos tenemos en el imaginario popular. Avi Loeb no defrauda. Es un erudito, pero también un tipo tremendamente simpático. Está emocionado porque nos encontramos ante un momento histórico, y lo primero que me dice es: «¡Acaba de aterrizar el Perseverance! Lo sabes, ¿no?». Solo un hombre con pasión por su trabajo se muestra tan entusiasmado como para hacer de ese, el primer comentario de una presentación, como quien dice «buenas tardes».
«ENCONTRAREMOS MÁS VESTIGIOS ET»
PREGUNTA: Sugieres que hay vida inteligente en el cosmos. ¿Estamos hablando de una posibilidad o de un hecho?
RESPUESTA: En ciencia no podemos hablar de hechos, sino de evidencias a las que tratamos de dar una explicación. Lo que normalmente hacemos es poner interpretaciones posibles sobre la mesa, y preguntarnos cuál de ellas resulta más plausible. En el caso de Oumuamua, por ejemplo, lo primero que los astrónomos pensaron era que se trataba de un cometa. Pero luego vieron que no parecía un cometa, sino un asteroide, y aún así presenta una serie de anomalías que no terminan de encajar. Yo sugiero un origen artificial a la hora de explicar esas anomalías, mientras que otros científicos se decantan por un origen natural. Pero todas las teorías sobre el origen natural presentan problemas. Sin embargo, tampoco tenemos suficiente evidencia para estar seguros de que es un artefacto artificial. La cuestión es que cuando te acercas a un objeto con una cámara y le haces una foto, puedes decir, oye esto parece una roca, un objeto natural o una pieza artificial. Y lamentablemente, a la distancia en la que estamos usando los mejores telescopios que tenemos, no podemos resolver esa duda. Por eso creo que en el futuro –y esa es mi recomendación– buscaremos más objetos de este tipo, porque hasta ahora solo hemos buscado durante unos años, y fíjate lo que hemos encontrado. Si seguimos buscando unos años más, encontraremos otro.
Hay miles de millones de sistemas solares terrestres en la Vía Láctea. Creo que no somos únicos, no somos privilegiados
Cuando voy a la cocina y veo una hormiga, me alarmo, porque debe haber muchas más hormigas por ahí. Lo más probable es que podamos encontrar más objetos de este tipo. Lo que yo sugiero es poner cámaras de despliegue dentro de la órbita de la Tierra, alrededor del Sol, de modo que una de ellas puede estar cerca de la trayectoria de tal objeto futuro a encontrar. Entonces sí que podríamos hacer una foto lo suficientemente cerca, y ya se sabe que una imagen vale más que mil palabras. En mi caso, una imagen vale 66.000 palabras, el número de palabras de mi libro. Cuando tengamos esa foto, tendremos la respuesta.
ARQUEOLOGÍA ALIENÍGENA
P: Dejado a un lado Oumuamua, ¿qué otros argumentos apoyan la teoría de que hay una civilización inteligente ahí fuera?
R: No tenemos ninguna prueba que nos permita llegar a esa conclusión. Tenemos algunas afirmaciones de señales de radio que parecen extrañas, pero luego ninguna de ellas es convincente. La más reciente, en diciembre, fue la que se detectó en la dirección de Próxima Centauri, la estrella más cercana, pero no tenemos ningún estudio científico sobre el tema. Y la gente que lo ha investigado, piensa que lo más probable es que sea terrestre y que provenga de alguna interferencia local. Así que no tenemos nada más.
Sabemos que la cultura maya existió por los restos arqueológicos; pues lo mismo podemos hacer con civilizaciones alienígenas: buscar sus reliquias
Por eso yo estoy abogando por la búsqueda de reliquias. Se trata de un enfoque completamente diferente al de buscar señales de radio. Llevamos setenta años buscando señales de radio y el problema es que cuando quieres tener una conversación telefónica con alguien, esa persona tiene que estar viva. La cultura maya existió en nuestro planeta, pero ya no están por aquí. No podemos tener una conversación telefónica con los mayas. Pero sabemos que existieron por las reliquias que dejaron en los yacimientos arqueológicos. Y lo mismo se puede hacer en el espacio. Se puede hacer arqueología espacial, astroarqueología, y buscar reliquias dejadas por civilizaciones que ya no existen. Tal vez enviaron estos equipos al espacio hace miles de millones de años. Podemos buscarlos de la misma manera que buscamos botellas de plástico en la playa. La mayoría de las veces ves rocas naturales, pero si encuentras una botella de plástico, te dice que hay una civilización por ahí.
P: Asumo, Avi, que el fenómeno OVNI y el de los contactados tiene poco o nada que ver con lo que estamos hablando…
R: No somos lo suficientemente interesantes para que las civilizaciones alienígenas nos presten atención. Si hay algo que la astronomía te da, Mado, es sentido de la modestia. Somos tan pequeños en relación con el vasto universo… Y tampoco llevamos tanto tiempo aquí. Apenas una parte en más de trece mil millones de años de antigüedad del universo. En conjunto, esto debe darnos un baño de humildad. No debemos pensar que somos privilegiados o que somos el centro del universo. Y ahora también sabemos que alrededor de la mitad de las estrellas, como el sol, tienen un planeta como la Tierra, del tamaño de la Tierra, y aproximadamente a la misma distancia. Así que ni siquiera nuestro patio trasero, nuestro entorno, es especial. Hay miles de millones de sistemas solares terrestres en la Vía Láctea. Así que, en definitiva, creo que no somos únicos, no somos privilegiados. Y por lo tanto debemos asumir que hubo civilizaciones como la nuestra en el pasado. El Sol es una estrella que llegó relativamente tarde. La mayoría de las estrellas se formaron hace miles de millones de años. Y, por lo tanto, si una civilización tecnológica tan reciente como la nuestra ha logrado enviar cosas al espacio como el Voyager y el New Horizons, debe haber un montón de equipos por ahí en el espacio interestelar que en su día fueran lanzados por otras civilizaciones inteligentes anteriores a la nuestra. Podemos buscarlos.
LOS PELIGROS DEL CONTATO
P: ¿Estaba Stephen Hawking en lo cierto cuando advirtió que, de haber otras civilizaciones extraterrestres en el espacio, no deberíamos intentar contactarlas?
R: Bueno, sí, lo más sabio o prudente sería estarnos calladitos. Cuando entras en una habitación llena de desconocidos, antes de hablar, escuchas. Porque nunca se sabe cuál es el riesgo, si es gente hostil… Y lo mismo se aplica al espacio. Creo que lo más apropiado es que primero escuchemos. El problema es que llevamos más de un siglo emitiendo ondas de radio. Así que si hay alguien con radiotelescopios a menos de 100 años luz de nosotros, ya saben de nosotros. Y en algún momento podríamos saber de ellos. Así que tampoco es que hayamos sido muy cuidadosos que digamos.
Imagina que encontramos tecnología alienígena un millón de años por delante de la nuestra, y que finalmente logramos descifrarla
P: ¿Cuántas posibilidades tenemos de hacer contacto visual no solo con un artefacto tecnológico, de una civilización alienígena, sino con un alienígena en sí mismo?
R: Eso depende del periodo de tiempo en que hayan existido estas civilizaciones tecnológicas. Y, ya sabes, podría ser que fueran únicamente unos pocos siglos, porque quizá desarrollaron los medios para su propia destrucción, como estamos haciendo nosotros cambiando el clima y desarrollando todo tipo de tecnologías que eventualmente podrían matarnos. Por lo tanto, si la ventana de tiempo es corta, de apenas unos pocos siglos, las posibilidades de que tengamos una conversación con otra civilización son muy pequeñas. No sabemos cuánto tiempo pueden desarrollarse en su civilización tecnológica. Tampoco sabemos si es mayormente biológica o si hay equipos en funcionamiento. Pero sí podemos encontrar reliquias, objetos que pueden sobrevivir durante miles de millones de años. Hacer arqueología en el espacio es un método muy poderoso porque no necesitas que la otra parte esté viva cuando te lanzas a encontrar pruebas. Y creo que esa es la llamada de atención que intento describir en mi libro, que nuestra civilización debería aprovechar la importante oportunidad que se nos presenta a la hora de hallar reliquias.
P: ¿Qué es más probable? ¿Encontrar pruebas de una civilización extraterrestre ya desaparecida o de una que todavía esté tan viva como nosotros?
R: Creo que es mucho más probable que encontremos las pruebas de una civilización muerta porque nuestro Sol es relativamente tardío/nuevo en la historia del universo, y la mayoría de las estrellas de la Vía Láctea son de hace miles de millones de años. Así que, si lo comparamos con la evolución de la Tierra, lo más probable es que la mayoría de las civilizaciones ya hayan muerto, porque surgieron hace miles de millones de años. Debieron existir muchas. Si te fijas bien, en la superficie terrestre hay muchas más culturas muertas que vivas.
CULTURAS DE OTRO MUNDO
P: Como antropóloga, encuentro dramática la idea de imaginar una cultura alienígena. ¿Cómo te la imaginas tú?
R: Creo que sería impactante para nosotros, muy diferente a todo lo que imaginamos. Tú aquí puedes conocer a alguien por primera vez, en otro extremo del planeta, y tener la convicción de que no se va a diferenciar mucho de ti, porque compartimos herencia genética. Pero cuando hablamos de alguien de otro planeta, podríamos estar ante una forma de vida muy extraña, alguien que jamás ha tenido contacto con nuestro planeta. Sería extraño e impactante, ya sea que estemos hablando de criaturas biológicas o que las identifiquemos como equipos tecnológicos mucho más avanzados que nosotros. Hay que buscar porque podemos sorprendernos mucho. Imagina que encontráramos tecnología que pudiera ser un millón de años más avanzada que la nuestra. Parecería magia. Pero si lográramos descifrarla, podríamos ahorrarnos un millón de años en nuestro propio desarrollo. Sería muy rentable, más que esperar a que Silicon Valley la invente.
P: Después de esta bomba editorial que has soltado, ¿qué debemos hacer? ¿Cuál debería ser el siguiente paso?
R: Básicamente practicar la arqueología espacial, el despliegue de cámaras dentro de la órbita de la Tierra y alrededor del Sol, y esperar a que más pronto que tarde aparezcan objetos extraños del espacio interestelar. Y luego, con suerte, si tenemos suficientes cámaras, y no debería ser demasiado caro para desplegar un buen surtido, una de ellas estaría tan cerca de la trayectoria de tal objeto que podría tomar la foto que nos sacaría de dudas. Y eso, obviamente, sería extremadamente valioso, porque si vemos algo realmente extraño en esa imagen, podemos empezar a pensar en la posibilidad de aterrizar en uno de estos objetos y examinarlo más cuidadosamente, y ver exactamente de qué está hecho y cuál es su propósito. Y ya sabes que eso sería realmente emocionante.
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