Si tuviera tiempo haría...
¿Falta de tiempo o de interés? El día tiene 24 horas, así que se trata de priorizar, y ahí está el problema, porque si queremos encarar ciertos proyectos es seguro que tengamos que dejar otros aparcados
He escuchado la frase miles de veces, pronunciada por amigos y compañeros de profesión: "Haría esto y lo otro, y lo de más allá, pero el problema es que no tengo tiempo por esto, por lo otro y por lo de más allá". En realidad nunca se tiene tiempo para lo que no se quiere y siempre se busca si verdaderamente se desea. Lo demás son excusas. Cuestión distinta es que el día tiene 24 horas, así que se trata de priorizar, y ahí está el problema, porque si queremos encarar ciertos proyectos es seguro que tengamos que dejar otros aparcados, incluso de nuestra vida personal. No se puede tener todo, esa es la realidad.
Nunca he tenido tiempo para hacer lo que me apetecía, pero me lo he buscado como fuera
Últimamente he reflexionado mucho sobre este asunto, porque hace nada he tomado una serie de decisiones que implicaron abandonar proyectos profesionales en los que además me sentía muy cómodo y valorado. La cuestión es que tuve que priorizar: si pretendía seguir investigando fenómenos anómalos (que siempre ha sido mi prioridad), debía disminuir mi presencia en los medios de comunicación, porque a todo es imposible llegar. Como cualquier decisión trascendente, esta ha sido dolorosa e implica tanto beneficios como pérdidas.
Si lo pienso bien –y esto creo que es un denominador común en buena parte de las personas–, nunca he tenido tiempo para hacer lo que me apetecía, pero me lo he buscado como fuera. Sin ir más lejos, cuando decido escribir un libro, soy consciente de que deberé renunciar durante meses a horas de sueño y actividades sociales varias.
A lo largo de estos años he visto circular por delante de mí a decenas de periodistas o divulgadores que pretendían convertirse en investigadores de fenómenos anómalos y que desistían al poco tiempo con la excusa de que tenían que atender a su pareja, a su trabajo, a su vida familiar. La verdad no era esa, sino que no estaban dispuestos al sacrificio que implica investigar. Y no pasa nada, cada uno es libre de hacer lo que considere, pero conviene no mentirnos a nosotros mismos, no vaya a ser que acabemos culpando de nuestras desgracias a todos menos a nosotros mismos.
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