Nazca: el lugar más hermoso para morir
"Jiménez del Oso, a punto de morir como Félix Rodríguez de la Fuente". Ése era el escalofriante titular que, a doble columna, podía leerse en las páginas interiores del diario ABC el 24 de julio de 1982.
A su regreso después de grabar varios documentales en Perú que se insertarían en la serie La Puerta del Misterio, Jiménez del Oso concedía una entrevista al conocido periodista Jesús María Amilibia. Posando con su impertérrito rostro y sin renunciar a su sempiterno sentido del humor, relataba la experiencia tan cercana a la muerte que había protagonizado cuando sobrevolaba el país de los incas y que luego reflejaría en su libro Viracocha (Luciérnaga).
-Estábamos filmando las célebres altiplanicies de Nazca, donde existen las misteriosas ‘pistas de aterrizaje’, cuyo origen o posibles utilizaciones se desconocen. Rodábamos desde una avioneta, una viejísima De Havilland de siete plazas, y de repente, tosió violentamente un par de veces y se paró un motor. Era muy difícil volver a ponerlo en marcha, porque teníamos un viento frontal muy fuerte… No hubo más ruido entonces que el del aire silbando en las alas y el de nuestros corazones latiendo frenéticamente. Fueron diez interminables segundos… Y la avioneta empezó a ir hacia abajo.
-De poco, mueres como Félix Rodríguez de la Fuente…
-Sí, eso pensé. Y tampoco se podía planear. Según nos explicó el piloto, para planear hace falta volar a más altura. Cuando se vuela tan bajo, como íbamos nosotros, es imposible.
- ¿Y qué pasó entonces?
-Pues pasó que el piloto se las arregló, ya en última instancia, para poder bombear gasolina de un motor a otro, y el que estaba parado comenzó a funcionar.
-Me imagino que el susto fue morrocotudo.
-De muerte –contestó el doctor Jiménez del Oso.
-De mucha congoja –remató el siempre incisivo Amilibia.
-Sí, ya sabes dónde se te ponen las congojas (sic)…
Años antes, en su primer viaje a Perú, Jiménez del Oso ya esquivó la muerte casi de manera providencial
LA MUERTE… SALE GRATIS
En aquella ocasión, Jiménez del Oso había logrado postergar una cita con Félix Rodríguez de la Fuente. Pero no era ésta la primera vez que la muerte se asomaba tímidamente dejándose ver frente al hombre que le concedía una parcela de protagonismo en el espacio de sus programas. Años antes, en su primer viaje a Perú, Jiménez del Oso ya esquivó, casi de manera providencial, su afilada guadaña...
"La primera vez –cuenta el Fernando más íntimo que se expresaba en los micrófonos del programa Medianoche de Antonio José Ales en 1991– nos libramos por un pelo… Obviamente yo pretendía conseguir un helicóptero para poder sobrevolar esa zona y poder filmarlas ya que un helicóptero ofrece más ventajas que una avioneta. Las circunstancias, o esa 'nave nodriza' como dice Juanjo (Benítez) te van abriendo puertas. Y el hecho de conocer a la hija de un general de aviación nos permitió ir al aeródromo militar, al lado del aeropuerto civil de Lima, y no tuvimos inconveniente en alquilar un helicóptero y en buenas condiciones, cosa que hasta entonces nos había sido imposible. Pero fue entonces cuando el comandante del campo de aviación me dijo: 'Oye, ¿por qué vas a alquilar un helicóptero? Tenemos un avión en reparación y tenemos que hacerle el 'rodaje' y habría que volarlo durante varias horas; así que si os parece os lo dejo gratis'. Yo estaba empeñado en el helicóptero, sin embargo, Gerardo (el productor de la serie Más Allá) me daba con el codo y me decía: 'Oye, que el helicóptero nos cuesta no sé cuánto la hora y el avión nos lo ceden gratis. Total, es un avión de hélices con el que podemos llevar la puerta abierta para filmar”. Y, aun así, yo me emperré en que era mejor el helicóptero y nos fuimos con él. Fue todo un día de rodaje. Estuvimos filmando todo aquello, desde el candelabro de Paracas, comimos en Pisco… y cuando estábamos ya cerca de Nazca, el piloto recibió la llamada de regresar a base: le avisaban de que tenía que participar en la búsqueda del avión que en un principio nos facilitaban porque había desaparecido después de estrellarse y morir todos sus ocupantes…".
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