El misterio del Utsuro-bune, un 'ovni' del periodo Edo
Una historia difundida en Japón durante el siglo XIX nos habla de un misterioso incidente que puede explicarse como un naufragio ruso o un aterrizaje alienígena
El 22 de febrero de 1803, unos pescadores divisaron un extraño objeto en la costa de Hara-yadori, en Japón. Le llamaron Utsuro-bune o “barco hueco” por su parecido a un cuenco de arroz. Medía cerca de 3 ken de ancho (5.45 metros) y 1 jō y shaku de alto (3.3 metros). Tenía placas de cobre en la parte inferior, mientras la superior tenía cuatro ventanas de vidrio.
Los pescadores la remolcaron a tierra y se asomaron por las ventanas. Dentro había paredes con textos en un idioma desconocido. De pronto, del interior salió una hermosa joven con una edad aparente entre los 18 o 20 años. Medía metro y medio de alto y fue descrita con hermoso rostro de cejas y cabello rojo, alargado con extensiones artificiales blancas. Al encontrarse con los pescadores, habló amablemente, pero nadie le entendía. Lo más peculiar, era que en todo momento sostuvo en sus manos una cajita blanca que no permitió que nadie tocara. Pasado un tiempo, los pescadores decidieron que su destino era volver a donde pertenecía, así que, sin que ella protestara, la colocaron de vuelta al mar.
Así lo narra el libro Toen shōsetsu / Cuentos desde el jardín de los conejos, editado en 1825; texto donde Kyokutei Bakin, escritor nacido de una familia de samuráis, brindó el mayor número de detalles. Utsuro-bune fue un suceso que invadió a la literatura japonesa. Komai Norimura lo narró en 1815 dentro de Oushuku Zakki / Notas de la Posada del Ruiseñor; mientras el samurái y autor de teatro noh, Hirokata Yashiro, lo hizo en 1825. Desde entonces ha captado la atención de múltiples investigadores que buscan revelar el misterio.
Nagahashi Matahiro escribió en Ume-no-chiri / Polvo de alvaricoque (1844) acerca del suceso que tuvo lugar en las costas de Haratono-hama, en Japón. Pero en el año 2000, el periodista Kazuo Tanaka aseguró que, según documentos de la época, ni Haratono-hama, ni Hara-yadori, existieron. Un manuscrito conocido como Documento Banke, incluye una lista de lugares que sitúa el suceso en la prefectura de Ibaraki; de ahí que se sospeche de las costas de Hitachinokuni en el Pacífico.
El libro Hyōryū kishū / Diarios e historias de naufragios (1835) asegura que pudo ser un naufragio. Bakin apoyó la teoría en 1844, asegurando que una moda en la Rusia zarista era el cabello blanco entre algunas esclavas pelirrojas. Pero ¿Cómo acabó un naufragio ruso del lado del Pacífico y no en el mar del Este? Y, ¿cómo sobrevivió sola en un barco tan diminuto?
El folclorista Yanagida Kunio aseguró en 1925 que la historia era falsa por su estilo narrativo. En La historia de Utsuro-fune dijo que este tipo de barcos eran comunes en Japón y desde tiempos ancestrales existían leyendas de una mujer venida del mar. Pero ¿porqué si eran narraciones esporádicas, estallaron entre los intelectuales a partir de 1803?
Se baraja la hipótesis que el incidente se creó para promocionar las visitas a un templo dedicado a la diosa Sanreison
En 2009, el profesor Tanaka Kazuo publicó Edo utsurobune misuterī / El misterio del Utsurobune del periodo Edo. Su investigación logró revelar el texto más antiguo del caso: el Documento Mito aparentemente escrito en 1803, año del incidente. Su relevancia recaía en la ilustración, donde la mujer va vestida igual a la diosa Sanreison; un hecho que relacionó al mito de la sericultura (cultivo del gusano de seda) que no solo habla de una princesa de la India que navegó sola a Japón, sino que habría ocurrido en Ibaraki, mismo sitio del suceso. Esto barajea la posibilidad de ser una historia para patrocinar las visitas a un templo dedicado a esta deidad. Pero ¿el mito de la princesa pudo basarse en un hecho real ocurrido en el siglo VI? Y ¿qué pasa con el idioma desconocido, recogido también en varias ilustraciones?
Múltiples hipótesis rodean el misterio de Utsuro-bune: Una historia falsa extrañamente difundida por intelectuales en el siglo XIX; un misterioso naufragio ruso tripulado por una esclava en 1803; una estrategia publicitaria de un templo inspirada en un mito antiguo. Quizá la más curiosa de todas, asegura a partir de las ilustraciones, que pudo ser una temprana visita extraterrestre, pero ninguna narración habla de un aterrizaje o un objeto caído del cielo. Aun así, no deja de ser uno de los misterios históricos más inusuales de Japón.
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