Un inquietante rostro de Jesús te sigue con la mirada
Un rostro de Jesús, atribuido al pintor y parapsicólogo decimonónico Gabriel Von Max te sigue con la mirada y, sin embargo, sus ojos están cerrados.
La Veronica's Handkerchief, de Gabriel Cornelius Ritter von Max, es una obra inquietante. Si fijas tu mirada en los ojos de Jesús parece que te observan fijamente, pero una mirada más profunda revelará que, en realidad, están cerrados.
La obra representa al Hijo del Hombre en el lienzo de la Verónica, y posee una belleza tan fascinante como perturbadora. De hecho, el artista utilizó una técnica pictórica muy inteligente para lograr esta ilusión óptica, tuvo que aplicar catorce tonos diferentes de pintura a su lienzo para conseguir esta ilusión óptica.
La imagen de la Verónica es tan inquietante como su autor. Von Max no sólo era pintor, también fue un místico que formó parte de sociedades secretas y llegó, incluso, a liderar una de ellas.
Gabriel Cornelius Ritter von Max nació en Praga, Chequia, el 23 de agosto de 1840 y su biografía es fascinante. Se formó en la Academia de Artes de Praga, bajo la tutela de Eduard von Engerth. Cursó estudios de parapsicología, que en aquella época incluía el espiritismo, tan en boga en loss alones de la burguesía, el sonambulismo y el hipnotismo. También sintió inquietude sobre la filosofía asiática y por las ideas de Schopenhauer y otras tradiciones místicas.
Su primer gran éxito llegaría en 1867, con un cuadro titulado «Mártir de la Cruz», en la que hace una interpretación psicológica de sus figuras.
Su obra reflejó también los éxtasis de la estigmatizada alemana Katharina Emmerich
Pero el cuadro que le hizo alcanzar mayor notoriedad, es «El éxtasis de la joven Katharina Emmerich», en honor a la beata y monja agustina de origen alemán que, estando convaleciente en su cama empezó a experimentar los estigmas de la crucifixion en su cuerpo.
Corría el año 1813 y sus fenómenos llamaron la atención del vicario general Orvergerg y tres médicos, uno de ellos protestante, que se encargaron de la investigación del caso. Tras tres meses, se convencieron de la autenticidad de sus estigmas.
De entre los cuadros de su producción religiosa llama la atención la Verónica, es decir, el pañuelo que una mujer con este nombre utilizó para limpiar de sudor y sangre el rostro de Jesús durante su pasion. La Verónica, es nombrada en un manuscrito gnóstico, el llamado El Evangelio de Nicodemo o Hechos de Pilato, En la tela habría quedado impreso milagrosamente el Santo Rostro de Jesús.
El paño de la Verónica se convirtió en reliquia por parte de la iglesia primitiva del sigo VIII
Supuestamente, el pañuelo original fue retenido como una reliquia por la iglesia primitiva del siglo VIII y fue venerado por sus supuestos poderes curativos, uno de los cuales se dice que fue el emperador romano Tiberio.
La imagen atribuida a Gabriel von Max es interesante, no sólo por la anécdota de que el Hijo de Dios te está observando con los ojos cerrados, sino porque esa metáfora nos induce a pensar que Dios siempre nos observa, que nada puede ocultarse de su mirada, una reflexión filosófica que probablemente sobrecoge más que la ilusión de la obra de arte.
Gabriel von Max fue un artista importante de la escuela Piloty, aunque su coqueteo con lo espiritual y lo parapsicológico lo llevó a abandonar los temas de la Grunderzeitliche (género y la historia), para desarrollar un lenguaje pictórico-alegórica mística que se convirtió típico de la Secesión de Arte de Viena, cuando la capital austríaca se convirtió en la capital cultural de centro Europa.
Característico del estilo etéreo de Gabriel Max es "The Last Token" (en el Museo Metropolitano ), y "Light" (en el Museo de Odessa de Arte Occidental y Oriental, Ucrania ).
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