Los gigantes de Nápoles
Circulan por Internet imágenes de una exposición celebrada en Nápoles en 2015 donde fueron exhibidos restos de un gigante
Lo confieso. Nápoles es una de mis ciudades favoritas cuando viajo a Italia y es, además, un destino que visité con regularidad años atrás. Por eso, fui el primer sorprendido al ver en Internet las imágenes de un gigantesco esqueleto de un ser que superaba los 24 metros de altura y que habría vivido hace cuarenta mil años en Nápoles. Aquí no cabía la posibilidad de hipersomatotropismo, una alteración que produce gigantismo o acromegalia, síndromes caracterizados por la secreción excesiva de hormona de crecimiento. De ser reales, esas fotos constituían una evidencia de los mismísimos Nefilim, los gigantes que, según el relato bíblico del Génesis surgieron de la unión antinatural entre híbridos de los dioses (por su traducción del hebreo) y las mujeres humanas.
Los huesos que mostraban esas imágenes estaban en un lugar que yo conocía bien. Me refiero a la Sala della Meridiana del Museo Arqueológico de Nápoles, un salón rectangular de 54 x 20 metros donde se expone una escultura del Atlas Farnesio, la más antigua representación escultórica de este titán, realizado en mármol durante el siglo II de nuestra era. No concebía que se hubiera trasladado esta icónica pieza en ningún momento. Así que desconfié: ¿Serían reales o, tal vez, fruto de la Inteligencia Artificial? Es común que los colectivos creacionistas publiquen fake news para poner en jaque la teoría de la evolución.
The remains of Nephilim giants on display at the Archaeological Museum of Naples. pic.twitter.com/6Dz1cqAvem
— THE FLAT EARTHER (@TheFlatEartherr) June 3, 2024
Realicé una búsqueda inversa a través de las fotografías para tratar de arrojar luz sobre el enigma. Lo que encontré me desconcertó todavía más. No era fruto de la Inteligencia Artificial sino que las piezas habían sido expuestas realmente en el museo napolitano en el año 2015.
Una misteriosa exposición
La información decía que en 1938, los trabajadores del arqueólogo Amedeo Maiuri, descubrieron los enormes huesos en la fachada occidental del Templo de Júpiter, durante las excavaciones en la acrópolis de Cumas. El hallazgo llamó la atención del famoso paleontólogo Ralph von Koenigswald quien, por entonces, estaba implicado en la búsqueda del Gigantopithecus, un extinto primate gigante que vivió en Asia en tiempos prehistóricos. Pues bien, ni corto ni perezoso el alemán se unió a los investigadores italianos y sacaron a la luz estos sensacionales hallazgos.
Hay que decir que Maiuri no es un friki, sino un célebre arqueólogo italiano conocido por sus hallazgos en Pompeya que, además, descubrió en mayo de 1932 la Cueva de la Sibila de Cumas, adivina y oráculo sagrado de la más antigua colonia griega del golfo de Nápoles, establecida en el siglo VIII a.C. como Magna Grecia y Occidente. Y lo mismo puede decirse de Koenigswald, distinguido geólogo y paleontólogo alemán que en 1935 había dado con los primeros restos del Gigantopitecus blacki, concretamente tres molares.
Según la historia homérica, la zona de Cumas estaba habitada por los lestrigones, seres gigantescos y feroces que lanzaban piedras a los barcos de Ulises.
Según varias informaciones, del suelo de Cumas surgieron excepcionales restos óseos y una losa de piedra con restos de pintura rupestre que reveló una forma simbólica desconocida a la que von Koenigswald, dio el nombre de Caosmos. Y precisamente esta pintura rupestre, asociada al tamaño de los huesos de la mano, llevó al estudioso a considerar a la criatura recién descubierta como el mayor artista del mundo. Entendemos que no por su calidad sino por su tamaño.
Y ése fue -precisamente- el título de la exposición que debía haberse inaugurado en 1939 y que, por culpa de la II Guerra Mundial, tuvo que ser suspendida hasta que el Museo Arqueológico de Nápoles recuperó la idea en 2015. Varios artículos de ese año mencionan «Un gigante expuesto en la frontera entre lo verdadero y lo falso». El misterio se resistía a ser resuelto. Todo era ambiguo.
Un artículo de Sole24Ore precisaba que la exposición histórico-documental estuvo abierta hasta el 9 de abril de 2015 gracias a la contribución de la Fundación Banco di Napoli y el patrocinio de la Región de Campania, el Municipio de Nápoles y el Museo MADRE. La información detallaba que los Brigataes habrían recuperado,los imponentes huesos, documentos y libros antiguos, incluido el rarísimo texto Gigantologia de Emiddio Manzi. ¿Qué demonios eran los Brigataes? ¿Eran los tipos que aparecían en este vídeo excavando?
Me temo que no. Brigataes (brigadas, en español) es el seudónimo colectivo adoptado en 2001 por el artista napolitano Aldo Elefante. Parece, pues, que estamos frente a una exposición puramente artística, que ha mezclado elementos reales con la ficción para situarse al borde de la realidad. Como el falso documental presuntamente elaborado por Stanley Kubrick sobre la llegada del hombre a la Luna.
La exposición, comisariada por Marco De Gemmis, fue acompañada de un catálogo publicado por Editoriale Scientifica con textos de varios autores y del propio Elefante que también están en el límite entre lo falso y lo verdadero, oscilando entre ambos extremos con naturalidad e ironía.
Es más fácil ver las similitudes entre lo verdadero y lo falso que las diferencias
Los artistas querían demostrar que es más fácil ver las similitudes entre lo verdadero y lo falso que las diferencias. Tal vez, la sociedad virtual ha exagerado la diferencia entre estos dos extremos, usando esta simplificación como una forma de control. La confusión entre lo verdadero y lo falso es la base de los mitos, el único lenguaje que todos compartimos de ahí que estas imágenes sean compartidas masivamente sin el mínimo espíritu crítico.
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