Fenómenos extraños en la Cruz del niño Pedrín
A finales del siglo XIX, Pedro Bravo y Bravo, de cinco años de edad, fue asesinado y descuartizado cerca del monasterio de El Escorial. Son muchos los testimonios que afirman haber visto un niño fantasmal y otras figuras en las proximidades de la cruz de granito que recuerda la tragedia. Nuestros colaboradores han estado en la zona en busca de respuestas, registrando incluso una extraña inclusión en sus grabadoras. ¿Se trata de una psicofonía?
La siguiente es una historia triste que tiene lugar en un enclave mágico, recorrido, dicen, por energía telúrica. Hablamos del Monte Abantos, muy próximo al imponente monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Es aquí donde empieza la historia del niño Pedrín, llamado así con cariño por quienes aún lo tienen en su recuerdo.
Una cruda mañana de febrero de 1893, Pedro Bravo y Bravo, el protagonista de esta historia, se dirigía hacia el monasterio de El Escorial, donde ejercía de monaguillo. A diario, realizaba allí diferentes labores de mantenimiento: limpiaba las estancias, hacía recados para los frailes del lugar. Pero aquel día fue distinto y quedó grabado a fuego en el recuerdo de los frailes y vecinos. Pedro Bravo, de tan solo 5 años, no regresó a casa. Preocupados, sus padres dieron parte a la Guardia Civil que, tras tomarles declaración, iniciaron las batidas de búsqueda.
A pesar de los esfuerzos, no había rastro del niño. Días después de la desaparición, dos cazadores subieron al Monte Abantos en busca de alguna presa con la que llenar el estómago. Decidieron atajar por el bosque y, para su espanto, se encontraron con una escena atroz: el cadáver de un niño descuartizado. Horrorizados, avisaron a las autoridades, que pusieron fin así a la búsqueda del niño perdido en aquel bosque una semana antes.
El Chato fue acusado de descuartizar al niño para llevarlo al bosque y usarlo como alimento para los lobos
La noticia supuso un shock colectivo para la comunidad. Nadie podía creer lo que había sucedido. Con el fin de esclarecer los hechos, algunos vecinos del pueblo fueron interrogados, pero ciertas sospechas apuntaban a uno de ellos especialmente: El Chato. Era un hombre alto, delgado, con unas manos enormes, pero de mentalidad y comportamientos inmaduros. El Chato fue acusado de descuartizar al niño para llevarlo al bosque y usarlo como alimento para los lobos. Finalmente fue juzgado y declarado culpable del asesinato de Pedro Bravo y Bravo.
Cumplió veintitrés años en prisión, donde una ceguera ya incipiente en el momento del asesinato se agudizó y donde la locura le pasó factura. Sólo repetía una y otra vez: "¡Fueron los frailes, los frailes...!".
Con tantos cabos sin atar, pronto las dudas y los rumores comenzaron a circular por el pueblo: ¿Dónde se había cometido el asesinato en realidad? ¿Pudo ser capaz de cometer aquel crimen cuando apenas podía ver? ¿Lo hizo solo?
¿Fue asesinado el niño porque vio algo dentro del monasterio que no debía contar?
Las incógnitas nunca se aclararon, y una gran nube de sospecha sobrevolaba sobre el monasterio: ¿Y si Pedrín vio algo inusual que no debía contar? ¿Y si eran ciertos los rumores de las fiestas y correrías de los frailes que daban rienda suelta a sus bajas pasiones entre los muros del monasterio?
Para no olvidar la tragedia, el pueblo levantó en el lugar una cruz de granito a modo de homenaje. En ella, una inscripción que resume en pocas palabras lo que allí sucedió:
"El 10 de febrero de 1893 fue hallado en este sitio el cadáver del desgraciado niño Pedrín Bravo y Bravo, víctima de brutal salvajismo".
Un monumento que sigue vivo, ya que una vez al año se hace una misa en recuerdo del niño Pedrín y al que algunas personas siguen llevando flores, monedas o juguetes.
UNA VISITA AL LUGAR
Para nosotros es un lugar muy especial. Su historia nos marcó, pero hemos de reconocer que nuestro interés inicial vino dado por todos los casos de apariciones que el lugar acumulaba. Conocíamos algunos testimonios de personas que habían visto a un niño cruzar la carretera o se habían encontrado con un ser extraño de dimensiones gigantescas. También quienes afirman haber experimentado cambios extremos e inexplicables de temperatura en la cruz. Relatos que describían como la piedra mostraba una temperatura más alta en la parte trasera y que han dado pie a diversas interpretaciones que señalan al espíritu del niño como el principal causante de estos extraños fenómenos.
Motivados por estas historias, hacía allí nos dirigimos atraídos por el morbo y con la inquietud de encontrarnos con algo extraño o sobrenatural. Tras sortear un difícil camino, llegamos al mirador en el que se ubica la cruz de piedra construida en frío granito. Descendimos por un inclinado terreno y nos encontramos con ella.
Sacamos el equipo y pusimos en marcha la grabadora dispuestos a preguntar sobre el lugar y su historia
Tocamos la piedra intentando percibir alguna sensación, sacamos el equipo y pusimos en marcha la grabadora dispuestos a preguntar sobre el lugar y su historia. Pasamos varias horas explorando el lugar y realizando pruebas psicofónicas con el objetivo de saber más sobre aquel suceso y las supuestas manifestaciones anómalas. Al final de la madrugada, tocaba despedirse y comenzar el análisis de todo lo recogido y documentado.
Tras analizar detenidamente los audios, cabe destacar una incursión extraña. Ante una de nuestras preguntas, parece que una voz responde a nuestro compañero Rubén:
- Rubén: ¿Dónde te lo hicieron?
- Voz: ¡Aquí es! -parece contestar una voz con tono de niño pequeño o mujer joven.
Mandamos analizar el audio a un técnico de sonido y su respuesta fue que el resultado podría entrar dentro de los parámetros de la voz de una mujer o un niño; o que podría estar dentro del rango del sonido emitido por un grillo, pero que lo descartaba al no ser un sonido seguido, sino que se componía por dos vocablos muy bien definidos.
Sin decantarnos por la hipótesis paranormal, no descartamos haber captado alguna voz que proviniera del lejano pueblo que, casualmente y jugando con la probabilidad, coincidiera con la pregunta realizada.
¿Pudo ser Pedrín quien nos contestó? ¿Era la voz de un espíritu? ¿Podemos considerar ese registro como una respuesta inteligente a nuestra pregunta? ¿Significa que estaba allí con nosotros? ¿Pudo ser un fallo de análisis o, como ya hemos señalado, una simple casualidad?
Hemos vuelto al lugar en otras ocasiones y calculado la temperatura de la cruz con un termómetro digital, anotando una mínima variación y atribuyéndola a la consecuencia de la acumulación de calor en la parte que más luz del sol ha recibido; hemos realizado varias grabaciones, pero para nuestra decepción nunca más hemos vuelto a captar nada extraño, ninguna incursión fuera de la explicación razonable.
Sheila Gutiérrez y Miguel Ángel Linares dirigen y presentan el programa Misterios en Viernes y son autores del libro Antimanual del Investigador Paranormal.
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