Un enigma llamado juguete
Hay juguetes que constituyen auténticos ooparts (objetos fuera de su tiempo). Hemos recopilado algunos.
En estas Navidades, como es costumbre, muchos hogares se llenarán de regalos para los más pequeños. Sin embargo, la historia de los juguetes está repleta de enigmas y misterios olvidados.
En la ciudad turca de Sogmatar, se llevaron a cabo en 2017, una serie de descubrimientos que desconcertaron a los arqueólogos. En unas tumbas con una antigüedad de 7.000 años, se desenterraron una serie de coches de juguete hechos de arcilla. Estas piezas son auténticos OOPARTs, es decir, objetos fuera de su tiempo. La presencia de ruedas en esa excavación adelantaba este invento en más de 2.000 años. Estos carritos con ruedas no difieren mucho de los cochecitos de juguete que todos hemos usado.
Desde entonces, han aparecido más piezas similares que continúan desconcertando a los expertos. Un cochecito de 7.000 años de antigüedad no es algo que uno esperaría encontrar en una excavación arqueológica. El uso que se les dio a estas piezas es un misterio. También se sugiere que podrían haber sido algún tipo de ofrenda religiosa que imitaba a los carros donde se transportaban a los difuntos. Pero seguramente, si una pieza caía en manos de un niño de la época neolítica, la usaría para jugar.
La pasión por el juego es algo intrínseco al ser humano, razón por la cual el juguete nos ha debido acompañar durante toda nuestra existencia. Sin embargo, la sofisticación de estos objetos es algo que aún nos sorprende hoy en día. Los niños que salían del Coliseo de Roma compraban pequeñas réplicas de sus héroes en los mercadillos de la ciudad eterna. Lo mismo ocurría con los pequeños que presenciaban los torneos de caballeros medievales. No hemos inventado nada.
En el Museo de la Ciencia de la Universidad de Coimbra, podemos ver otro de esos objetos fuera de su tiempo. En principio, parece uno de esos muñecos de goma que se utilizan en ocasiones para ilustrar un fragmento de hueso de un animal, permitiendo al visitante ver cómo era el aspecto del ejemplar. En este caso, se trata de un coati y un capibara hechos de goma, muy precisos y realistas. Cualquiera diría que es una creación moderna, pero este no es el caso. Son del siglo XVIII. La pieza fue encontrada por un explorador portugués y pertenecía a los indios del Pará, en Brasil. Los pueblos indígenas extraían el látex de los árboles y lo modelaban. Tras calentarlo, lo pintaban. Así nacieron los primeros juguetes de goma. Las estanterías modernas hoy en día rebosan de estas piezas, pero ya nadie recuerda que fueron las tribus del Amazonas las primeras en hacer muñecos de goma para sus niños.
Cuando los españoles llegaron al continente, pudieron ver cómo las pelotas de caucho rebotaban en las paredes con fuerza. Las pelotitas de caucho también son más antiguas de lo que creemos.
Pero existen en la prehistoria juguetes mucho más ingeniosos de lo que podemos imaginar. Se han encontrado pequeños silbatos hechos de hueso, pero nada iguala la sofisticación de este "juguete" de la época de las cavernas. Se trata de las arandelas de Laugerie Basse, con 12.000 años de antigüedad. Según el prehistoriador Mark Azema, este objeto podría tratarse de un juguete óptico. Si enrollamos unos pequeños hilillos en el agujero central y lo giramos con rapidez, esta figura daría vueltas y se podría ver cómo el animal se mueve. Recuerdo haber jugado con algo similar. Era un disco con un loro en un lado y una jaula en el otro con una gomita, y cuando lo girabas, se superponían las dos imágenes. A estos artilugios, a principios de siglo, se les llamaron traumatropos.
Los juguetes tradicionales continúan siendo artefactos ingeniosos. Cada año, la sociedad hiperconsumista nos presenta novedades. Aunque, si lo miramos fríamente, tal vez no lo sean tanto a tenor de lo que hemos presentado.
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