El «extraterrestre» recuperado en Roswell se llama Dan Fulgham
Las memorias de un coronel estadounidense aseguran que durante el incidente Roswell no se ocultó extraterrestre alguno, sino a su compañero Dan Fulgham, quien se acababa de estrellar junto a él y otro militar en un globo aerostático y cuya cabeza había quedado violentamente deformada por el impacto. ¿Sigue el encubrimiento? Josep Guijarro
Coincidiendo con el cincuenta aniversario de los OVNIs, el 24 de junio de 1997, el Coronel John Haynes presentó a la prensa un voluminoso informe, titulado Roswell Report: Case Closed (Informe Roswell: Caso Cerrado), en el que podía leerse que el Platillo Volante estrellado en Roswell no era más que un globo del proyecto ultrasecreto Mogul. La novedad es que, según este nuevo informe, "los seres recuperados eran muñecos de prueba lanzados desde 30.000 pies de altura" (sic).
Las risas inundaron la sala.
Según la tesis oficial pues, el caso Roswell se formó a partir de una sucesión de mentiras, malentendidos y manipulaciones, algunas de las cuales se inspiraron en episodios reales.
Los cuerpos de alienígenas pudieron ser confundidos con los muñecos (dummies) que se arrojaron en sucesivas pruebas desde aviones y globos. Para terminarlo de complicar más, en 2010 una autobiografía del coronel Joseph Kittinger titulada "Come up and get me" aseguraba que la leyenda de los cuerpos recuperados en Roswell se generó mucho después, concretamente, doce años más tarde, por el accidente de Dan Fulgham que él mismo presenció en el desierto u otro siniestro, concretamente, el de un avión KC-97 que, en 1956, terminó con la vida de once soldados cuyos cuerpos fueron trasladados hasta el hospital de la base.
Tres militares, Kittinger, Fulgham y William Kaufman habían partido la mañana del 21 de mayo de 1959, desde la localidad de Holloman, a bordo de uno de los globos aerostáticos que estaban utilizando en los proyectos secretos de la Fuerza Aérea (Manhigh y Excelsior) para explorar las condiciones de la alta atmósfera y la reacción que ésta causaría en el cuerpo humano. Pero al tomar tierra la góndola atrapó a Fulgham y su cabeza quedó atrapada entre el hierro y el suelo.
«El equipo de rescate que llegó hasta la zona en varios jeeps del ejército -relata una versión pseudoescéptica del incidente publicada en Voz Populi- , tuvo que emplear una palanca para liberar la cabeza del piloto, terriblemente hinchada dentro del casco. Después trasladaron a los tres hasta el hospital de la base aérea Walker, donde el personal civil presenció la escena.»
La cabeza de Fulgham estaba tan deformada que unos días después su mujer ni siquiera le reconoció al verle.
"Alguien en Roswell -puede que alguien que trabajara en el hospital- debió de ver a Dan mientras le ayudábamos a salir del helicóptero aquella mañana y en su mente cuajó la idea de que aquello era alguna especie de visitante del espacio", recuerda Kittinger.
Los testigos rescatados por los ufólogos a partir de los años 80 hablan de una criatura con una gran cabeza, ojos abultados y piel amarillenta que habría sido llevado hasta la base aérea por los militares que lo mantuvieron apartado de la mirada de los curiosos
Supongo que para la Fuerza Aérea es normal que se confundieran con el número de dedos que, según los testigos eran tres y no cinco, con su estatura parecida a la de un niño y su complexión muy débil (como la de los grises documentados por los ufólogos) además de unos ojos realmente grandes. Éso y que el incidente de Kittinger tuviera lugar 12 años después, lejos de Roswell, son cuestiones baladís que toman relieve ahora, cuando se cumplen 70 años del estrellamiento de un platillo volante en Roswell. Y no lo digo yo. Lo dijo la Fuerza Aérea en un comunicado oficial que ocupó la portada del Roswell Daily Report. El encubrimiento contihúa.
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