Cuzco: ¿leyendas bajo la lápida?
¿Sabías que Jiménez del Oso tuvo que profanar una tumba para descubrir la verdad acerca de la última leyenda de Cuzco?
Punto de Encuentro con lo desconocido era el título de la sección que el doctor Fernando Jiménez del Oso presentaba en el magazine dominical que, a mediados de los ochenta, se emitía en TVE para todos los países de habla hispana. Para una audiencia de más de sesenta millones de espectadores, Jiménez del Oso desentrañaba algunos de los enigmas más apasionantes. Sin embargo, su último reportaje nunca vería la luz…
LA LEYENDA DE LAS CABEZAS DECAPITADAS
Hacia el mes de abril de 1987, y aprovechando que un equipo del programa se encontraba en Perú grabando paisajes y escenarios folklóricos, Jiménez del Oso concertó realizar un rodaje por varios enclaves de Cuzco para desvelar algunos de sus misterios… En la Plazoleta Espinar –muy próxima del centro neurálgico que constituye la Plaza de Armas– se erige la Basílica Menor de La Merced. Bajo el altar, y en sus catacumbas, se abrigan los restos de tres conquistadores españoles: Diego de Almagro, 'el Viejo' (1475-1538) y su hijo 'el Mozo' (1522-1544) a los que luego se añadirían los huesos de Gonzalo Pizarro (1510-1548) –hermano del célebre Francisco Pizarro–. Los tres hallarían la muerte durante las guerras civiles que enfrentaron a los conquistadores del Antiguo Perú y que se prolongaron entre 1537 y 1554.
Diego de Almagro, considerado descubridor de Chile, sería ejecutado después de rebelarse contra Francisco Pizarro al tomar la ciudad de Cuzco. Su hijo seguiría la misma suerte al tratar de vengar la muerte de su padre. Mientras que, unos años más tarde, Gonzalo Pizarro –considerado rival de éstos– era "reemplazado" por Pedro de la Gasca, 'el Pacificador' restituyendo así el virreinato de Perú para la Corona española. Aunque acérrimos enemigos en vida, tanto los Almagro como el menor de los Pizarro tuvieron el mismo final: sentenciados a patíbulo terminaron siendo decapitados mientras sus cabezas, tras freírse en aceite, eran exhibidas en Lima como "trofeo" que serviría de ejemplo para escarmentar futuras sublevaciones en el Virreinato. Ésa es, al menos, la versión que nos brinda la Historia oficial...
EL SECRETO BAJO LA TUMBA
Tratando de averiguar hasta qué punto la Historia prefiere abrazar versiones legendarias que nada tienen que ver con la realidad, Jiménez del Oso decidió explorar, clandestinamente, las entrañas de las catacumbas de la Basílica de La Merced. Así lo confesaba él mismo, años después –y no sin disimular cierto pudor–, al añorado Juan Antonio Cebrián (1965-2007) en el programa radiofónico La Rosa de los Vientos: "No había más que un sacristán por allí, así que nos lo llevamos a otro sitio invitándolo a unas copas… De una manera 'casi delictiva', abrí las tumbas y comprobé que esa tradición que se cuenta en los libros no era cierta: las cabezas de Almagro y Gonzalo Pizarro estaban allí, junto al resto de su osamenta".
Lamentablemente, el esfuerzo en profanar aquellas sepulturas para obtener un documento gráfico excepcional que, al parecer, desmantelaba uno de esos mitos de la Historia, fue en vano. Nada más aterrizar en Madrid, al equipo de rodaje se le comunicaba que, por decisión de última hora de la dirección de RTVE –y a pesar de su éxito de audiencia-, se suspendía de manera definitiva la emisión del programa Punto de Encuentro. Fue así como aquellas imágenes, obtenidas furtivamente en el osario de la Basílica La Merced de Cuzco –que hoy adquirirían el valor de documento histórico-, terminarían sin ver la luz… Tal vez fuera mejor así, y aquellas tumbas profanadas clandestinamente debieran haber permanecido selladas; porque hay enigmas que merecen continuar sin ser desvelados…
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