América del Norte: Continuas apariciones del Bigfoot

El 26 de diciembre de 2020 una familia viajaba por la carretera que circula al oeste del lago Tahoe, en California, como un día normal. Pero de repente observaron un hecho inaudito: ante ellos se encontraban no uno ni dos, sino tres Bigfoot juntos. El más grande de estos tenía una apariencia más adulta e iba acompañado de otros dos que parecían más jóvenes.  

El conductor del coche, el padre de la familia, describió de esta manera el suceso: "Mientras conducía hacia el sur por la I-80, miré a mi derecha y vi tres figuras parecidas a humanos que estaban observando algo en una colina cubierta de nieve. Viajábamos a 40 km/h debido a la carretera helada y a la nieve. Lo primero que pensé fue que eran osos. Les grité a los miembros de mi familia: '¡Osos! ¡Osos!', mientras señalaba a las criaturas. Pero pronto nos dimos cuenta de que no lo eran". 

Según sus descripciones, los seres más pequeños apenas alcanzaban 1,8 metros de altura. Parecía que estaban comiendo algo mientras trepaban por la colina cubierta de nieve. Sin embargo, el animal más grande medía entre 2,5 y 2,7 metros de altura. La forma del cuerpo era similar a la humana, pero de mayores dimensiones y estaba completamente cubierto de pelo oscuro. "Se volvió hacia nosotros y notó que lo estábamos mirando. Rápidamente subió la pequeña colina y lo perdimos de vista".

¿A QUIÉN PERTENECEN ESTAS HUELLAS? 

El día de antes, el 25 de diciembre de 2020, durante la noche de Navidad, se produjo también un suceso extraño en la Columbia Británica. Un grupo de amigos volvía a casa en coche cuando de repente, Erica Spink-D’Souza, situada en el asiento trasero, notó como el coche frenaba violentamente sin motivo aparente. Alarmada, preguntó qué era lo que pasaba y entonces descubrió que las dos personas sentadas en los asientos de delante habían visto a una extraña figura en el margen de la carrera. 

Tras el extraño avistamiento, regresaron al lugar de los hechos y encontraron una serie de huellas de un ser bípedo 

"Dijeron que parecía un oso pardo, o que era un hombre grande de pie. Sin embargo, al intentar dar la vuelta y mirar de nuevo, ya no estaba", dijo con tristeza Spink-D’Souza. Ya en casa, acostaron a sus hijos y decidieron volver para comprobar qué era lo que habían visto. En el lugar, descubrieron una serie de huellas bípedas que habían caminado en línea recta hacia el bosque. Por consiguiente, el grupo tomó algunas fotos, las cuales no se han hecho públicas y las mandó directamente al Bigfoot Field Research Group para su estudio.

El fundador de la organización, Matt Moneymaker, aseguró que esas marcas "no podían engañar", por lo que, muy probablemente, perteneciesen a un Bigfoot o animal similar sin identificar. Diez días después, un equipo de investigadores independientes, tras estudiarlas, consideró que simplemente eran huellas de alce. A pesar del susto inicial, Spink-D’Souza aseguró que se sentía muy feliz de haber vivido esa experiencia y de haber sido testigo de "los misterios que esconde el mundo".