Lugares mágicos
15/10/2021 (11:45 CET) Actualizado: 15/10/2021 (11:48 CET)

Tella: el dolmen de las brujas

Carlos Ollés nos invita a conocer los sitios y misterios más desconocidos de Aragón en su nueva edición de '50 Lugares mágicos de Aragón' (Cydonia, 2021). Para muestra, este reportaje sobre un dolmen prehistórico que sirvió después, según la tradición, como escenario para la práctica de la brujería.

15/10/2021 (11:45 CET) Actualizado: 15/10/2021 (11:48 CET)
Tella: el dolmen de las brujas
Tella: el dolmen de las brujas

Esta pequeña población de la comarca del Sobrarbe se encuentra situada a 1.341 metros de altitud, en un magnifico mirador sobre el barranco del río Cinca y el desfiladero de las Devotas. Este lugar tiene una larga tradición relacionada con las brujas que dura hasta nuestros días, al mantener vivas ciertas costumbres, como algunos bailes que son conocidos popularmente como "A danza das bruxas". De hecho, la localidad cuenta con un Centro de Interpretación de la Brujería, ubicado junto a la Oficina de Turismo, a la entrada de la población, y que nos resume de forma muy gráfica la forma de vida de las gentes de Tella varios siglos atrás.

Cuentan que en este lugar se reunían las brujas de la zona del Sobrarbe para la celebración de sus aquelarres

Gracias a la tradición oral conservada por los más viejos del lugar sabemos que en el dolmen de Tella, situado a unos dos kilómetros escasos del núcleo de la población y muy próximo la carretera por la que se accede al caserío, la magia se liberaba coincidiendo con los plenilunios. Aquí, en este maravilloso enclave, cuentan que se reunían las brujas de la zona del Sobrarbe para la celebración de sus aquelarres. Según cuentan se untaban el cuerpo desnudo y el palo de la escoba con pócimas afrodisíacas, elaboradas con una importante dosis de esencia de amapolas, para danzar después en un alocado baile hasta bien entrada la noche, en torno a un macho cabrío que, dicen, representaba al Maligno. La mayoría de las llamadas brujas, en mi opinión, eran mujeres sabias, herbolarias que, con su sabiduría, intentaban paliar la escasez de galenos en esta zona montañosa y apartada de todo.

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El Conjuro, de Goya

La tradición oral de la zona nos cuenta que era tanta la fama de Tella de ser lugar de brujas que entre los habitantes de los Pirineos se hizo muy famosa la siguiente frase: "Tella… Dios me libre della". En ese mismo momento, de encontrarse una bruja cerca, dicen que te respondía: "Ojalá tuvieras tan lejos los huesos de tu carne, como estás della".

La Santa Inquisición no tardó en hacer acto de presencia para poner las cosas en su sitio

En la comarca del Sobrarbe la brujería se extendió por todos los rincones y, como era de esperar, la Santa Inquisición no tardó en hacer acto de presencia para poner las cosas en su sitio; o, por lo menos, donde los inquisidores creían que tenían que estar. Lo más curioso de esta caza de brujas, es que el Santo Oficio empleó a un "saludador" (una especie de curandero y brujo) llamado Andrés Mascarón, natural de Salvatierra de Esca (Zaragoza) para descubrir a las brujas. Y, por lo que parece, hizo una gran labor, pues envió a las cárceles inquisitoriales a más de una treintena de personas de los dos sexos que, según su parecer, poseían poderes para realizar magia y contactar con el demonio.

La supuesta virtud de este saludador era la capacidad para descubrir a gentes con ciertos dones. Tal habilidad la había obtenido (según decían) por ser el séptimo hijo varón consecutivo y tener la marca de la rueda de santa Catalina bajo la lengua. Estas particularidades, según la creencia popular, otorgaban a la persona que las poseía la capacidad adivinatoria y precognitiva. Durante muchos años, Mascarón trabajó en esta zona para el Santo Oficio y el arzobispado de Zaragoza, aunque con el tiempo también se prohibió el "oficio" de saludador. Quizás lo más curioso de esta cuestión es que la Santa Inquisición empleara un brujo para cazar brujas.

El puntón de las brujas es un gran peñasco que emerge de la parte más alta de la montaña y se cree que de él emanan malas energías

En el año 1019, Borrell, obispo de Roda de Isábena, mandó construir la ermita de la Virgen de San Juan y Pablo (san Juan y san Pablo) en una zona cercana a Tella conocida como "El puntón de las brujas", un gran peñasco que emerge de la parte más alta de la montaña, por creer que de él emanaban malas energías. A su alrededor ya existían otras dos ermitas, la de la Virgen de Fajanillas y la de la Virgen de la Peña. Entre estos tres pequeños templos rodeaban este peñasco que creían maléfico porque, según dicen, influía de manera negativa en todas las poblaciones de alrededor.

Existe una particularidad en la ermita de la Virgen de la Peña y es que cuando entramos en su interior podemos contemplar que en la ventana que está junto al altar mayor hay un montón de piedras que las gentes depositan allí. Dice la tradición oral que si cuando empiezas el camino hacia este templo recoges una piedra y la depositas en la ventana al llegar, se te concederá una gracia.

UNA TUMBA MILENARIA

Pero más allá de todos estos hechos y enclaves singulares, el lugar mágico que quiero mostrar al viajero es el dolmen de Tella o "de las brujas". Se trata de una construcción neolítica a la que las gentes de Tella se refieren como "losa campa" o "piedra del vasar" y que no es otra cosa que un monumento funerario al uso. Para que el lector tenga una mejor imagen en su mente de cómo eran estas construcciones, hay que destacar que cuando se levantó, el dolmen de Tella estaba cubierto de tierra totalmente. Esto es una constante en todos los dólmenes, de tal modo que en el momento de su realización no se apreciaría ninguna de las piedras que se ven a día de hoy. Nosotros los podemos ver gracias a la erosión del paso de los siglos, que ha dejado al descubierto el esqueleto de esta construcción que no es otra cosa que las rocas que lo conforman.

Dolmen
Dolmen de Tella (Fuente: Wikipedia)

El de Tella es uno de los dólmenes pirenaicos mejor conservados

Así pues, en el momento de su construcción este monumento funerario sería un túmulo de tierra considerable que albergaría en su interior la "cista" o habitáculo que contendría los restos óseos del fallecido, así como su ajuar. El de Tella es uno de los dólmenes pirenaicos mejor conservados, aunque a lo largo y ancho de esta cordillera existen infinidad de estas construcciones megalíticas, algunas en pie y otras muchas derruidos. Como ejemplo sobresaliente de este tipo de construcción, la visita al dolmen de Tella sirve para conocer mejor la arquitectura funeraria del Neolítico.

Portada Aragón
Portada de 50 lugares mágicos de Aragón, de Carlos Ollés

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Comentarios (3)

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