Sudario de Oviedo: ¿la reliquia más auténtica del cristianismo?
Menos conocido que la Sábana Santa, en la Catedral de Oviedo se conserva un Sudario que, según la tradición, estuvo en contacto con Jesús de Nazaret.
En el Arca Santa que se exhibe en la Catedral de Oviedo se muestra un paño rectangular de lino, irregular en los bordes, y que mide 85,5 por 52,6 centímetros. En una de sus esquinas presenta un desgarro de 5,5 centímetros y, hacia el centro, un orificio ovalado que alcanza casi dos centímetros. Una tradición medieval asegura que se trata del lienzo que cubrió el rostro de Jesús de Nazaret. Pero, ¿qué pruebas documentales avalan esta reliquia?
UNA TRADICIÓN MEDIEVAL
Es el Liber Testamentorum Ecclesiae Ovetensis (Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo) escrito por Pelayo, obispo de Oviedo (¿1060/70?-1143) y consejero de Alfonso VI, el primer documento que nos ofrece información concreta –aunque nada rigurosa- sobre el Sudario. Detalla cómo los lienzos funerarios son recogidos del sepulcro por el apóstol Pedro, para terminar siendo custodiados en el Arca Santa cuya factura se atribuye a los discípulos. Luego, son varios los testimonios -sin confirmar- que sitúan el sudario como objeto de veneración en Jerusalén, hasta que en el año 614 la ciudad -entonces bajo el Imperio Bizantino-, terminara siendo sitiada por los persas (Imperio sasánida). Todas sus iglesias fueron arrasadas… mientras sus reliquias se perdieron. Escapando de este expolio, el Arca Santa conteniendo el Sudario y otras reliquias habría llegado a Sevilla, para quedar bajo custodia del arzobispo Isidoro. Luego, hacia el año 636, se trasladaría a Toledo, entonces capital visigoda. El resto de la historia ya puede imaginarse: la invasión árabe obliga a esconder las reliquias hacia el norte, en el reino de Asturias.
¿Existen similitudes entre el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín?
La siguiente fuente que nos habla del Santo Sudario es la Escritura de donación de Langreo. Este texto, mucho menos fantasioso al no atribuir la construcción del Arca Santa a los apóstoles, describe su apertura en el año 1075 en la catedral de Oviedo y en presencia de Alfonso VI en un acto ceremonial en el que estaría presente el mismísimo Cid Campeador.
Sin embargo, estos documentos son objeto de controversia, ya que no están suficientemente avalados por otras fuentes, algunas de los cuales, curiosamente, mencionan las distintas reliquias del Arca… pero se olvidan de mencionar la más importante: el Sudario. Esto significa que, en su época, probablemente fueron mucho más significativas para los feligreses reliquias tan “fabulosas” como la leche de la Virgen. Así pues, en lo que se refiere a las fuentes escritas, no está documentado que el Sudario de Oviedo fuera el mismo que cubriera el rostro de Jesús. Pero, ¿qué dice la ciencia?
¿SUDARIO TURIN CONNECTION?
El principal argumento esgrimido por el Centro Español de Sindonología en favor de la autenticidad de la Síndone de Turín (que el carbono 14 dató en el siglo XIV) y el Sudario de Oviedo es el paralelismo que, supuestamente, parece observarse en las manchas que se despliegan sobre ambos lienzos cuando éstos se superponen. Tal observación fue realizada por vez primera en 1965 por monseñor Giulio Ricci (1917-1995), de la Curia Vaticana, quien elaboró un informe concluyendo: “Me ha impresionado el hecho de la presencia de algunas manchas características que había percibido únicamente en el rostro de la Santa Síndone de Turín”.
Sin embargo, la realidad es bien distinta: si comparamos ambos sudarios no encontraremos ninguna semejanza: el de Oviedo muestra manchas y el de Turín la proyección “fotográfica” de un rostro. Por si fuera poco, tampoco el tipo de tejido es el mismo: en el caso del Sudario de Oviedo su urdimbre tiene forma de sarga ortogonal –ligamento tafetán- mientras que el retal de la Síndone se caracteriza por su tramado en forma de espiga.
¿QUÉ DICE EL CARBONO 14?
Muestras del Sudario de Oviedo extraídas en 1979 fueron analizadas por la Universidad de Arizona (Estados Unidos) y el Laboratorio IsoTrace de Toronto (Canadá). Los resultados, publicados en 1990 y 1991 determinaron que sus fibras textiles fueron elaboradas entre los siglos VII y VIII, es decir, muchos siglos después de la muerte de Jesús. Así pues, sólo una coincidencia une el Sudario de Oviedo con la Sábana Santa de Turín: ninguna de estas “reliquias” estuvo jamás en contacto con el hombre que vivió en la Palestina del siglo I y que cambió el rumbo de la historia…
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