Lugares mágicos
15/10/2008 (09:07 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
Mont Saint Michel. La roca mágica
Rodeada de mar y arena, como si fuera un capricho de la Luna; anclada en una roca que parece surgir del centro de la tierra; de noche, silencio eterno; de día, ruido y miles de turistas. La abadía mágica descansa desde el año 966 sobre estas legendarias piedras.
El espectáculo estético parece dotar a la zona de una irrealidad que empieza por unas mareas que convierten el peñasco en tierra y agua; pero lo cierto es que la historia eligió este lugar para que fuera testigo de batallas sempiternas entre franceses e ingleses. Las leyendas llevan este enfrentamiento más allá. Hablan de la lucha entre el bien y el mal. Desde luego, lo que no es extraño es que siglos antes de que se levantara allí una iglesia los druidas eligieran a éste como enclave mágico. Todo él es pura magia.
La llegada de noche al Mont Saint Michel es una foto que queda fija en la memoria. Entre luces y sombras, la abadía se muestra desafiante con el cielo. La carretera que se construyó hace unas décadas hace que cuando suben las aguas el Mont no quede incomunicado. Antes, la repentina llegada del mar anegaba todas las vías de entrada y durante horas la fortaleza era, parece mentira, inexpugnable por tierra. La primera imagen, en la que se intuye un mar lejano, es, quizá, el comienzo y final de tanta historia inverosímil.
Continúa la información en revista ENIGMAS 148
Francisco J. B. Manzano
La llegada de noche al Mont Saint Michel es una foto que queda fija en la memoria. Entre luces y sombras, la abadía se muestra desafiante con el cielo. La carretera que se construyó hace unas décadas hace que cuando suben las aguas el Mont no quede incomunicado. Antes, la repentina llegada del mar anegaba todas las vías de entrada y durante horas la fortaleza era, parece mentira, inexpugnable por tierra. La primera imagen, en la que se intuye un mar lejano, es, quizá, el comienzo y final de tanta historia inverosímil.
Continúa la información en revista ENIGMAS 148
Francisco J. B. Manzano
Comentarios
Nos interesa tu opinión