Misterios del Quijote (I): Campo de Criptana: tierra de gigantes
En la provincia de Ciudad Real se despliega el escenario para la aventura más iconográfica de la literatura universal. Algunos estudiosos sitúan aquí la existencia de una misteriosa Hermandad a la que habría pertenecido don Quijote.
"La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla..." (I, VIII). Donde algunos descreídos sólo ven molinos de viento, la imagen de los gigantes de brazos tan largos como “casi dos leguas” que puede avistarse en el horizonte de Campo de Criptana se convierte en uno de los hitos más destacados en la ruta de don Quijote. Pero, ¿cómo sabemos que fue Campo de Criptana el escenario donde se desarrolla la más emblemática de las aventuras de don Quijote?
¿CUÁNTOS GIGANTES ERAN?
Remontándonos a época de Cervantes, en las Relaciones Topográficas de Felipe II se menciona que existían por estas tierras, "muchos molinos" sin concretar el número exacto de ellos… Teniendo en cuenta la explosión demográfica que experimenta esta localidad a lo largo de todo el siglo XVI, cabe suponer que "muchos molinos" puede traducirse como unos "treinta o pocos más", suficientes como para servir de escenario a la aventura de nuestros protagonistas don Quijote y Sancho.
Los cervantistas consideran que Campo de Criptana era la única localidad manchega, en tiempos de Cervantes, que podía contar con molinos suficientes como para llegar a la treintena que se mencionan en la célebre aventura de don Quijote
Habrá que esperar hasta el reinado de Fernando VI, cuando el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752 establezca una relación de los "treinta y quatro molinos arineros andantes, y de viento, y uno de agua" que entonces se alzaban en la "Sierra de los Molinos" de Campo de Criptana, rescatándose los nombres de 33 de ellos: El Poyatos, El Pereo, El Burillo, El Paletas, El Charquera, El Alambique, El Tahona, El Castaño, El Aburraco, El Esteban, El Usada, El Pilón, El Guindalero, El Culebro, El Burlapobres, El Infanto, El Honro de Poya, El Escribanillo, El Tardío, El Gamabaluas, el Condado, El Huertamañana, El Zaragüelles, La Cana, El Lagarto, El Carcoma, El Ranas, El Beneficio, El Quimera, El Calvillo, El Balera, El Guicepo y El Cebadal. A partir de estos datos, los cervantistas consideran que Campo de Criptana era la única localidad manchega, en tiempos de Cervantes, que podía contar con molinos suficientes como para llegar a la treintena que se mencionan en la célebre aventura de don Quijote.
Erigiéndose orgullosos sobre la cresta de la Sierra de la Paz, quedan hoy diez de los treinta y cuatro molinos que hubiera antaño. Reciben los caprichosos nombres de: Burleta, Sardinero, Infanto, Inca Garcilaso, Cariari, Quimera, Pilón, Lagarto y Culebro. Solamente los tres primeros –Infante, Sardinero y El Burleta, declarados Bien de Interés Cultural–, habrían sido contemporáneos a la época de Cervantes y, por ende, pudieron haberse transformado en gigantes ante los ojos de don Quijote; mientras que los siete restantes datan de comienzos del siglo XX. En todo caso, las aspas sosegadas de los molinos no han de brindar la más mínima confianza al visitante, a quien recomendamos mantener cierta prudencia al aproximarse hasta ellos; ya que en cualquier momento el encantamiento del mago Frestón puede liberar a los desaforados gigantes…
UNA MISTERIOSA HERMANDAD
Pero, ¿y si fuera el lienzo más iconográfico proporcionado por Campo de Criptana el lugar con más probabilidades de identificarse con la cuna de don Quijote? En su conferencia titulada La Mancha en tiempo de Cervantes (1905), el geógrafo e historiador Antonio Blázquez y Delgado-Aguilera (1859-1950) expone una serie de interrogantes que, tal vez, el lector pueda despejar en su viaje por tierras manchegas. Como dato curioso que llama poderosamente su atención, Blázquez se refiere a la existencia, en Campo de Criptana, de una misteriosa y enigmática Hermandad que aparece mencionada en las Relaciones Topográficas: "Una Hermandad hay en esta villa de treinta hombres de a caballo cristianos viejos, e hidalgos que todos tienen caballos y lanzas y adargas y hacen reseña el día de señor Santiago y de Nuestra Señora de Agosto con música y trompetas y atabales y música de chirimías…".
Hay quienes refieren la existencia de una Hermandad secreta en Campo de Criptana en la época de Cervantes con muchos elementos en común con el personaja de Don Quijote
¿No era don Quijote un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua (y) rocín flaco…? El geógrafo manchego se pregunta: "¿Fue uno de éstos don Quijote? ¿Qué Hermandad era ésta? ¿Cuál era su objeto? ¿Indicará acaso la mención de la lanza, adarga y caballo que, contra lo que dicen otros escritores, no acostumbraban a tenerlos los demás? ¿Se debería la existencia de esta Hermandad a que se sintiesen animados del espíritu caballeresco de la Edad Media...? Es un asunto éste que pueden investigar los diligentes cervantistas, por si alguna conexión tiene con la historia del ingenioso hidalgo, y que cuando menos es punto suficiente para despertar la curiosidad de los aficionados".
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