El hipogeo más misterioso del mundo
El hipogeo de Hal Saflieni, en Malta es un santuario subterráneo donde se contactaba con los espíritus empleando distintas técnicas mediúmnicas.
Los tesoros más valiosos suelen estar cuidadosamente enterrados. Bajo el subsuelo de la isla de Malta yace uno de incalculable valor, aunque carezca de oro, joyas o piedras preciosas. Fue tallado en la roca durante el Neolítico y esquivó la mirada del ser humano durante milenios hasta acabar siendo descubierto por casualidad en 1902, cuando se urbanizaba la ciudad de Paola. Se trata del hipogeo de Hal Saflieni, un complejo de cámaras y pasadizos de unos 500 m2 distribuidos a tres niveles. El enclave ha sido datado hacia el 3600 a.C. y tuvo diferentes ocupaciones y modificaciones posteriores hasta quedar abandonado en torno al 3000 a. C.
La finalidad de esta portentosa obra, única en el mundo, es desconocida. Sin embargo, todos los investigadores coinciden en que sus habitaciones, nichos, arcos, bóvedas y cúpulas no fueron dispuestas al azar. Un patrón racional guió la distribución de tales espacios, estableciendo diferentes áreas y funciones para cada una ellas. El monumento guarda absoluto silencio, pero las sucesivas investigaciones arqueológicas han desentrañado abundantes secretos y sacado a la luz un panorama inesperado. Todo apunta a que estamos ante un santuario donde la vida, la muerte, los sueños y los estados alterados de conciencia se combinaron de manera magistral.
LAS VOCES DE LOS ESPÍRITUS
Uno de los primeros hallazgos que dio sentido al monumento lo protagonizó Temi Zammit. Este rector de la Universidad de Malta y director del Museo Arqueológico Nacional acometió las excavaciones sistemáticas del Hipogeo en las primeras décadas del siglo XX. Zammit extrajo numerosos huesos de humanos y animales. En sus notas publicadas posteriormente llegó a cifrar en 7.000 la cantidad de enterramientos realizados en Hal Saflieni por sus antiguos ocupantes. Ahora bien, aunque este número se repite una y otra vez en Internet y guías turísticas del monumento, no se corresponde con la verdad.
Zammit se limitó a hacer una estimación exagerada, movido quizás por la emoción del descubrimiento. Rescató 119 rótulas derechas en un área de tres metros de largo por uno de ancho y otro de profundidad. A partir de ahí, extrapoló esos 120 individuos amontonados a la superficie total de las cuevas que componen el hipogeo. Sin embargo, tal volumen de fragmentos óseos no se localizaron después en las otras dependencias del Hal Saflieni, lo cual no supuso ninguna decepción. Todo lo contrario. Vino a demostrar que este santuario milenario fue, sin duda, una necrópolis, pero su cementerio neolítico ocupó tan solo unas dependencias muy concretas dentro del lugar. El resto de cavidades, algunas primorosamente talladas como el denominado Santa Sanctorum, debieron de cumplir otros fines espirituales.
Diversos investigadores interpretan Hal Saflieni como un espacio funerario concebido para inducir experiencias sensoriales
Entre los aspectos que enseguida llamaron la atención a los descubridores del hipogeo destaca el peculiar comportamiento del sonido en su interior. Especialmente dentro de la denominada Cámara del Oráculo. En una fecha tan temprana como 1920, William Arthur Griffiths señaló para la revista National Geographic que «aquí se notó hace sólo unos meses que cualquier palabra pronunciada en este lugar (la Sala del Oráculo) se magnificaba cien veces y era audible en toda la estructura subterránea. En la parte posterior de la cueva, cerca de este agujero, hay un saliente curvado que actúa como caja de resonancia, lo que demuestra que los diseñadores tenían un buen conocimiento práctico del movimiento de las ondas sonoras. Se puede imaginar la impresión que causaría a los crédulos cuando el oráculo hablaba y las palabras salían atronando a través de los lugares oscuros y misteriosos con una impresión aterradora».
SONIDOS MÁGICOS
En 2015, un grupo multidisciplinar de investigadores pertenecientes a las universidades de Trieste, Coimbra y el Instituto Mediterráneo de Estudios Antiguos publicó en el Journal of Anthropology and Archaeology su investigación sobre las características acústicas de la Sala del Oráculo. Los firmantes del trabajo detectaron allí «la presencia de un fuerte efecto de resonancia a una doble frecuencia de 70Hz y 114Hz. Con una voz masculina afinada en estas frecuencias es posible estimular el fenómeno de resonancia en todo el hipogeo». Diferentes pruebas realizadas en el laboratorio establecieron que «estas frecuencias tienen un fuerte efecto sobre la actividad cerebral humana. Dado que es probable que las cámaras sirvieran como centros de eventos sociales o espirituales, la resonancia de las cavidades de las cámaras habría servido de apoyo a los cánticos rituales humanos y a la conciencia mística».
De hecho, los experimentos realizados en la Cámara del Oráculo mostraron una reverberación o eco de unos siete u ocho segundos desde la emisión del sonido original. Para desencadenarla, se utilizó la voz humana, pero también una serie de instrumentos musicales tradicionales como caracolas marinas, cuernos o tambores. Los autores de la investigación concluyeron que «gracias a las nuevas tecnologías y a los instrumentos antiguos, confirmamos que es posible estimular el fenómeno de la resonancia en el Hipogeo Hal Saflieni no sólo con una voz masculina rezando o cantando, como se ha comprobado en estudios anteriores, sino también con un instrumento de percusión. Así que el uso del fenómeno con fines rituales no se limitaría a un varón con voz grave, sino que podría haber sido igualmente aprovechado por una mujer con un tambor. Esto puede tener importancia en la exploración de las tradiciones de una cultura neolítica de la Diosa Madre y mejorar nuestro conocimiento sobre el uso de este hipogeo».
En 2017 está fechada otra investigación similar, firmada por Rupert Till, de la Universidad de Huddersfield. Para este profesor británico, «dentro de la Cámara del Oráculo solo los que se encontraban muy cerca (de la fuente sonora) podían entender las expresiones proféticas». Sin embargo, esta confusión, lejos de anular el impacto emocional de la experiencia, lo pudo incrementar, ya que «la falta de claridad pudo haber añadido un aire de misterio y poder, convirtiendo los sonidos en algo oscuro, nebuloso y de otro mundo».
EXPERIMENTOS CIENTÍFICOS
Las mediciones acústicas obtenidas por Till le inclinaron a pensar que «la pequeña Cámara del Oráculo, decorada con mucha elaboración, es el corazón del monumento. El sonido generado dentro de la cámara activa las frecuencias bajas en otros lugares, transmitiendo una sensación de actividad ritual a los que están fuera, mientras que quizás mantuvo los detalles de la actuación restringidos a los que estaban dentro». Y es que, como hemos dicho, «la claridad del sonido se reduce con la distancia a la fuente, creando una sensación de desplazamiento en el paisaje sonoro y transformando el viaje al ‘otro mundo’ de la vida ritual subterránea». En resumidas cuentas, Till se suma a los investigadores que interpretan el hipogeo como un espacio funerario concebido para inducir experiencias multisensoriales muy perturbadoras.
Otro estudio más reciente, del año 2020, promovido por la Universidad de Huddersfield, hizo mediciones acústicas en varios puntos del subterráneo. Las frecuencias obtenidas dieron indicios a los investigadores de que el conjunto funcionaba a la manera un gigantesco instrumento musical de piedra, afinado con una precisión exquisita: «Hay múltiples paredes individuales de la cueva en las que si una de ellas se moviera de su posición actual unos 10-25 cm, afectaría al espectro de frecuencias general, dejando dicha cámara lo suficiente ‘fuera de tono’ con respecto a las otras cámaras como para que un humano lo notara. Este grado de afinación parece poco probable que se produjera por casualidad, y sugiere que el espectro de frecuencias del hipogeo, u otra propiedad estrechamente relacionada con él, influyó mucho en la manera en la cual los creadores neolíticos dieron forma al sitio».
A las propiedades acústicas del recinto cabe añadir la serie de espirales y curvas dibujadas en color ocre sobre la pared abovedada
A las extraordinarias propiedades acústicas del recinto cabe añadir también la serie de espirales y curvas dibujadas en color ocre sobre la pared abovedada de la Cámara del Oráculo. Algunos investigadores creen que estas figuras geométricas podrían guardar relación con el uso sonoro de la sala, ya que el tamaño de estos símbolos es más pequeño a la entrada de la cavidad y progresivamente mayor conforme se alejan de ella, al igual que ocurre con las ondas emitidas por una voz. Paul Devereux, en su artículo de 2009 titulado A Ceiling Painting in the Hal-Saflieni Hypogeum as Acoustically-Related Imagery, propuso la hipótesis de que estemos ante una oquedad parlante, donde las espirales operarían a la manera de representaciones visuales del sonido y los diferentes tamaños indicarían su gradual amplitud conforme aquel se expande por el recinto. En otras palabras, la bóveda rupestre constituiría un improvisado «pentagrama» sobre el que se anotó el sonido de un modo muy rudimentario. Esta suerte de «solfeo» prehistórico quizá intentó plasmar las voces de las deidades o de sus sacerdotes en comunicación con el futuro, lo trascendente, los difuntos o los antepasados.
LA DAMA DORMIDA
Ocupando la parte central del nivel medio y muy cerca de la Cámara del Oráculo tropezamos con un gran pozo igualmente perforado en la roca. Es posible que fuera utilizado como depósito de ofrendas, puesto que de su interior se recuperaron varias estatuillas fabricadas con increíble delicadeza. Entre ellas destaca la denominada «Dama durmiente», porque presenta a una mujer de generosas proporciones tumbada en un lecho sobre su costado derecho, con la cabeza apoyada en ese mismo brazo a modo de almohada, mientras una amplia falda fruncida cubre sus amplias caderas y parte de su larga cabellera queda recogida por un pequeño moño. La figura, realizada en arcilla y pintada de ocre, tiene unas dimensiones diminutas para los exquisitos detalles que luce: 12,2 cm de largo por 6,8 cm de alto. Además, mantiene los ojos cerrados y la duda estriba en saber si la dama está dormida o recrea a una persona fallecida. ¿Podríamos estar ante la representación simbólica del sueño eterno, puesto que fue intencionadamente ubicada en una necrópolis colectiva? Otras dos figuritas de individuos reclinados sobre camas aparecieron también en el mismo pozo.
Sin embargo, cabe también la posibilidad de que estas piezas denotaran que el santuario subterráneo funcionó a la manera de una incubadora de sueños. Determinadas personas comunes o chamanes expertos pudieron ocupar algunas de sus salas más finamente trabajadas, como las dependencias del Sancta Santorum o la Cámara del Oráculo, para inducirse vivencias oníricas y contactar a través de ellas con sus seres queridos difuntos allí mismo enterrados. De ser esta hipótesis cierta, Hal Saflieni habría sido un complejo rupestre destinado a experimentar con la conciencia, estimular estados alterados de diferente tipo mediante diversos procedimientos para trascender psicológicamente y comunicarse mediúmnicamente con otros planos.
Tampoco debemos descartar la ingesta de sustancias psicodélicas que potenciaran esa catálisis mental. David Lewis-Williams y David Pearce, en su obra Dentro de la mente neolítica, proponen una asociación estrecha entre las espirales, remolinos, vórtices, redes y mallas representadas en el arte prehistórico megalítico y las visiones obtenidas durante diferentes tipos de trance. Tales figuras geométricas serían parte integral de los enclaves, no meras decoraciones. Corresponderían a las imágenes mentales observadas por los sujetos durante su tránsito por diferentes fases o reinos de consciencia. Para provocarse estos viajes psíquicos con distintos grados de intensidad o profundidad, los visitantes de Hal Saflieni tendrían a su disposición las prodigiosas cualidades acústicas del hipogeo, psicotrópicos naturales o la acción combinada de ambas opciones. Las espirales y trazos curvilíneos de la Cámara del Oráculo vendrían a recrear en vigilia y sobre la pared lo contemplado durante el arrobo místico a otras realidades. Incluso esos símbolos servirían de anticipo o inductor gráfico de la experiencia para el futuro durmiente que allí se acostara.
NIÑOS DESAPARECIDOS
No todos los misterios que envuelven este santuario tienen miles de años de antigüedad. En agosto de 1940, la revista National Geographic dedicó un amplio reportaje al hipogeo. Entre las detalladas descripciones del recinto y el relato histórico de sus hallazgos, el autor de la crónica, Richard Walter, incluyó la siguiente información: «El hombre prehistórico construyó templos y cámaras en estas bóvedas. En una fosa junto a un altar de sacrificios yacen miles de esqueletos humanos. Hace años se podía caminar bajo tierra de un extremo a otro de Malta. El Gobierno cerró las entradas a estos túneles después de que niños en edad escolar y sus profesores se perdieran en el laberinto y nunca regresaran. Durante semanas, las madres declararon que habían oído lamentos y gritos desde el subsuelo. Sin embargo, las numerosas excavaciones y las partidas de búsqueda no aportaron ningún rastro de las almas perdidas. Al cabo de tres semanas, finalmente se les dio por muertos».
¿Túneles kilométricos que atravesarían la isla de punta a punta? ¿Alumnos y docentes extraviados sin retorno entre sus cavidades laberínticas? ¿Gemidos y sollozos emitidos desde el inframundo por los desaparecidos? Ochenta años después, la noticia sigue sobrecogiendo a quién la lee y se ha convertido en un elemento más que nutre el aura mágica de esta necrópolis. El incidente es reiteradamente repetido por guías turísticos y publicaciones de viajes. Sin embargo, a pesar de figurar en una reputada revista, nunca ha sido posible confirmar la veracidad del suceso.
El Gobierno cerró las entradas a estos túneles después de que niños en edad escolar y sus profesores se perdieran en el laberinto
El 2 de abril de 2017, Katya Stroud, conservadora principal de yacimientos prehistóricos de Heritage Malta hizo unas declaraciones al respecto para The Times of Malta. Según Stroud, aunque el santuario ha sido completamente excavado y efectuados exhaustivos mantenimientos durante décadas, no se ha constatado ningún derrumbe susceptible de haber dejado atrapado a alguien en su interior. Por otro lado, la información suministrada por National Geographic es única. Nadie más ha localizado otros registros impresos en periódicos o documentos oficiales de la época que hablen de la desaparición de un grupo de alumnos con sus profesores en Hal Saflieni. Ante lo cual, sugiere Stroud, pudiéramos estar frente a un mito creado para mantener alejados a los niños temerarios de estos peligrosos yacimientos arqueológicos, un rumor inventado también para las catacumbas de San Pablo en Rabat.
ESPECTROS SUBTERRÁNEOS
De todos modos, la historia no termina ahí. Añade más incertidumbre al caso el testimonio de Constance Lois Jessop. En 1961, la revista Journal of Borderland Research recogió una extraña experiencia vivida por Lois. Cuando realizó una visita del hipogeo junto a unos amigos en la década de los años treinta, decidió aventurarse por los pasadizos más profundos del santuario, fuera del itinerario turístico habitual. El guía que les acompañaba la dejó indagar bajo su propia cuenta y riesgo. Pertrechada con unas velas, Lois avanzó junto con otro compañero por la densa oscuridad cavernaria en fila india, agarrados entre sí con un fajín de tela.
Descendieron a los niveles inferiores de la necrópolis hasta llegar a un lugar donde las escaleras finalizaban abruptamente sobre un pequeño precipicio. De pronto, mientras Lois se asomaba al vacío tratando de iluminar su fondo, «al otro lado de la cueva, de una abertura situada muy por debajo de mí, surgieron veinte personas de estatura gigantesca. En fila india caminaban por un estrecho saliente. Juzgué que su altura era de unos 20 o 25 pies (de 6 a7,5 m aproximadamente), ya que sus cabezas llegaban más o menos a la mitad de la pared opuesta. Caminaban muy lentamente dando largas zancadas. Entonces todos se detuvieron, se volvieron y levantaron la cabeza en mi dirección. Todos alzaron simultáneamente los brazos y con las manos me hicieron señas. El movimiento era algo así como para arrebatar o palpar algo, ya que las palmas de sus manos estaban boca abajo. El terror me hizo quedarme clavada en el sitio». Lois continúa narrando la situación exponiendo que «tenía la vela en la mano derecha. Apoyé la mano izquierda en la pared para estabilizarme y me detuve de nuevo. Mi mano no estaba sobre la fría roca, sino sobre algo suave y húmedo. Al moverse, una fuerte ráfaga de viento vino de la nada y apagó mi vela. ¡Ahora sí que tenía miedo en la oscuridad!».
Volvieron sobre sus propios pasos y ella no comentó a nadie lo que había visto: «De nuevo al aire libre y bajo el cálido sol de Malta, le dimos las gracias al guía y, al darle la propina, me miró. ‘Si realmente te interesa seguir explorando, sería conveniente que te unieras a un grupo. Hay un maestro de escuela que va a llevar a un grupo a explorar pronto’, dijo». Es en este punto donde la historia enlaza con la información de 1940 publicada por National Geographic, ya que comenta Lois que «le dejé mi dirección y le pedí que el maestro se pusiera en contacto conmigo, pero no volví a saber nada más hasta que uno de mis amigos me llamó para leer un artículo del periódico de La Valetta. ‘Lois, ¿recuerdas ese túnel que querías explorar? Aquí en el periódico dice que un director de escuela y treinta estudiantes fueron a explorar y al parecer llegaron hasta donde nosotros llegamos. Estaban atados juntos y el extremo de la cuerda estaba atado a la apertura de la cueva. Cuando el último alumno dobló la esquina donde se apagó su vela, la cuerda se cortó limpiamente y no se encontró a nadie del grupo, porque las paredes se derrumbaron’».
MISTERIOS POR DESVELAR
Pero la vivencia de Lois concluye con un colofón todavía más intrigante: «La conmoción de esta información no cambió mi determinación de no decir nada sobre mi experiencia en el Hipogeo, pero varios meses después mi hermana visitó Malta e insistió en hacer una visita al templo subterráneo de Hal Saflini. A regañadientes, la acompañé, recorriendo la misma ruta; pero esta vez había un guía diferente. Cuando bajamos al nivel más profundo, a la sala en la que descendí a explorar, ¡la entrada del túnel estaba tapiada! ‘¿No fue aquí donde quedaron atrapados el director de la escuela y los treinta estudiantes?’ le pregunté al guía. ‘Tal vez’, respondió encogiendo los hombros sin compromiso, y no quiso decir nada más. A los malteses no se les puede sacar nada cuando no quieren hablar. ‘Eres nuevo aquí, ¿verdad?’ le pregunté. ‘¿Dónde está Joe, el guía que estuvo aquí hace un par de meses?’ ‘No conozco a ningún Joe’. Negó con la cabeza. ‘Sólo yo he estado enseñando a la gente esta catacumba durante años’».
La acumulación de misterios arqueológicos milenarios y leyendas contemporáneas indican que la última página de este santuario prehistórico aún no ha sido escrita
Sin embargo, el propio artículo del Journal of Borderland Research refiere a continuación que «en el verano de 1960, Louise Becker, tesorera del NYSIB (New York Saucer Information Bureau), visitó Malta durante su viaje por Europa. Buscó en los archivos de los periódicos antiguos y en el Museo, tratando de obtener algunos datos que corroboraran mi historia, pero fue en vano. Los malteses son muy reservados en cuanto a los secretos de su isla».
Diferentes investigadores han podido confirmar la presencia de una tal Constance Lois Jessop en el año 1937 en Malta gracias a un registro burocrático para la renovación de su pasaporte. Sin embargo, el resto de extremos incluidos en su testimonio permanecen sin confirmación. Se sabe que Lois Jessop fue aficionada a la ufología en los años sesenta, secretaria del NYSIB y amiga del divulgador de misterios Riley Crabb, más conocido como Comandante X. En cuanto a la insólita escena vivida en Hal Saflieni, solo cabe especular. Por lo demás, semejante acumulación de misterios arqueológicos milenarios y leyendas urbanas contemporáneas vienen a decirnos, casi al oído, que la última página de este prodigioso santuario prehistórico aún no ha sido escrita.
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