Descubren la religión de los Neandertales
Un equipo de arqueólogos y antropólogos ha descubierto evidencias de ceremonias religiosas llevadas a cabo por neandertales en la cueva de la Des-Cubierta en el valle del río Lozoya.
Catorce años de investigaciones han dado su fruto. En 2009 se localizó la cueva denominada Des-Cubierta en el yacimiento del Calvero, situado en el madrileño valle del río Lozoya. Las primeras prospecciones depararon la impresión de que se estaba ante un asentamiento prehistórico sumamente inusual. Sus inquilinos habían sido neandertales que hicieron uso del enclave hace unos 40.000 años. Sin embargo, no utilizaron el lugar como refugio o espacio habitacional, sino que la residencia se encontraba a unos cientos de metros, en el abrigo de Navalmaíllo, donde fueron identificados vestigios de fogatas para secar pieles, cocinar alimentos o espantar depredadores. El caso de la Des-Cubierta era muy diferente. Una suerte de santuario al que los neandertales acudieron durante generaciones para realizar actos que recuerdan extrañas ofrendas.
Los neandertales acudieron al santuario de Des-Cubierta durante generaciones para realizar actos que recuerdan extrañas ofrendas
Ahora, tras 14 campañas arqueológicas, esas primeras impresiones han quedado consolidadas y han permitido la publicación de un estudio en Nature Human Behaviour. Los autores firmantes, entre ellos el director del Museo Arqueológico Regional de Madrid, Enrique Baquedano, y el catedrático de Paleontología en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense Juan L. Arsuaga, defienden la idea de que estamos ante una clara evidencia de pensamiento simbólico complejo.
Sorprendentes rituales
Como resume el artículo citado: «Junto a las evidencias de industria lítica musteriense, en el nivel 3 del relleno de la cueva se encontró un conjunto de restos óseos de mamíferos dominado por cráneos de grandes ungulados, algunos asociados a pequeños hogares. La escasez de elementos postcraneales, dientes, mandíbulas y maxilares, unido a las evidencias de modificación antropogénica de los cráneos (marcas de corte y percusión), indican que los cadáveres de los animales correspondientes fueron inicialmente procesados fuera de la cueva, y los cráneos introducidos posteriormente en su interior. A continuación tuvo lugar una segunda ronda de procesamiento, posiblemente relacionada con la extracción del cerebro. La presencia continuada de cráneos en todo el nivel 3 indica que este comportamiento fue recurrente durante la formación de dicho nivel. Un comportamiento que no parece tener una finalidad de subsistencia, sino más bien simbólica».
Los arqueólogos encontraron cráneos modificados intencionadamente que revelan un uso ritual
En concreto, hablamos de 35 restos de cráneos pertenecientes a bisontes, uros, ciervos y rinocerontes. Cráneos separados del resto del cuerpo y sometidos a un tratamiento manual intencionado efectuado en dos fases. La primera consistiría en su despiece fuera de la cueva para extraer la carne, lenguas y ojos. Luego, únicamente la cabeza sería llevada a varias decenas de metros en el interior de la Des-Cubierta para someterla a un segundo tratamiento ritual: extracción de los sesos mediante la ruptura del hueso occipital, así como la colocación en el suelo junto a una serie de fogatas.
El conjunto deducido a partir de los indicios recopilados permite imaginar la escena de un santuario rupestre de caza al que los neandertales trasladaban las cabezas de sus capturas como trofeos y cuidadosamente las exhibían iluminadas por las llamas danzantes de las hogueras.
Los investigadores han descartado que esta acumulación de restos óseos tan particular haya podido producirse por causas naturales o no antropogénicas. Así, la disposición de los fósiles recuperados no es compatible con una trampa natural, una guarida de animales carnívoros que hubieran consumido allí sus presas o fuera consecuencia del arrastre de restos orgánicos por torrentes de agua. Por otro lado, los estudios de antropología comparada con comunidades de cazadores-recolectores actuales enseñan que se suele prescindir de la cabeza de las piezas cazadas. De este modo, se facilita el trasporte del animal reduciendo su peso, sobre todo si este es considerable.
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