Por qué los arqueólogos temen abrir la tumba de los guerreros de Xi'an
Los famosos guerreros de terracota son la antesala de un mausoleo que no ha sido abierto en los últimos dos mil años: ¿Por qué?
En marzo de 1974 tuvo lugar uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX. Un agricultor que excavaba un pozo, junto a sus cinco hermanos y un vecino, en su explotación agrícola, situada a una hora al noreste de Xi'an, golpeó con su pala una cabeza de terracota. Era el primero de ocho mil guerreros de terracota que vigilaban celosamente el mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huang, que fue el responsable de la unificación de ese país.
Pero, a pesar del interés del hallazgo, la tumba del emperador no ha sido abierta desde que fue enterrado, hace más de dos mil años. ¿Temen los arqueólogos que caiga sobre ellos alguna maldición? No exactamente.
Al temor de que la prospección pueda causar daños irreversibles al yacimiento, como sucedió en Troya a finales del siglo XIX, hay que sumar la preocupación generada por un texto antiguo que revela las trampas que dan acceso a la última morada de Qin Shi Huang, el emperador vigilado por los famosos guerreros de terracota.
El mausoleo del emperador dispone de habilidosas trampas que harían palidecer al mismísimo Indiana Jones
En efecto, el historiador chino Sima Qian, que vivió entre el año 145 a.C. y el 90 a.C., escribió que la tumba del emperador Qin disponía de habilidosas trampas, que harían palidecer al mismísimo Indiana Jones: flechas y otros artefactos que impedían que los intrusos pudieran acercarse.
No obstante, el relato del cronista más importante de la dinastía Han, fue inmortalizado un siglo después de la muerte del emperador por lo que los especialistas ignoran si se trata de una exageración literaria, para asustar a los posibles profanadores o, se ajusta a la realidad.
“La tumba –se lee en su escrito- se llenó de artefactos raros y tesoros maravillosos.” Y añade que, “se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba.” Pero lo más preocupante y verosímil para los investigadores radica en el “mercurio [que] se usó para simular los cien ríos, el Yangtze y el río Amarillo, y el gran mar, y se puso a fluir mecánicamente”.
Se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba
Es decir que, si las armas fallaran, se produciría una inundación de mercurio líquido en la tumba. Y eso es, precisamente, lo que da credibilidad al relato porque, según reveló un estudio realizado por investigadores del Instituto de Exploración Geofísica y Geoquímica de China, alrededor de la tumba del emperador se hallaron rastros de mercurio, un metal que era considerado en la época como un elixir de la vida y que, paradójicamente, fue la causa del envenenamiento de Qin Shi Huang.
La tumba de los guerreros de Terracota de Xi'an empezó a construirse cuando el monarca tenía 13 años y se finalizó 38 años después, en el 208 a.C., dos años después de su muerte.
Según publicaron en junio de 2020, en Scientific Reports “si se hubiera introducido mercurio en la cámara funeraria en cantidades que rondan las cien toneladas o más, entonces la formación de grietas en combinación con la alta presión de vapor natural del mercurio, generaría una débil emisión -aún en curso- de vapor de mercurio atómico del montículo, y debería ser detectable mediante el mapeo del aire circundante.” Y las mediciones lo corroboraron. Hay abundante mercurio en la tumba.
Entre 24 de julio al 12 de agosto de 2016, aprovechando el clima caluroso que favorecía la emisión (con temperaturas diurnas que alcanzan los 35 grados), realizaron mediciones exhaustivas del contenido de mercurio atmosférico alrededor del mausoleo e identificaron los lugares con mayor emisión de gas de mercurio (las zonas A y B de la fotografía que publicamos a continuación.
Hasta que se descubran nuevas técnicas que velen por la seguridad de los arqueólogos, los secretos de la tumba de Qin Shi Huang seguirán siendo un misterio inquietante.
Mientras tanto, el ejército de guerreros de terracota, que se encuentra a menos de dos kilómetros del túmulo principal, también están rodeados de especulaciones.
De un lado, los rumores acerca de la mala suerte que traen consigo, ya que su descubridor, Wang Puzhi, se suicidó después de que el gobierno expropiara sus tierras por interés turístico.
Dos de los que le acompañaron en el descubrimiento murieron enfermos y arruinados antes de cumplir los cincuenta años.
En 2007, la esposa de uno de ellos declaró al South China Morning Post que su marido temía que él y sus hermanos "pudieran haber traído mala suerte al dar a conocer su hallazgo y todavía se preguntaba si los soldados debían haberse quedado bajo tierra". Para pensar.
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