El origen de la baraja española podría ser sefardí
Una biblia judía que se conserva en la biblioteca de Oxford es el punto de partida de una investigación que dilucida el origen de los naipes españoles
Un impresor de origen francés y que residía en Vitoria (España), presentó en 1870 su concepto de diseño de baraja española litografiada. Se llamaba Heraclio Fournier y fue premiado por ello en la Exposición Universal de París.
El diseño actual de la baraja española es la evolución del realizado, en 1889, por el pintor Augusto Ríus para el propio Heraclio Fournier y presenta los diferentes “palos” del mazo divididos en oros, copas, espadas y bastos. No obstante, esta iconografía ya se utilizaba siglos atrás. La baraja española más antigua fue localizada en Sevilla y se remonta al año 1390 con estos cuatro “palos”.
En 1781, el esoterista galo Antoine Court de Gébelin asoció cada uno de los símbolos de la baraja con los diferentes estatus de la sociedad medieval. De esta forma, el «Oro» representaba el dinero y el comercio; las «Espadas» aludían a la nobleza y los militares; las «Copas» (un cáliz, realmente) representaban a la Iglesia; y los «Bastos» correspondían al campesinado. Esta interpretación, admitida mayoritariamente por los historiadores, ha sido puesta en duda ahora por el investigador Sergio Solsona quien, consultando la llamada Biblia de Kennicott, una copia manuscrita de la Biblia hebrea escrita en A Coruña, en 1476, encontró un paralelismo extraordinario entre el rey de bastos y la representación del rey David.
Hay que señalar que, antes de convertirse en un juego de entretenimiento, los naipes nacieron como un instrumento de adivinación y simbología mágica, por lo que interpretar los naipes en esta clave es absolutamente legítimo.
Solsona constata como, según el relato bíblico, el rey David mató a un león empleando la rama de un árbol, por lo que este símbolo, «el basto», quedó plasmado como su atributo.
Los cuatro reyes de la baraja son alegorías a los cuatro primeros reyes de Israel
Hay más: El investigador del Grial, asegura que los cuatro reyes de la baraja son alegorías a los cuatro primeros reyes de Israel: Saúl, Isboset, David y Salomón.
El primer monarca de la estirpe, el célebre rey Saúl, se inmoló con su espada en la guerra contra los filisteos según leemos en Samuel 31:4-6: «Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan.»
En el siglo XI antes de Cristo reinó uno de los cuatro hijos de Saúl, nos referimos a Isboset también conocido como Isbaal por ser adorador de Baal, representado por el becerro dorado. Esta circunstancia le relaciona con el «oro» de la baraja.
Queda por último Salomón. El rey sabio recibió, según el relato bíblico, la visita de la reina de Saba quien le colmó de regalos. Entre las ofrendas, había numerosas esencias. De hecho, hay numerosas representaciones en la Historia del Arte donde se representa a la mítica reina entregando una copa. Esta obra del pintor medieval Konrad Witz es un claro ejemplo que hemos encontrado.
No obstante, Solsona se fijó en la vidriera de la catedral de Estrasburgo (Francia), del siglo XIII, donde vemos a Salomón recibiendo otra copa de la reina de Saba para deducir el origen del rey de copas.
El investigador aragonés concluye que la baraja española discurre de este modo en paralelo al de su homóloga, más internacional. En la baraja francesa, el rey de Picas rinde tributo al rey David, el de Tréboles a Alejandro Magno; el de Diamantes, a Julio César y, por último, el rey de Corazones a Carlomagno.
También señala que si se eligió esta simbología es porque estas figuras eran aceptadas y comunes para las tres religiones monoteístas que convivían en la península ibérica pues, los cuatro monarcas de la biblia eran reconocidos por judíos, cristianos y musulmanes.
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