La niña que encontró la espada del rey Arturo
Dónde está la espada del rey Arturo… esa es la cuestión. De momento sabemos que el cine la ha inmortalizado, casi tanto como a su dueño, y que años atrás la encontró una niña, generando una nueva peregrinación…
Tenía siete años, se llamada Matilda, y ese día lo pasaba con sus padres en las inmediaciones del lago Dozmary, en Cornualles, donde la leyenda asegura que la dama del lago entregó al rey Arturo la espada que acabaría haciéndose universalmente famosa. Dicha espada fue utilizada en diferentes batallas, como una suerte de talismán, ya que el final de las mismas siempre favorecía a los intereses del mítico monarca. Así fue hasta que en la última de ellas, la de Camlann, Arturo fue herido mortalmente y ante la imposibilidad de devolver él mismo la espada al lago, envió a su caballero Bedivere para que lo hiciese, y de un modo u otro Excalibur regresase a su legítima morada.
Pues bien, el padre de la niña, Paul Jones, declaró al diario The Mirror que su hija se fue metiendo poco a poco en las aguas del lago hasta que de repente, «cuando tenía el agua a la cintura, dijo que podía ver una espada». La reacción del progenitor fue la de abroncar a su hija ya que pensaba que estaba bromeando. La sorpresa llegó cuando la pequeña insistió y él decidió acercarse: «Me di cuenta de que era una espada. Estaba ahí, en el fondo del lago; la espada es de 1,20 metros, exactamente la altura de Matilda».
Rápidamente y ante la difusión de la noticia, muchos entusiastas de esta historia mostraron la esperanza de que la espada de uno de los grandes iconos de la leyenda de todos los tiempos, no sólo fuera real, sino que además hubiese sido encontrada en el lugar que indican las crónicas. Y de nuevo la peregrinación comenzó, pese a que el propio padre de la descubridora intentó poner cordura en todo este asunto: «No creo que sea particularmente vieja; probablemente haya sido usada en alguna película».
Sea como fuere, dejando a un lado la tradición artúrica, la espada Excalibur siempre ha estado vinculada a otra similar, con una leyenda calcada. Sobre ésta asegura el escritor Jesús Callejo que «en el corazón de la Toscana, a unos 40 kilómetros de Siena, se encuentra sobre la colina de Montesiepi una pequeña capilla en forma circular en cuyo interior se custodia una de las reliquias más fascinantes de toda Italia: la espada de san Galgano. El caballero Galgano Guidotto existió y, en una crisis de fe, alzó su espada e intentó clavarla en la roca para mostrar cómo la hoja se rompía. En vez de eso, la espada se incrustó hasta casi la empuñadura, fundiéndose en la roca. Él se hizo santo y la espada se convirtió en un objeto de peregrinación y allí sigue, clavada en la piedra desde 1180, y casi con total seguridad dio origen a la posterior leyenda de Excalibur».
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