Historia oculta
22/09/2020 (12:45 CET) Actualizado: 22/09/2020 (13:03 CET)

El misterio del Salón de Ámbar que los nazis robaron a la URSS

Como todo lo que rodea al régimen nazi, en cierto modo se debate entre la realidad y la leyenda. La historia cuenta que en el año 1941, y al tiempo que se llevaban el altar de la iglesia de Santa María de Cracovia para ubicar sobre el mismo la Lanza del Destino que se hallaba en la cripta de santa Catalina, en el Museo de la Guerra de Nüremberg, los nazis se llevaron de la URSS el citado Salón de Ámbar.

22/09/2020 (12:45 CET) Actualizado: 22/09/2020 (13:03 CET)
El misterio del Salón de Ámbar que los nazis robaron a la URSS
El misterio del Salón de Ámbar que los nazis robaron a la URSS

La historia del mismo nos lleva a finales del siglo XVII, y a la figura de Sofía Carlota de Hannover, reina consorte y esposa de Federico I de Prusia, que decidió darse el lujo de recubrir una de las habitaciones de palacio con los materiales más nobles y bellos posibles. El artesano al que encomendó el trabajo llegó a la conclusión que no había belleza mayor que la del brillo del ámbar, y de esta forma recubrió por entero la citada estancia, al punto de que con los años se ganó el sobrenombre de ser la octava maravilla del mundo.

Los años pasaron, y tiempo después, en 1716, Friedrich Wilhelm I regaló el fantástico Salón de Ámbar al zar Pedro el Grande. Pues bien, cuando Hitler le echó el ojo, éste se encontraba en San Petesburgo. Fue en 1941 cuando los nazis se lo llevaron de la cámara en la que se encontraba protegido, y lo ubicaron en Koenigsberg. La cuestión es que una vez allí, se le pierde la pista, y las teoría sobre el misterio de su desaparición van desde la que dicen que fue totalmente destruido, hasta que permaneció durante años oculto en Alemania, que es donde todavía hoy estaría.

Pues bien, sea como fuere el último que al parecer hay constancia de que tuvo contacto con el saloncito de marras fue el administrador en jefe nazi Erich Koch, por entonces sicario de Hitler y gobernador de varios territorios ocupados. Después, el silencio.

Hay que decir que a lo largo de las décadas son muchos los buscadores de tesoros que, como si se tratara de una de esas viejas reliquias que buscaron los nazis, le han seguido la pista sin que aparentemente hayan llegado a dar con él. Incluso la terrible policía de Alemania Oriental, la Stasi, también recibió la orden de dar con él, y al parecer se quedaron también con las manos vacías. Por lo tanto estamos ante un enigma histórico de proporciones gigantescas, que además ha despertado la fiebre que este tipo de objetos suelen provocar en determinados personajes.

Ahora que han pasado casi ocho décadas desde que se esfumó, un investigador jubilado llamado Karl-Heinz Kleine ha dado con su pista, concretamente en la zona industrial del Ruhr, dentro de una cámara sellada bajo la ciudad de Wuppertal, que para que nuestros oyentes se hagan a la idea es una población de Alemania Occidental. Y está convencido porque ha dado con una documentación en la cual aparece el nombre del citado Erich Koch, que al parecer la habría llevado a esta ciudad, que era su ciudad natal.

Karl-Heinz Kleine ha asegurado que «Wuppertal tiene un gran número de túneles y búnkers en los que aún no se ha buscado el Salón de Ámbar. Hemos empezado a buscarla aquí, pero el procedimiento va a ser costoso. Necesitamos ayudantes, equipo, dinero y un nuevo taladro hidráulico para poder completar la excavación. Sólo tengo una pequeña pensión, pero el que ayude recibirá su parte del hallazgo cuando aparezca. Soy optimista, sólo necesito herramientas para poder hacer el trabajo rápidamente».

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