Las drogas en el mundo clásico
Desde la Ilíada o la Odisea hasta los Misterios de Eleusis, la relación del mundo clásico con las drogas es más significativa de lo que crees.
La documentación referente al asunto de las drogas en el Mundo Clásico es abundante. Son muchos los pasajes redactados por los autores clásicos en los que se profundiza no sólo en los diferentes tipos de sustancias, sus efectos y usos, sino también en las dosis y cantidades.
Claros ejemplos encontramos en las conocidas obras del poeta Homero: la Ilíada y la Odisea, centradas respectivamente en los últimos días de la guerra de Troya y en las aventuras y desventuras de Ulises para volver a su hogar. Lo cierto es que no existen demasiados datos certeros sobre el autor de los dos grandes poemas épicos de la cultura griega, pero si aceptamos que su vida transcurrió entre los siglos IX y VIII a. C., debemos aceptar también que reflejan las costumbres de aquella época.
Lo esencial en cada una es la proporción entre dosis activa y dosis letal, pues sólo la cantidad distingue al remedio del veneno
"Comenzando por la Ilíada, la única mención a una pócima con supuestas propiedades alucinógenas es la bebida de Néstor", expone Elisa Guerra Doce, doctora en Prehistoria y autora del trabajo Las drogas en la prehistoria. Esta bebida se compone de una disolución de determinados ingredientes en vino, con lo que "parece sugerir que la finalidad de la mezcla era aumentar la capacidad embriagante del caldo", explica Guerra Doce. "En el mundo clásico era una práctica frecuente reforzar las bebidas alcohólicas con varios principios tóxicos entre los que se incluían plantas psicotrópicas". Así, autores clásicos como Hipócrates o Plinio hacen referencia a la mezcla del vino con beleño o con mandrágora respectivamente.
Al manjar que delante tenían las manos lanzaban
cuando Helena, nacida de Zeus, pensó en otra cosa
y en el vino que estaban bebiendo les puso una droga […]
Este pasaje de la Odisea hace referencia al nepentes, que sería añadido al vino con el fin de "disipar la tristeza de los comensales", explica Guerra Doce, una sustancia a la que se refieren con posterioridad otros autores griegos.
Tal y como explica Antonio Escohotado en su Historia elemental de las drogas, en el mundo griego las drogas ya no son cosas sobrenaturales […]. En su naturaleza está curar amenazando al organismo […]. Lo esencial en cada una es la proporción entre dosis activa y dosis letal, pues sólo la cantidad distingue al remedio del veneno". Escohotado hace referencia a Teofrasto, el que fuera uno de los discípulos directos de Aristóteles y autor del primer tratado de botánica conocido, que, con el ejemplo de la datura metel –una de las solanáceas más activas–, habla del asunto y la importancia de la proporción de la dosis:
"Se administra una dracma si el paciente debe tan sólo animarse y pensar bien de sí mismo; el doble si debe delirar y sufrir alucinaciones; el triple si ha de quedar permanentemente loco; se administrará una dosis cuádruple si debe morir" (Hist. Plant., IX, 11, 6).
Mediante el opio, se inducía a los paciente en un ensueño reparador en los templos de Esculapio
OPIO: LA DROGA MÁS POPULAR
Al igual que sucedía en Egipto, los griegos conocían diferentes drogas y las usaban con fines variados. Desde el cáñamo hasta la mandrágora, pasando por el beleño o la belladona, todas ellas fueron utilizadas en ceremonias o simplemente como divertimento. Sin embargo, "ninguna droga tuvo una popularidad comparable al opio", cuenta Escohotado. Tanto es así que antes de llevar por nombre Sicion, esta ciudad griega fue bautizada como Mekone, es decir adormidera –recordemos que es de esta planta de donde sale el opio–. Pero quizás, su uso médico sea uno de los más llamativos, ya que se empleaba en los conocidos como templos de Esculapio o templos del sueño. En estos centros, cuando el paciente llegaba aquejado de algún tipo de mal, lo primero que hacían era inducirle al "ensueño sanador" con estas sustancias.
Nadie, bajo pena de muerte, podía revelar los secretos de las ceremonias de los Misterios de Eleusis
No podemos dejar de mencionar los Misterios de Eleusis. Según explica Elisa Guerra Doce: en ellos "se honraba a la diosa Deméter y se recordaba el rapto de su hija Perséfone o Koré por Hades. Los rituales comenzaban en febrero, mes en el que se desarrollaban los Misterios Menores en Agrai, como preparación a los Misterios Mayores de septiembre. En éstos, los nuevos iniciados […], reunidos en Atenas, llevaban a cabo una peregrinación al santuario de la diosa, situado en la vecina ciudad de Eleusis […]. A su llegada al templo, participaban de una ceremonia nocturna […] de la que apenas se tienen noticias porque nadie, bajo pena de muerte, podía revelar lo que allí acontecía. Al parecer, los allí congregados eran partícipes de una visión asombrosa, ya que a partir de ese momento pasaban a convertirse en epóptai, 'personas que habían visto'".
La pócima que tomaban los iniciados era el kykeón, compuesta por harina y menta y, en base a los efectos psicoactivos que producía, "bien pudo contener harina contaminada por un hongo visionarios (el cornezuelo del centeno y otros cereales, tanto silvestres como cultivados), que hoy sigue creciendo en la llanura de Raros, muy cerca de Atenas, donde se celebraban los ritos". Se trata de un cornezuelo muy psicoactivo y para activar sus efectos sólo basta pasarlo por agua. "Considerando que esa agua fue el vehículo utilizado por los administradores del santuario nos explicamos –sin recurrir a milagros o a simple credulidad de los fieles– el hondo e infalible efecto de la iniciación", explica Antonio Escohotado en Historia elemental de las drogas.
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